Lo que falta en la política de manejo del fuego en México

A pesar de los avances en manejo de fuego, urge una política con metas concretas que deriven en un presupuesto adecuado para su implementación, dicen Iván Zúñiga Pérez-Tejada y Valeria López-Portillo.

(Expansión) - El humo provocado por los incendios forestales de la temporada 2019 ha tenido fuertes impactos en la calidad del aire de las principales ciudades del centro del país, alarmando a la población y llamando la atención de los medios de comunicación.

Históricamente, la política de manejo del fuego en México, como en muchos lugares del mundo, se ha enfocado en el combate y la supresión de incendios forestales, y en menor medida en su prevención. Así, en el país se ha financiado un amplio rango de actividades que van desde el establecimiento de brechas cortafuego y el control mecánico de combustibles, hasta la formación, capacitación y equipamiento de brigadas de combatientes. Estas actividades requieren anualmente presupuestos importantes, principalmente en años de crisis, como 2011, cuando debido a la gran cantidad de incendios se gastaron más de 559 millones de pesos en la renta de aeronaves especializadas, en sueldos de brigadistas y en la apertura de brechas cortafuegos.

En México, la estrategia de creación, capacitación y equipamiento de brigadas comunitarias contra incendios juega un papel fundamental en el manejo y combate de fuegos forestales, ya que están integradas por voluntarios y voluntarias de comunidades, ejidos y predios privados que conocen bien el terreno y pueden actuar más rápido que los equipos movilizados por las dependencias gubernamentales.

En todos los casos, las brigadas comunitarias son las que responden en primera instancia a los reportes de incendios, haciendo también trabajo de control de combustibles, establecimiento de brechas y muchas otras actividades a lo largo del año. Gracias a esta política implementada por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), el país ha mejorado sustancialmente su respuesta a este problema.

Sin embargo, este año la Ciudad de México y estados aledaños sufrieron condiciones de estiaje prolongado de diciembre a abril, lo que ha favorecido la aparición de fuegos forestales y de otros tipos (incluidos incendios en lotes baldíos y vertederos de basura a cielo abierto), principalmente en las colindancias con Morelos, el Estado de México, y la zona sur y oriente de la Ciudad de México.

Los registros combinados de temperaturas medias y lluvias en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) de 2014 a abril de 2019, indican cambios en los patrones normales: Fue un invierno caluroso en la Ciudad de México y los estados aledaños, que se combinó con una baja precipitación de diciembre de 2018 a abril de 2019, cuando normalmente el estiaje se presenta con mayor intensidad en enero y febrero. Esto implicó un cambio en las condiciones de esta temporada, lo que pudo favorecer la aparición de incendios forestales en la región.

El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de lluvias son factores que están provocando un incremento en el número de incendios forestales en todo el planeta. En el contexto de los cambios en el clima previstos, puede esperarse que los incendios e impactos incrementen en número y severidad.

En los últimos 10 años la política forestal mexicana ha transitado paulatinamente hacia una visión de manejo integrado del fuego. La nueva Ley General de Desarrollo Forestal, promulgada el 5 de junio de 2018, estableció criterios para avanzar en el establecimiento de una política de manejo del fuego que evalúe y maneje los riesgos de incendios forestales, considerando su rol ecológico y sus beneficios en términos económicos, sociales y ambientales en los ecosistemas forestales en los que ocurre.

Sin embargo, a pesar de los avances de la nueva ley en materia de manejo del fuego, aún no se cuenta con una política clara para implementar esta visión, lo que hace necesario que el Programa Sectorial 2019-2024 incorpore líneas estratégicas y metas concretas al respecto que deriven en un presupuesto adecuado para su implementación.

La disminución del presupuesto a la CONAFOR para 2019 afecta directamente los recursos disponibles de la Comisión en general, así como las capacidades de desarrollar e implementar una visión nacional de manejo integrado de fuego

Se requiere del desarrollo de políticas y lineamientos técnicos claros, así como la generación de capacidades a nivel local para que su uso no genere efectos negativos de largo plazo en los ecosistemas.

Además, hace falta fortalecer los sistemas de monitoreo, seguimiento y modelación de riesgos, con el fin de generar información que permita desarrollar mejores herramientas para la toma de decisiones. Todo esto requiere de planeación y presupuestación adecuada, para que las dependencias de gobierno puedan cumplir su mandato de proteger los bienes públicos ambientales y los servicios que de estos obtenemos como sociedad.

A nivel global, el programa Bosques, del Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) ayuda a disminuir la deforestación y a restaurar zonas degradadas mediante la iniciativa

, que permite identificar en tiempo real cambios en las coberturas forestales.

a través su programa local de bosques, trabaja en recomendaciones de política pública para asegurar la gobernanza efectiva e inclusiva de los recursos forestales, mediante el uso de la mejor información disponible y la participación de especialistas en las distintas áreas vinculadas al uso sustentable, conservación y restauración de bosques y selvas.

Sobre este trabajo se publicó el artículo

, donde se describe puntualmente lo sucedido recientemente, mediante el análisis de los datos oficiales de los últimos 20 años.

* WRI agradece a la Doctora Citlali Cortés Montaño, de la KFW Oficina México, por su asesoría y contribuciones para la elaboración de esta columna.