La razón por la cual el Estado puede mantener los precios de la leche relativamente bajos es porque, además, interviene en un eslabón clave de la cadena de suministro, fijando el precio de compra del insumo (leche cruda), por debajo del precio de equilibrio del mercado.
La razón por la que un Estado interviene como jugador en un mercado competitivo es para ampliar la penetración o uso de dicho bien entre un mayor número de usuarios. De otra forma, el sistema competitivo de precios de la economía desplazaría a los consumidores de menores recursos y con alta sensibilidad a incrementos de precios.
Desde un punto de vista social, hay un grueso de habitantes que no podrían consumir determinados productos si estos se ofrecen a precios de mercado. Lo vemos en la industria automotriz, de televisión por paga, entretenimiento, etc.
En estos casos, la intervención del Estado en industrias de consumo básico es completamente válida, e incluso impostergable.
¿Puede pasar lo mismo con el mercado del gas LP?
Depende. Para que la empresa gasera del Estado se vuelva una formadora de precios en el mercado de gas LP, su participación debe ser al menos de un 10% del mercado nacional y que el otro 90% del mercado esté atomizado entre diversas empresas privadas.
Más aún, el Estado debe poder incidir fuertemente en alguno de los eslabones clave dentro de la cadena de suministro, apretando y manteniendo precios cuasi controlados, para así poder cumplir su misión de que el precio del producto final se mantenga bajo. De otra forma, el Estado tendría que recurrir fuertemente al subsidio, lo que inevitablemente mermaría sus finanzas.
Si es así, tengan por seguro que el precio del gas puede mantenerse más estático y sesgado hacía precios más económicos que el precio de equilibrio del mercado.