Cuando se fomenta una verdadera cultura de inclusión en el lugar de trabajo, la diversidad se vuelve parte integral de la estrategia de negocio. Se ha comprobado, por ejemplo, que las empresas con prácticas de talento inclusivo en la contratación, la promoción, el desarrollo, el liderazgo y la gestión de equipos generan hasta un 30% más de ingresos por empleado y una mayor rentabilidad ( Deloitte, 2017 ).
La ruta hacia la verdadera inclusión
Para impulsar el cambio, es necesario abordar la inclusión de manera integral: desde el lugar de trabajo hasta el talento y el mercado en el que operan las empresas. En el Comité de Diversidad e Inclusión de American Chamber/Mexico, consideramos cuatro pilares primordiales:
1. Liderazgo. Todos en la organización podemos ser agentes de cambio y asumir el liderazgo para promover la inclusión. Sin embargo, es clave que el C-Suite esté comprometido con la causa. Como líderes es importante: partir de un interés genuino por el bienestar y desarrollo de los colaboradores; identificar y actuar ante sesgos y privilegios; y permitir y fomentar las contribuciones del equipo, entre otros.
2. Facilities. Los espacios deben ser accesibles y utilizables para todos, con adaptaciones para las necesidades diversas de personas con discapacidad, madres lactantes y adultos mayores, entre otros. Además, las instalaciones deben favorecer la interacción y colaboración del equipo.
Frente al contexto de la pandemia, si los colaboradores están trabajando desde casa, es vital informarnos y procurar que tengan acceso a las herramientas adecuadas para realizar su trabajo, protegiendo su bienestar.
3. Comunicación. Nuestros códigos y políticas de ética empresarial deben estar alineados con la prohibición de la discriminación en todos sus ámbitos (por motivos de género, raza, nacionalidad, orientación sexual, entre otros). Asimismo, se deben crear campañas internas y externas que nos permitan sensibilizar y visibilizar estas mejores prácticas.
4. Reclutamiento, políticas y planes de sensibilización. Podemos partir de realizar una estrategia de reclutamiento inclusiva, para no sesgar la información. Esto incluye no solicitar fotografía en el CV ni hacer preguntas relacionadas a etnias, religión, orientación sexual ni género.