El Protocolo de Kyoto pende de un hilo
A cinco días de haber iniciado la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16) en Cancún, se han registrado pocos avances tangibles y el futuro del Protocolo de Kyoto pende de un hilo.
Tras el fracaso de las negociaciones en Copenhague en el 2009, los países llegaron a Cancún sin intenciones ni esperanzas de firmar un acuerdo jurídicamente vinculante.
"Cancún no será, no puede, ni debe ser un foro para decidir sobre las metas relativas a los porcentajes de disminución de emisiones. No existen las condiciones", dijo Peter Wittoeck, negociador en jefe de la delegación belga y parte del grupo de la Unión Europea.
Ante la caducidad del Protocolo de Kyoto que se cumple en 2012, las voces a favor y en contra de este instrumento internacional, que algunos califican de "limitado", se han escuchado cada vez más fuerte en los foros y pasillos de la COP 16.
Las declaraciones más tajantes han sido las de Japón, quién desde el primer día en la COP anunció públicamente que no inscribirá compromisos en un anexo enmendado del Protocolo de Kyoto, ni aceptará una extensión al primer periodo, y mucho menos un segunda etapa.
Países como Brasil, China y los miembros de la Unión Europea dicen estar abiertos a la posibilidad de un segundo periodo de compromisos en el marco del Protocolo de Kyoto, pero han advertido que sin la participación de los grandes emisores de CO2, como Japón, no tendría ningún sentido.
En los pasillos de la sede en la que se celebran los eventos alternos —el Cancunmesse— organizaciones de la sociedad civil reparten folletos con la leyenda I love Kyoto y piden a Japón que no "mate" el único acuerdo jurídicamente vinculante existente en materia de cambio climático.
Japón argumenta que su posición es resultado de una reflexión seria y constructiva, pues el Protocolo de Kyoto tiene un alcance demasiado limitado que ya no coincide con las necesidades actuales.
"El Protocolo de Kyoto sólo toma en cuenta el 27% de las emisiones totales que se hacen en el mundo y eso lo hace un instrumento demasiado limitado”, dijo Jun Arima, director general de asuntos ambientales del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón.
El Protocolo de Kyoto fue establecido en 1997 y los países que lo ratificaron se comprometieron a reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero —entre los que destaca el dióxido de carbono (CO2)— durante el periodo 2008-2012 en un promedio de 5.2% por debajo de los niveles de emisión de 1990.
Pocos han sido los países que han logrado cumplir con los objetivos establecidos hace 13 años.
La Unión Europea es el único grupo que asegura que ha reducido la generación de gases en un 13% sin dejar de crecer económicamente. En el resto de los países, el más reciente inventario de emisiones de gases de efecto invernadero reveló aumentos en las cantidades liberadas al ambiente.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares ha urgido a los grandes países emisores como China, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón para que en Durban, Sudáfrica —donde se celebrará la COP 17— se pueda acordar un instrumento jurídicamente vinculante, ya sea con la sustitución del Protocolo de Kyoto o con la extensión del mismo.
La delegación mexicana ha insistido en que, un paquete de acuerdos equilibrado que contemple compromisos en materia de adaptación, financiamiento y transferencia de tecnología, permitirá lograr un acuerdo vinculante en la próxima reunión.
"El gran desafío no es sólo colocar en un documento de la ONU los compromisos y acciones de los países desarrollados y en desarrollo, sino hallar una forma por un lado de fortalecer a estos en su decisión y (...) encontrar un mecanismo para seguir adelante", dijo Luis Alfonso de Alba , negociador sobre cambio climático del gobierno mexicano en conferencia de prensa.