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Una pequeña comunidad maya subsiste a un clima cada vez más impredecible

A unos kilómetros de Cancún, donde se lleva a cabo la COP 16, una pequeña comunidad maya busca la manera de adaptarse al cambio climático
dom 05 diciembre 2010 10:20 AM
tabi
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Hace 10 años, Eunice Be Chuc y su esposo cosechaban hasta dos toneladas de granos de maíz, frijoles, ibes y calabazas en su parcela de seis hectáreas. 

En ese entonces alcanzaba para el alimento de ellos, de sus cinco hijos y de sus pollos, pavos, cerdos y patos; podían salir a vender la cosecha para tener dinero en efectivo. Ahora, lo poco que juntan únicamente les alcanza para consumirlo en familia. Los animales los vendieron hace un par de años.

"Ya no da. Hay veces que hay sequías y ya no da. Cosechas tu milpa pero da muy poco. Antes llovía a tiempo y la milpa producía más", dice Eunice, una mujer de 51 años.

"Últimamente han pasado también cada vez más fuertes los huracanes. O no tenemos agua o tenemos demasiada que destruye todo".

Años enteros sin lluvias, huracanes que destruyen todo lo que encuentran a su paso   y días que son cada vez más calientes han cambiado la rutina y las costumbres de los habitantes de Tabi, una pequeña comunidad maya a unos 230 kilómetros al sur del centro turístico de Cancún.

Saulo Chuk Moo, comisario ejidal de Tabi, dice que los últimos tres años las lluvias han sido más escasas que nunca. Además, el aumento en las temperaturas ha obligado a que los ejidatarios madruguen cada vez más para trabajar su tierra.

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"Antes las jornadas empezaban a eso de las seis de la mañana y se trabajaba hasta las dos o tres de la tarde. Ahora, la gente se levanta a las cuatro de la mañana y a las 10, 11, tiene que parar porque les duele la cabeza por el calor", cuenta.

Los habitantes de Tabi creen que las altas temperaturas también han provocado que caiga "lluvia caliente" que echa a perder sus cultivos.

"Es una lluvia que cae de noche y que cae tibia y que daña los frutos. Como con esta naranja, que se ve sucia y que se cae del árbol antes de madurar", explica Aidé Araceli Bastida, de 31, y muestra una naranja verde con manchas negras en la cáscara.

La gente de Tabi ha oído hablar del fenómeno del cambio climático y creen que, tal vez, ese sea el motivo por el que ya no puedan saber con certeza cuándo va a llover.

Ahora, buscan alternativas para poder completar la cantidad necesaria para tener maíz para autoconsumo.

Por ejemplo, Candelario Beh Pat, de 64 años, siembra dos tipos de semillas. Unas que dan en dos meses y medio y otras que tardan cuatro a cinco meses. Comenzó a hacer eso hace poco, por primera vez en 30 años de trabajar sus tierras.

"Así si hay un huracán, alcanzo a tener algo de comida", explica.

El cambio climático y sus efectos en la agricultura

Una de las actividades más vulnerables al cambio climático en América Latina y el Caribe es la agricultura, según la  Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).  

En un foro organizado por la Cepal a inicios de noviembre en Chile, expertos en la materia advirtieron que más de 50% de la población rural de América Latina y el Caribe vive en la pobreza y, por ello, es especialmente vulnerable a los efectos del  cambio climático  en el campo.

Según un estudio elaborado por la organización Oxfam, en el 2009, las sequías e inundaciones en México afectaron aproximadamente 75,000 hectáreas de café, maíz, trigo, sorgo, frijoles y ajonjolí.

“Las pérdidas por los impactos del cambio climático en la producción agrícola mexicana podría alcanzar entre 16 y 22 mil millones de pesos”, se detalla en el informe Cambio Climático en América Latina, Preguntas y Respuestas, publicado en octubre del 2010.

El gobierno estatal de Quintana Roo asegura que el huracán Wilma, que pasó por la entidad con una intensidad de categoría 5, provocó pérdidas estimadas por 19 mil millones de pesos y destruyó 850 mil hectáreas de selva.

Si bien la adaptación al cambio climático es uno de los ejes de las negociaciones que se llevan a cabo en la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16), aún no se han definido mecanismos claros al respecto.

Países como México han propuesto una especie de fondo al que puedan acceder los países en desarrollo para obtener recursos para la reconstrucción de la infraestructura dañada y pagar compensaciones por las pérdidas generadas por los fenómenos climatológicos cada vez más extremos.

"A pesar de que nosotros somos los más afectados, no tenemos la manera de resguardarnos de los ciclones y sobrevivir las sequías. Sólo pido que sean conscientes de eso", dice Eunice.

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