Campesinos y activistas evitan enfrentamientos con policías federales
Los escudos, los cascos y las máscaras antigases que portaban alrededor de 1,000 elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) para protegerse de los posibles ataques de los manifestantes que marcharon para exigir medidas claras contra el cambio climático , no fueron necesarios.
Alrededor de 1,000 campesinos que avanzaron sobre la vía que lleva al Aeropuerto Internacional de Cancún, con la intención de llegar a la sede oficial de las negociaciones de la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático (COP 16) decidieron detenerse unos metros antes de cruzar un retén ubicado a 1,500 metros del Moon Palace.
De las bocinas instaladas en las camionetas que dirigían la protesta que dio inicio a las 9:30 de la mañana, los organizadores pidieron a los participantes evitar acercarse a los elementos de seguridad que más adelante esperaban al contingente.
“Si deciden avanzar es ya bajo su propio riesgo compañeros”, se escuchaba.
Tras andar, bailar y gritar consignas por unos 4 kilómetros, los campesinos organizados bajo el movimiento internacional conocido como Vía Campesina, decidieron estacionar de manera horizontal un camión de redilas sobre la avenida por la que iban avanzando.
Ahí, instalaron improvisadamente un escenario en el que indígenas, campesinos y negociadores de países como Bolivia, se subieron para pronunciar discursos que sobre la necesidad de tomar en cuenta las necesidades de los pueblos originarios y de los grupos más vulnerables al cambio climático.
Mientras se llevaba a cabo el mitin, un pequeño grupo de participantes decidió acercarse a los policías federales. Se sentaban a su lado o los abrazaban sin pedirles autorización, para poder tomarse una foto con ellos.
Una fila de policías a unos metros obstruyó la circulación por más de 3 horas y tuvieron que permanecer parados bajo el sol en espera de que los manifestantes regresaran al centro de Cancún.
La marcha que llevaron a cabo integrantes de organizaciones de la sociedad civil concluyó sin mayores incidentes, según autoridades locales del municipio de Benito Juárez, en el que se encuentra el centro vacacional de Cancún.
Las demandas de los indígenas y campesinos
Feliciana Macario, ejidataria de 40 años de la zona Quiché de Guatemala, se puso de acuerdo con otros compañeros de su ejido para ahorrar lo necesario para llegar a Cancún y participar en las actividades que organizaciones campesinas internacionales llevan a cabo de manera alterna a la COP 16.
“Tuvimos que ahorrar y juntamos dinero de todos para que yo pudiera estar aquí, hablando de mi experiencia en representación de las 3,000 familias que viven en mi comunidad”, cuenta.
“El dinero es una cuestión de lujo. Lo que realmente importa es cuidar el agua, la tierra, los bosques. Sin ellos, el dinero no vale nada”, dice.
Tom Goldtooth, aborigen estadounidense de la zona de Minnesota cuenta que donde vive los bosques, el agua y las montañas han sufrido el impacto del cambio climático de tal manera que ya no se pueden encontrar los animales que cuando era pequeño podía ver.
“Venimos a acá porque necesitamos que nos escuchen. Que vean que estamos pendientes de sus decisiones y tratar de que se nos tome en cuenta porque nosotros, sin emitir gases ni CO2, somos los que más sufrimos a consecuencia de un calentamiento global”, explicó.