Muchas promesas y pocos compromisos de los "Acuerdos de Cancún"
Cuando el ministro de Medio Ambiente de India, Jairam Ramesh, dijo que la cumbre climática de Cancún sería exitosa gracias a la presencia de una "diosa", los delegados de más de 190 países iniciaron su vigésima ronda de aplausos para la canciller mexicana, Patricia Espinosa, quien lideró los trabajos de los recién aprobados "Acuerdos de Cancún".
El festejo de Ramesh resultó parcialmente cierto, pues a pesar del contento de las Partes, no se establecieron mecanismos para llevar a término los acuerdos y tampoco se establecieron obligaciones concretas para la reducción de las emisiones contaminantes.
La décima sexta Conferencia de las Partes (COP 16) de Naciones Unidas sobre cambio climático, inició el 29 de noviembre con pocas expectativas de éxito. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y la misma Espinosa habían advertido sobre las nulas posibilidades de alcanzar acuerdos vinculantes (obligatorios), pero coincidían en que habría "avances tangibles".
Por esta razón y para bañarse en gloria, la conferencia de Cancún propuso un documento de promesas, el cual fue aceptado por 193 de las 194 partes que coincidieron en dejar la discusión del régimen vinculante para 2011 en la COP 17 de Durban, Sudáfrica.
Pese a la negativa de Bolivia de firmar, la presidenta de la COP, la canciller mexicana Patricia Espinosa, destacó que era la primera vez que se llegaba a un acuerdo contra los efectos del cambio climático por consenso. La secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), Christiana Figueres, aseguró que Cancún "restableció la confianza en que el proceso multilateral en el tema de cambio climático puede generar resultados".
El documento final -adoptado tras una última sesión de casi 24 horas- destaca la promesa de los países firmantes para reducir entre 25 y 40% sus emisiones contaminantes en un plazo que se alarga hasta 2030, tomando como base los registros de 1990.
Entre los firmantes destacan China, Estados Unidos e India, los tres países más contaminantes en la actualidad, que adicionalmente convinieron en informar a la UNFCCC sobre el volumen de sus emisiones, información que tradicionalmente se habían negado a proporcionar.
Los "Acuerdos de Cancún" también lograron una promesa de los firmantes para trabajar en un segundo periodo del Protocolo de Kyoto , el único que obliga a 36 países desarrollados a reducir sus emisiones contaminantes en el periodo 2008-2012.
La propuesta de México en la COP 15 de Copenhague para tener un fondo verde se hizo realidad en Cancún: 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020 para medidas de adaptación y mitigación en países en desarrollo. Todos los países que reciban estos recursos deben rendir cuentas de en qué y cómo los utilizaron.
Todavía no está definido, sin embargo, el régimen que dará vida a este mecanismo, es decir, quién aportará los fondos -medios públicos, privados y multilaterales- y cómo se distribuirán. Estos aspectos deben quedar establecidos en 2012, cuando termina el actual financiamiento.
Las partes también aceptaron impulsar el programa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD) para bosques.
La promesa es destinar fondos a los países que desarrollen programas de conservación de sus bosques, sin embargo, no está definido la mecánica del mismo. No se estableció un fecha específica para lograr el acuerdo, pero se espera que quede resuelto en la cumbre de Sudáfrica en 2011.
Las organizaciones ambientales también celebraron la firma de los Acuerdos que reconocen la "brecha" entre las promesas de reducción y el monto realmente necesario para evitar el aumento de más de 2 grados centígrados de la temperatura del planeta. Incluso hay un compromiso para revisar, en la COP 17, la posibilidad de que la temperatura no aumente a más de 1.5 grados.
Los "Acuerdos de Cancún" ponen sobre la mesa las promesas de 193 estados partes que trabajarán todo un año para llegar a Durban, en diciembre de 2011, con la disposición para escribir un régimen del clima con obligaciones.