El campo mexicano considera el maíz transgénico la solución a su rezago
Una decena de asociaciones agrícolas del norte de México insistió en la necesidad de que se levanten las trabas a la siembra de maíz transgénico , para aumentar la competitividad del campo, reportó EFE.
"El mejoramiento genético en materiales transgénicos es vital para aumentar la productividad del campo mexicano", apuntaron este martes en un espacio pagado en la prensa nacional, ante el aplazamiento gubernamental a las pruebas piloto de siembra transgénica.
Los cultivos modificados genéticamente "han incrementado la competitividad de los productores del campo en más de 20 países, muchos de ellos, nuestros socios comerciales", señalan las 10 asociaciones, pertenecientes a los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas, con grandes áreas dedicadas a cultivos.
Según las asociaciones agrícolas, el país importa anualmente más de nueve millones de toneladas de maíz -en su mayoría transgénico, aseguran- equivalente al 30% del consumo nacional, lo que proporciona a productores extranjeros unos 40,000 millones de pesos.
Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, de enero a noviembre de 2010 se importaron unas 7.6 millones de toneladas de maíz, con un valor aproximado de 19,326 millones de pesos.
México, uno de los ocho lugares de origen de este cereal en el mundo, cuenta con 59 especies y 200 variedades adaptadas de este cereal, que comenzaron a cultivar los antiguos olmecas y aztecas.
El Ejecutivo concedió a finales de 2009 algunos permisos para cultivar experimentalmente el producto, que recayeron en los gigantes estadounidenses Monsanto y Dow Chemical, lo que agradó a la patronal agrícola. Ésta instó poco después a ampliar la autorización a las semillas transgénicas, con el fin de "modernizar el campo".
La iniciativa se topó con el rechazo frontal de Greenpeace y decenas de organizaciones ambientalistas mexicanas, que también reprocharon a Naciones Unidas en una carta su apoyo a la modificación genética.
Tanto el Distrito Federal como el estado de Tlaxcala se han declarado zona libre de transgénicos y promulgado normativas para proteger sus variedades de maíz.
"En los territorios de los pueblos indígenas de México y en las comunidades campesinas no indígenas, existe una gran riqueza genética de maíz con un gran potencial para generar los maíces del futuro para México y el mundo, ante el cambio climático", aseguró el grupo campesino agroecológico Vicente Guerrero, del estado de Tlaxcala, en un comunicado.
También denuncian la "contaminación con transgénicos en Chihuahua y otros estados", y resalta la labor de la sociedad civil en denunciar el "ingreso silencioso" de estos granos al país.
El campo mexicano ha sido históricamente una de las áreas económicas más destacadas para el país. Un 17.3% de los mexicanos que trabajan se dedican a las actividades primarias, según datos del INEGI del 2009. A lo largo de las últimas décadas, el sector ha acusado un atraso por el déficit de tecnología y la pronunciada atomización productiva.