Granjas en la prefectura de Chiba registran niveles altos de radiación
A unos 160 kilómetros de la planta nuclear de Fukushima, las granjas de la región están cultivando más que espinacas. Un medición de radioactividad en dos áreas de cultivo demostraron que los niveles registrados son el doble de lo que normal, según mediciones realizadas por CNN.
Aunque las dos mediciones aleatorias realizadas por el equipo de CNN en Japón realizó no son suficientes para sacar conclusiones, sí reflejan lo que el gobierno de ese país sospecha: la radiación ha entrado a la cadena alimenticia.
Recientemente las autoridades japonesas encontraron niveles altos de radiación en la leche, según lo dio a conocer el vocero del Primer Ministro, Noriyuki Shikata.
Aunque las autoridades aclararon que los niveles encontrados en los alimentos no son extremadamente altos, las autoridades ya han comenzado a prohibir la venta de los productos cultivados cerca del complejo nuclear de Fukushima Daichi.
Japón es el tercer productor de espinacas en el mundo, según un reporte del Centro de Recursos de Comercio Agrario, que pertenece a la Universidad de Iowa, y está dentro de los 20 alimentos más importantes para los japoneses, de acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Europa tuvo un caso similar en 1986 por el accidente en la planta nuclear de Chérnobil, en Ucrania, que contaminó grandes áreas que producían alimentos en el este europeo y en la región escandinava.
Satoshi Takaya, experto en sanidad de alimentos, fue parte del equipo encargado de que no entraran a Japón alimentos contaminados, y asegura que la situación en la planta nuclear de Fukushima Daichi no es comparable al caso de Chernobil.
Sin embargo, Takaya no descaró un impacto considerable en la economía de los agricultores.
Yukie Uchida, una mujer de 83 años que se ha dedicado al cultivo de espinaca, dijo que no ha notado nada extraño en granja. “Es molesto que te digan que ha aparecido radiación en tus cultivos”, dijo.
Por primera vez en su vida, Uchida teme por la tierra que ha estado en la familia de su esposo por generaciones.
Al parecer, el miedo entre los consumidores japoneses está avanzando más rápido que la radiación en los alimentos.