Un barrio de Kenia diseña una cocina comunitaria que funciona con basura
En las afueras de Nairobi, la capital de Kenia, montañas de basura se apilan a lo largo de las polvorientas calles y caminos del barrio más agrande de África.
Debido a que las autoridades no proveen del servicio de recolección de basura, toneladas de bolsas plásticas, botellas y desperdicio de comida , conforman un peligroso escenario para la salud de miles de personas que viven en el suburbio de Kibera.
Pero en medio de este desorden, en la comunidad de Laina Saba, un proyecto de bajo presupuesto, llamado la "Cocina comunitaria", ayuda a limpiar las calles.
La "Cocina comunitaria" es un dispositivo que utiliza basura como su fuente de energía para generar el calor de una larga estufa que los residentes locales usan para cocinar y calentar agua.
Todos los días, miembros de la comunidad entregan toda clase de desechos al proyecto a cambio de poder usar la estufa. La basura es separada por materiales y almacenada en pilas.
Una vez seca, se empujan a través de una chimenea hacia un horno, cuya temperatura es tan alta que puede destruir las toxinas de la basura.
“Las chispas del proceso de desintegración alcanzan a la basura que ha sido depositada en el horno, y al final se produce una buena cantidad de fuego”, explica Bernard Asanya, quien es el encargado del proyecto de la "Cocina comunitaria".
“Para aquellos que no pueden traer basura a cambio de tiempo para poder usar la estufa, también pueden hacer un pago para que puedan cocinar”, añadió.
Este concepto sustentable fue incluso nominado para el premio del Festival Mundial de Arquitectura 2008, en la categoría de Energía, Desperdicio y Reciclaje.
Asanya explica que el proyecto le permite a los habitantes de este barrio tener una forma de cocinar sus alimentos. La mayor parte de los habitantes de Kibera viven con menos de un dólar al día. “Mucha gente usa carbón y parafina, pero son combustibles caros si se comparan con el precio de usar la cocina comunitaria".
Hasta el momento, las calles de Laina Saba tienen menos basura como resultado de la cocina, asegura Asanya. Sin embargo, está consciente de que se necesitan más innovaciones y acciones para poder mostrar los altos riesgos sanitarios que surgen de tirar basura.
“Debemos darle más información a la comunidad de los peligros y las consecuencias de tirar innecesariamente los desperdicios por todos lados”, dijo.
Pero el proyecto le ha dado a los residentes del barrio una esperanza que va más allá de limpiar las calles.
“Algunos jóvenes, como yo, descubrimos que después de cocinar podemos vender algo de nuestra comida, y eso es una oportunidad de trabajo”, explica Ebby Ang’awa, quien es una de las usuarias de la cocina comunitaria.
“En verdad ayuda a la comunidad”. Ella asegura que esta innovación traerá un cambio a la región.