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El vuelo del 'Solar Impulse' es frustrado por el mal clima en Francia

El Solar Impulse espera en París a que los cielos se aclaren para poder demostrar de lo que sus celdas solares son capaces de hacer
jue 23 junio 2011 07:00 AM
solar impulse Francia
solar impulse Francia solar impulse Francia

Se necesitan más que charcos para detener el despegue de un avión convencional de la pista, pero el Solar Impulse no es como los demás.

La industria aeroespacial se ha reunido en la Exhibición Aérea de París para apreciar aviones de combate, de acrobacia y escuchar el rugido de los aviones comerciales sobrevolar el cielo gris.

Al final de la pista de aterrizaje, el equipo del avión Solar Impulse espera pacientemente que las nubes se vayan y les de la oportunidad de mostrar lo que esta revolucionaria aeronave puede hacer.

El aeroplano fue idea de dos aviadores, Bertrand Piccard, quien hizo historia con su primer viaje alrededor del mundo en un globo aerostático en 1999 y Andre Borschberg.

Tiene la envergadura de un A340, el peso de un automóvil deportivo y la potencia de un ciclomotor, pero como el piloto Borschberg explica, no es cuanta potencia tiene, sino de dónde proviene, eso es lo importante.

“Vuela a 70 kilómetros por hora, pero la velocidad no es relevante, es la energía”, insiste el piloto.

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Su energía proviene del sol. Solar Impulse es una aeronave que no utiliza combustible, su potencia es suministrada por más de 11,000 paneles solares que recubren sus gigantescas alas.

En su primer vuelo de prueba, en julio de 2010, sus paneles solares permitieron que volara por 26 horas seguidas . El próximo reto está previsto para 2014, cuando intentarán volar sin parar alrededor del mundo. Su objetivo en la exhibición es vender la idea de energía sostenible.

“Queremos demostrar que la tecnología nos permite mantener la misma calidad de vida de hoy, alcanzar nuestras metas, pero hacerlo usando menos energía”, agrega Borschberg.

“Si se puede hacer lo que hemos hecho con energía solar en un avión, entonces podemos definitivamente hacerlo en tierra”, dice el piloto. “Nuestro objetivo es motivar a las personas para que cambien”.

“En el viaje de 24 horas se almacenó tanta energía que si se hubieran tenido más paneles solares, podría haberlo vuelto a cargar cuando aterrice, esa es una gran sensación, si se compara con la cantidad de combustible que se utiliza durante los vuelos”.

El próximo proyecto es el Solar Impulse Mark II, una versión modificada del avión original con una cabina más amplia. Una necesidad para realizar el vuelo alrededor del mundo.

Borschberg sabe que no habrá un cambio radical en esta industria de manera inmediata, pero espera ser la chispa que comience a iluminar este nuevo rumbo.

Andre Borschberg agrega: “tomará tiempo hasta que los vuelos se realicen completamente con energía limpia, pero todo acerca de viajar toma su tiempo. Pasaron 25 años entre el primer vuelo y la primera vez que Charles Lindbergh atravesó el Atlántico. Se va a demorar, pero este es el primer paso”.

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