La lucha por las calles, una batalla perdida para los autos en Europa
Las ciudades europeas se comprometieron a ser mucho más amigables con sus habitantes, y ya dieron el primer paso para ello: ser más hostiles con los automóviles, de acuerdo con el diario The New York Times.
Los métodos son variados: desde hacer más caro el mantener un automóvil, hasta hacer miserable el recorrido con límites de velocidad.
Ciudades como Viena, Munich y Copenhague han cerrado varias calles al tránsito, y Barcelona y París han cedido carriles de sus avenidas para los ciclistas. Además en Londres y Estocolmo los conductores deben pagar altos cargos por transitar en las congestionadas calles del centro de las ciudades.
“En los Estados Unidos se ha privilegiado la tendencia a adaptar las ciudades a la experiencia de manejo, pero aquí los esfuerzos se han concentrado en hacer las ciudades más amigables con las personas ”, dijo al diario estadounidense Peder Jensen, quien dirige el grupo de Energía y Transporte de la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Mientras que pocas ciudades de Estados Unidos se han propuesto reconquistar las calles para los peatones, en Europa se han encontrado diversos motivos para arrebatarle las calles a los autos.
Uno de ellos es que las antiguas ciudades, que han estado mucho antes de que los automóviles tomaran sus calles, no están hechas para pesados flujos de tráfico. Además de que las autoridades europeas se han esmerado en ofrecer una red de transporte público muy superior a la de otros países.
Pero también existen motivos para promover ciudades más limpias .
“Los países de la Unión Europea tal vez no puedan alcanzar los compromisos establecidos en el Protocolo de Kioto para reducir sus emisiones de dióxido de carbono, a menos que corten el uso de los automóviles. Estados Unidos nunca ratificó este documento”, explica The New York Times.
Los esfuerzos para sacar a los automóviles de las ciudades comienzan por parte de las autoridades. Alrededor del 91% de los delegados del parlamento de Suiza toman el tranvía para llegar a su trabajo.
El primero de muchos complicados pasos para sacar a los conductores de sus autos es ofrecer buen transporte público. Otra de ellas es hacer más difícil y costoso estacionarse.
“Hay estacionamientos por todos lados en Estados Unidos, pero están desapareciendo del espacio urbano en Europa”, añade Michael Kodransky del Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo, con sede en Nueva York.
En Copenhague, Peder Jensen de la Agencia Europea del Medio Ambiente, presumió que en el edificio en el que se encuentra este organismo hay 150 espacios para estacionar bicicletas y sólo un cajón para un auto, habilitado para un trabajador con discapacidad.
Otra ciudad ejemplar en el empoderamiento de los peatones es Zurich, donde las luces rojas para los automóviles se han prolongado para permitirle a los peatones mayor comodidad al cruzar las calles.
“Nosotros nunca sincronizaríamos los semáforos pensando en los autos, no con nuestra filosofía”, explicó al diario estadounidense, Pio Marzolini, un oficial que coordina uno de los cruces en Zurich, y añadió que “cuando me encuentro en otras ciudades, siento que siempre estoy esperano a poder cruzar la calle. No puedo hacerme a la idea de que soy menos valioso que un auto”.