Una organización quiere repartir un millón de lámparas solares en Kenia
Cada noche, miles de niños en Kenia se sientan y hacen sus tareas bajo la luz de lámparas de queroseno.
Sin embargo, el hollín emitido por las lámparas encendidas no sólo son un peligro ambiental, los gases tóxicos emitidos pueden causar graves daños en los niños y los pone en riesgo de enfermedades respiratorias.
Alice Njeri vive con sus dos hermanas y sus hijos en Kayole, un suburbio de Nairobi. Asegura que es difícil vivir con la contaminación en el interior.
“La lámpara de queroseno emite humo y causa problemas a los ojos de mi hijo y el humo puede hacer que surjan lágrimas”, dice.
El Programa Ambiental de las Naciones Unidas dice que en las zonas rurales de Kenia mueren más mujeres por enfermedades relacionadas con el humo que de malaria o tuberculosis. El humo proviene combustibles para cocinar y de las lámparas para iluminar.
Los agentes inflamatorios de las lámparas de queroseno han sido relacionados con todo, desde cáncer hasta déficits de conducta. Las lámparas también son un riesgo de seguridad, ya que se pueden caer fácilmente y provocar incendios en el hogar.
De acuerdo con el banco de datos estadísticos de la Agencia Central de Inteligencis (CIA, por sus siglas en inglés), sólo una cuarta parte de los hogares en Kenia tiene electricidad. Se estima que alrededor de un tercio de los kenianos dependen de las lámparas de queroseno para sus necesidades de iluminación.
Los retos de un proyecto de sol
Sin embargo, una empresa está en una misión para cambiar esto y tiene como objetivo reemplazar un millón de linternas de queroseno con lámparas solares.
Es un proyecto ambicioso, pero que el equipo considera puede hacer una diferencia para la gente que vive en las zonas rurales de Kenia y que no tiene acceso a la electricidad.
“Las luces solares tienen un gran impacto en la salud, la educación, la productividad y en general incrementan la calidad de vida de las personas”, dice Joseph Nganga de Solantern, una iniciativa llamada del proyecto Renewable Energy Ventures.
Las linternas cuestan alrededor de 25 dólares y se alimentan a través de un panel solar que carga la batería de iones de litio. Solanterns señala que ha llegado a 1,500 hogares. Esto con la ayuda de Estados Unidos a través del USAID, que compró y distribuyó 500 lámparas alrededor de Nairobi. Pero al equipo le falta mucho por recorrer para lograr su objetivo.
“Esperamos expandir el acceso para las lámparas solares a través de una oferta más amplia de producto que satisfaga las necesidades y presupuesto del consumidor”, dice Nganga.
“La conciencia del consumidor es fundamental para poder alcanzar nuestro objetivo de reemplazar un millón de lámparas de queroseno con un millón de lámparas solares”, añadió.
La empresa dice que cada lámpara reducirá 135 kilogramos de CO2 y ahorrará 52 litros de queroseno durante su vida útil. La organización estima que durante un periodo de tres años las familias ahorrarán 140 dólares en costos de iluminación, por lo que a largo plazo, las lámparas solares son más baratas que las de queroseno.
Leah también vive en Kayole y tiene un hijo en el último año de primaria. Ella dice: “Dada mi condición actual y el alto precio de los combustibles, me impiden en ocasiones comprar queroseno”.
“Alguna veces mi hijo no podía hacer la tarea así que la lámpara realmente me ha ayudado”.
También se acredita a la luz solar mejores resultados en la escuela. De acuerdo con una investigación de Solantern, más de la mitad de los niños que viven en hogares con lámparas solares pudieron estudiar dos horas más durante la noche.
“El desempeño de mi hijo es diferente ahora, porque no podía hacer la tarea y estudiar en la noche con la lámpara de queroseno”, añade Leah. “Ahora tiene mejor desempeño”.
Así como usa una lámpara solar en su casa, Njeri dice que ella usa otra en su puesto del mercado en las tardes. Sus fabricantes dicen que puede llevar a mayores ventas de frutas y vegetales ya que el producto no es arruinado por el humo de las lámparas de queroseno”.
“Mis hijos me dicen que no vuelva a usar la lámpara de queroseno, en lugar de eso me piden que la entierre”, dice Njeri.