Cómo inciden los fenómenos climáticos en las guerras civiles
Cuando pienses en la guerra civil que se desarrolla en algunos países del mundo, piensa en el cambio climático como una de las causas.
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature revela que el fenómeno climático de Oscilación del Sur El Niño (ENSO por sus siglas en inglés) desempeñó un papel en el 21% de los conflictos civiles desde 1950 hasta 2004. Esto se ve principalmente en los países más pobres de los trópicos, como Sudán y Ruanda . Las naciones más ricas afectadas por El Niño, como Australia , no presentan estos problemas.
Los autores del estudio no establecen que este fenómeno climático provoque los conflictos, pero sí contribuye.
Esto es similar al incremento en accidentes automovilísticos en carreteras congeladas. El hielo no provoca los incidentes, pero es parte de la situación, dice el coautor del estudio, Solomon Hsiang, investigador posdoctoral asociado de la Universidad de Princeton.
La probabilidad de que surja una nueva guerra civil en los trópicos se duplica durante el tiempo que dura este sistema climático, relacionado con el calentamiento de la temperatura del océano en el Pacífico ecuatorial, en comparación con los años de La Niña , cuando esas temperaturas se enfrían. El Niño ocurre cada cuatro o cinco años, y dura aproximadamente un año.
¿Qué es El Niño, y por qué podría conducir a la violencia?
El Niño se refiere a un enorme movimiento de agua en el Océano Pacífico, explica Hsiang. Durante un año normal, existe cierto patrón en el que el viento sopla mucha del agua de la superficie del océano tropical hacia el oeste.
A veces ese patrón cambia, y el agua caliente 'se mueve' hacia el Pacífico oriental, liberando una gran cantidad de energía en la atmósfera y provocando un mayor calentamiento. Esto genera una ola en la atmósfera que queda atrapada en los trópicos que rodean al ecuador, lo que resulta en el calentamiento y la sequía asociada con el fenómeno de El Niño. Durante los años de La Niña, la tendencia es la opuesta, con temperaturas más frías en el Pacífico ecuatorial.
El Niño puede provocar efectos que influyen en el malestar social. Por ejemplo, los patrones de calentamiento pueden conducir a la escasez de agua y a las grandes pérdidas de los cultivos, lo que tiene un impacto negativo en la economía de los países, particularmente en las poblaciones que dependen de la agricultura para subsistir.
Asimismo, esto puede afectar al mercado laboral. Los cambios en el clima también pueden facilitar la propagación de enfermedades y contribuir a la hambruna. En situaciones desesperadas, luchar por los recursos se puede ver como una opción viable o necesaria.
Investigaciones previas sugieren que los climas más cálidos tienen efectos psicológicos en las personas: las altas temperaturas hacen que la gente sea más agresiva, lo que provoca pensamientos y sentimientos hostiles. Esta idea alimenta los indicios de que hay más probabilidad de crímenes violentos cuando hay más calor.
Para Thomas Homer-Dixon, experto en ciencias políticas de la Escuela Balsillie de Asuntos Internacionales en Waterloo, Canadá, es necesario investigar más para conocer el papel que El Niño desempeña en los conflictos violentos, pero la premisa es sólida.
"Observé los métodos muy detalladamente, esto es lo más parecido a un argumento sólido", dice Homer-Dixon, quien no participó en el estudio de Nature, pero también ha analizado el tema. "Ahora hay muchas cosas más que se tienen que hacer. Este tan sólo es el comienzo".
¿Entonces qué pasa con el calentamiento global?
Los autores del estudio advierten que los patrones de El Niño son distintos a los del calentamiento global, pero también hay implicación.
De hecho, tal vez vimos ese caso en la Primavera Árabe, dice Homer-Dixon. Medio Oriente no sufre variaciones climáticas relacionadas con El Niño, pero un reciente calentamiento inesperado en una diferente región del mundo bien pudo contribuir a la inestabilidad.
La situación se puede ver de esta manera, dice Homer-Dixon: Las inusuales altas temperaturas en Rusia en el verano de 2010 (posiblemente por el calentamiento global) provocaron sequías y obstaculizaron la producción de alimentos, lo que elevó los precios de la comida. La crisis económica resultante es un factor que impulsó a la reciente inestabilidad en el Medio Oriente.
"El tipo de fenómeno climático que estos autores buscaron en el pasado no es distinto al tipo de shock climático que aparentemente contribuyó a los levantamientos en Medio Oriente", dice.
Qué se puede hacer
Armados con el conocimiento de que El Niño se asocia con conflictos de mayor violencia en los trópicos, las personas en las áreas afectadas tal vez puedan tomar ciertas medidas preventivas antes de que ocurran los brotes, dice Hsiang.
Los grupos humanitarios pueden aumentar sus esfuerzos de recaudación de fondos para prepararse para el fenómeno y alistar recursos de manera más efectiva, para llegar a las personas antes de una crisis. Difundir el mensaje entre la población también puede ayudar. Por ejemplo, un agricultor que sabe que hay mayor probabilidad de sequías podría ahorrar más agua para evitar que mueran sus cosechas.
De acuerdo con los últimos datos del Centro de Predicción Climática del Servicio Meteorológico de Estados Unidos, el hemisferio norte de nuestro planeta actualmente es un estado "ENSO-neutral", lo cual seguirá durante el otoño de 2011 y probablemente avance hacia un fenómeno de La Niña. Así que no tendremos un fenómeno de El Niño este año.
Mientras, los países pueden tomar medidas para mitigar la amenaza del cambio climático provocado por el hombre, dice Homer-Dixon. Es verdad que la violencia ligada a cambios de clima más calurosos impacta en sociedades pobres que dependen de los alimentos que cultivan ellos mismos, pero hay efectos secundarios que amenazan la seguridad mundial. Podrían surgir brotes de violencia en Estados Unidos, mientras las terribles sequías continúan.
"Pensar que podemos aislarnos de estas cosas es una verdadera locura", dice Homer-Dixon.