"Excremento energético", 'apestosa' manera de generar electricidad
En el zoológico de Munich puedes ser testigo de los rituales de apareamiento de los alces, escuchar el canto de los pájaros ibis por la mañana o visitar a los elefantes de India, quienes ayudan a generar electricidad con su excremento.
Esto es posible gracias a lo que el zoológico llama “excremento energético”, en donde la energía que contiene el desperdicio de los animales puede ser convertido en combustible, en forma de biogás.
Funciona de la siguiente manera: el zoológico ha construido tres contenedores, cada uno con capacidad para 100 metros cúbicos de desperdicios de animales, lo que equivale a una semana de estiércol recogida de las jaulas de todos los animales vegetarianos.
Una vez dentro del contenedor, se mezcla con agua caliente y se deja que actúen las bacterias de los deshechos para que descompongan la materia en un periodo de 30 días, bajo este ambiente libre de oxígeno.
El resultado es biogás, compuesto en su mayoría por metano y dióxido de carbono, y a través de rendijas instaladas en el techo de los contenedores, el gas es recolectado en un “globo gigante”, explica el supervisor Dominik Forster.
El biogás alimenta una planta generadora de electricidad. Forster apunta que el biogás capturado en este globo, que parece más un pequeño Zeppelin, puede almacenar una cantidad suficiente como para satisfacer el 5% de las necesidades de electricidad del zoológico.
“Cuando convertimos el biogás en energía, también se produce calor, que también almacenamos”, dice Forster. Esto usado posteriormente para calentar el complejo de los gorilas, “pero podría ser usado para calentar unos 25 hogares”, agregó.
Una vez que el proceso de fermentación concluye, los restos del excremento son usados como abono para cultivar más alimento para los animales del zoológico.
“No desperdiciamos nada”, asegura Forster, quien además dice que es el único zoológico en Alemania que genera electricidad de esta manera.
Un elefante maduro puede comer hasta 100 kilogramos de fruta, vegetales y pretzels al día, lo que les permite generar montañas de excremento todos los días y Forster calcula que al año los animales del zoológico pueden generar unas 2,000 toneladas de desperdicio.
Esto es suficiente como para darle electricidad a unos 100 hogares de Munich, una cifra que parece pequeña comparada con la población de 1.3 millones de habitantes en la ciudad, de acuerdo con estadísticas del CIA World Factbook.
El problema es que el estiércol en sí no produce una cantidad considerable de energía en relación con la cantidad de se coloca en el contenedor, dice Geraint Evans, el director del área de biocombustibles del Centro Nacional de Energía Biorenovable, Combustibles y Materiales del Reino Unido.
“Cuando los alimentos son digeridos, gran parte de la energía ya fue absorbida”, dijo. “Es mucho más eficiente simplemente poner los desperdicios directamente en el generador de biogás.
Incluso si el resultado es pequeño en esta etapa, Evans cree que estos proyectos valen la pena.
“Es muy importante que cambiemos nuestra manera concebir nuestra dependencia en las energías tradicionales y las mezclemos con fuentes complementarias”, dijo Evans. “El desperdicio de los animales puede generar electricidad, calor, fertilizante, e incluso puede extraerse agua que sería usada para regar las cosechas… por lo que este acercamiento holístico es muy emblemático”.
Siguiendo su espíritu optimista, Forster planea el siguiente año instalar celdas fotovoltaicas sobre los recintos de los animales para aprovechar la energía del sol.