Sudáfrica lucha contra su contaminante 'adicción' al carbón
El carbón es el nuevo oro en Sudáfrica —y también es uno de los productos que más contaminan el planeta.
Sudáfrica es el cuarto mayor exportador de carbón del mundo y cuenta con más de 40,000 millones de toneladas de reservas de combustibles fósiles, de acuerdo con el gobierno. En 2010, la Cámara de Minas reportó ventas de aproximadamente 10,000 millones de dólares.
Sin embargo el anfitrión de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP17) que se lleva a cabo en la ciudad sudafricana de Durban, enfrenta cada vez mayor presión para que frene su dependencia al carbón —el producto más famoso que contribuye a los gases de efecto invernadero y culpable del cambio climático.
Desde Sudáfrica hasta América, Europa y China, el carbón es la base sobre la cual se construyeron la mayor parte de las economías del mundo. Si se reduce su uso, afirman muchos países, se reducirá la productividad y el crecimiento.
“Si hoy le decimos no al carbón, eso significará que tendremos que cambiar todas nuestras plantas de energía en Sudáfrica”, dice Dipuo Peters, ministra de Energía. “¿Qué pasará con nuestro país? Necesitamos mantener las luces encendidas. Necesitamos que nuestra economía crezca y que se generen empleos. Mientras hablamos, el 25% de nuestra gente está desempleada”.
Los países desarrollados se comprometieron a aportar 100,000 millones de dólares para el Fondo Verde con el que se podría subsidiar los esfuerzos de países en desarrollo para reducir las emisiones de carbono. Pero con los problemas en la economía de los países desarrollados, muchos temen que esos fondos nunca se hagan realidad.
Para complicar aún más las cosas, está el argumento de que la segunda economía más grande del mundo, China, debería tener derecho a ese subsidio.
Mientras tanto, se construyen y planean más plantas de energía fósil y la industria minera de carbón de Sudáfrica probablemente siga en crecimiento.
Pero este tipo de energía también crea oportunidades para jóvenes emprendedores como Andre Magiya.
“La gente quiere carbón en grandes cantidades”, dice el empresario de logística de minería. “No podemos satisfacer al mercado de exportación tal y como está.
“Y localmente los hospitales usan carbón, las fabricas lo usan, incluso las prisiones. En todos lados hay demanda de carbón”, detalla.
Europa es el principal mercado de exportación de carbón para Sudáfrica, pero las órdenes de India y China crecieron rápidamente en los últimos años. Aún así, es la demanda doméstica la que impulsa a la industria: más del 90% de la electricidad de Sudáfrica, que produce la red pública Eskom se genera a través del carbón.
La empresa controlada por el gobierno tiene una de las plantas de energía más grande del mundo y está ocupada construyendo más —una acción que llamó la atención del grupo ecologista internacional Greenpeace, que recientemente realizó una manifestación en una planta de energía en construcción en la provincia de Mpumalanga.
“Este país depende de las minas de carbón desde 1860”, dice Melita Steele de Greenpeace. “Formó la columna vertebral de la economía y es lo que conoce Eskom”.
“¿Entonces qué haces cuando estás en crisis de electricidad? Inviertes en lo que conoces. Incluso si el gobierno habla muy bien sobre el cambio climático, no vemos ninguna acción y no vemos ninguna prisa”, asegura la activista.
Sin duda, China y Estados Unidos son los países que contribuyen más a la contaminación del aire del mundo, pero Sudáfrica es el principal en África —y los activistas dicen que también se debe enfocar en la energía limpia.
“Menos del 1% de la energía de este país es verde, lo que es una lástima. Vemos acciones más significativas en países como Lesotho en esta cuestión”, dice Steele.
En la última Cumbre sobre el cambio climático, la COP 16 en Cancún, México, el presidente sudafricano Jacob Zuma se comprometió a reducir el 34% de las emisiones de carbono de Sudáfrica en 2020 y ya se logró un pequeño avance.
Varias iniciativas para generar electricidad a parir de residuos ya están en marcha. El productor más grande de azúcar de Sudáfrica, Illovo, dice que con los incentivos adecuados por parte del gobierno se podría invertir en equipo para producir 1.6 gigawatts por hora de electricidad a partir de la fibras de azúcar que se llaman bagazo —energía que se podría añadir a la red nacional.
Peters dice que el gobierno está por concluir las conversaciones con la industria azucarera y que mientras tanto investigan otras alternativas. Varios proyectos eólicos y solares ya cuentan con el apoyo financiero gubernamental.
“Tenemos un plan de un millón de géiseres solares (calentadores solares de agua) para 2014. Un millón de géiseres solares ahorran 3,000 megawatts. Esta cantidad de energía es una planta en potencia, y hablamos de que poder hacerlo es un indicador de nuestro compromiso”, dice.
Es un delicado acto de equilibrio, con el que muchos países en desarrollo siguen luchando. Disminuir la pobreza todavía es el objetivo principal.
Algunos de los principales generadores de empleo en Sudáfrica se encuentran entre las empresas que más contaminan en el país. Advirtieron que sin fuentes de energía alternativas, el ambicioso objetivo para reducir el uso del carbón del gobierno tendrá un impacto negativo en los planes de crecimiento de la economía y en la generación de empleo.
La ministra de Energía asegura que su departamento espera que al final sean capaces de suministrar energía limpia confiable a las grandes industrias que satisfagan sus demandas mínimas.
“Queremos construir 5,000 megawatts de energía solar para poder, en los próximos diez años, lograr demostrarnos a nosotros mismos y al mundo que la energía solar y eólica pueden ser una carga base”, agrega.
A estas ambiciosas promesas y objetivos se las podría llevar el viento si el mundo no llega a un consenso en Durban.