Lámparas solares reemplazan al queroseno en los países pobres
Cuando el sol va cayendo y envuelve al mundo en desarrollo, 1,300 millones de personas que actualmente no tienen acceso a una conexión eléctrica son envueltas por la obscuridad.
Según los datos de la Agencia Internacional de Energía, al menos el 20% de los habitantes de este planeta no cuentan con el simple lujo de un apagador de luz.
Desde las chozas en la región subsahariana en África, hasta los barrios expandidos de los subcontinentes en India, la noche trae consigo un ritual tóxico de velas, lámparas de gas y fogatas.
“La luz que usa combustible es peligrosa, contaminante, costosa y tenue”, afirma el doctor Evan Mills, fundador del Lumina Project, una iniciativa que promueve alternativas de bajo carbono en lugar de utilizar luz que usa combustible para los países en vías de desarrollo.
Según los estudios desarrollados por Mills y sus colegas en su laboratorio de la Universidad de California, esta “luz sucia” consume 77,000 millones de litros de combustible en todo el mundo, costándole anualmente al empobrecido usuario final un total de 38,000 millones de dólares.
Y no le llaman sucio por nada. Si una sola lámpara de queroseno es usada un promedio de 4 horas al día, ésta emite cerca de 100kg de CO2 al año, dice Mills. “Por consiguiente, la combustión del petróleo para alumbrar emite 190 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, que equivale a un tercio del total de las emisiones del Reino Unido,” añade.
Patrick Avato, director del programa Lighting Africa (Iluminando a África) que se enfoca en el desarrollo de un mercado de lámparas que no dependen del combustible en la región del Sahara, dice que lo que es tóxico para la atmósfera, no lo es menos para los pulmones.
“La contaminación a puertas cerradas de las lámparas de queroseno puede causar problemas respiratorios fatales con el paso del tiempo”, añade. “Las muertes por incendios accidentales son muy comunes, especialmente entre las colonias muy pobladas”.
Para hacer el problema peor, la calidad de luz que utilizan las lámparas de petróleo es mucho menor a las lámparas eléctricas. “Si estás tratando de leer o trabajar, la tenue luz de una vela o una lámpara de gas no es muy buena”, dice Avato, quien también es un especialista en cambio climático de la Organización Financiera Internacional.
Mills pone el problema en números. Dice que los que no tienen electricidad pagan cien veces mas por lumen (unidad de medición de luz visible emitida por una fuente) que los que disfrutan de electricidad corriente.
Puede parecer que la solución obvia es expandir las redes de electricidad, pero en años recientes alternativas más accesibles y ecológicamente sustentables han emergido. La que las encabeza es la Lámpara de Diodo Emisor de luz solar, conocidas como lámparas LED.
“Cuando empezamos hace 15 años, no había soluciones masivas. Los focos fluorescentes de grandes cantidades de energía, requieren de una instalación de unos paneles solares grandes y costosos”, dice Mills. “Ahora las lámparas LED del tamaño de una cereza pueden generar una luz 100 veces más brillante que una lámpara de queroseno utilizando un voltaje mucho más bajo, y las celdas solaras se han vuelto mucho más eficientes”.
Amit Chugh es el co fundador de Cosmos Ignite, una empresa en Nueva Delhi, India, que desarrolló la MightyLight, una lámpara a prueba de agua y de uso rudo que tiene una vida de 12 horas con una sola carga solar y tiene un costo de tan solo 25 dólares.
“Actualmente hay 100,000 personas usando la lámpara alrededor del mundo… desde niños haciendo sus tareas hasta propietarios de supermercados que abren después de que obscurece”, señaló Chugh, quien se inspiró a desarrollar este producto después de observar lo que pasaba en su natal India a causa de la falta de luz.
Chugh y su socio fundador Matt Scott han predicado que su modelo de negocio se basa en que los mas pobres pueden ser los impulsores de la innovación comercial. “La Mighty Light fue realmente una creación colectiva con los usuarios a los que va dirigida. La desarrollamos exactamente como ellos la deseaban… y el resultado es un producto que le puede ser atractivo hasta a los adinerados en Nueva York”, dijo.
“Nos ha tomado bastante tiempo convencer a los inversionistas de que aquí hay un mercado viable. Pero sólo tienes que ver las cifras, simplemente los Africanos gastan 10,000 millones de dólares al año en queroseno y hay 600 millones de personas sin electricidad”, añadió Chugh.
En la última conferencia de Iluminación en Nairobi, Avato dice que hubo más de 50 compañías promocionando sus productos de iluminación independientes (a comparación de sólo unos cuantos hace dos años). Esto ha ayudado a permitir que 1.5 millones de personas alrededor del continente adquieran alguna forma de luz renovable, barata e independiente.