Ona Essangui, ganador del 'Nobel verde', lucha por la selva de Gabón
Las majestuosas cataratas de Kongou son las más espectaculares de África, y se encuentran en el corazón del Parque Nacional de Ivindo, en Gabón.
El parque de 3,000 kilómetros cuadrados es uno de los sitios más importantes para la conservación de la biodiversidad, cobijando una gran variedad de especies animales y vegetales.
Lo primero que llamó la atención del activista gabonés y renovado ambientalista Marc Ona Essangui para realizar una campaña para proteger y preservar la selva tropical de la cuenca del Congo, fue su belleza escénica y su importancia ambiental.
“El bosque es fantástico, fantástico”, dice Ona, ganador del codiciado galardón ambiental Goldman Prize por sus esfuerzos por salvar al parque de Ivindo de un proyecto de minería. “Hay paz, tranquilidad, uno aspira la frescura, no la contaminación, y es magnífico”, añade.
Éste es el segundo bosque tropical más grande después del Amazonas, pero esta belleza natural en la cuenca del Congo, en África Central, está en constante riesgo de destrucción y de explotación.
Una gran parte de esta densa selva tropical está en Gabón, cerca del 80% del país ecuatorial está cubierto de bosques vírgenes que son el hogar de numerosos gorilas, elefantes, antílopes y aves tropicales.
En 1998, Ona, que tuvo polio en su niñez, cofundó la organización no gubernamental Brainforest, que trabaja para preservar los recursos naturales de Gabón.
El activista, unido a su silla de ruedas, dice que pelea por los derechos de la gente, por las tribus indígenas que le llaman hogar a la selva, pero que no tienen derechos legales sobre sus tierras.
“Al principio, uno de los objetivos de Brainforest era conservar y proteger el bosque de Ivindo, pero hoy nos damos cuenta de que también es necesario hablar de las leyes que rigen los derechos forestales, buscando actividades ilegales en el bosque como corrupción y todo lo relacionado con lo forestal. Estamos revisando los derechos de los que viven en el bosque, defendiendo y protegiendo sus derechos”.
Ubicada al oeste de África Central, Gabón es uno de los países más ricos de África por sus recursos petroleros; la tierra debajo de ella es rica en minerales y es minada con éxito.
A principios del año 2000, el gobierno gabonés llegó a un acuerdo con una compañía minera y de ingeniería china a la que le ofrecieron una concesión dentro del Parque Nacional de Ivindo.
De acuerdo con Brainforest, el gobierno hizo dichas negociaciones en secreto y sin consultarlo con las comunidades afectadas ni midió el impacto ambiental del proyecto.
Ona consiguió a través de una filtración una copia del acuerdo y lo hizo público, lo que aplicó gran presión y forzó al estado a renegociar los términos del contrato.
Los esfuerzos de los quienes apoyan la campaña fueron claves para salvar el parque, pero Ona ha pagado un gran precio por su activismo.
En el 2008 lo arrestaron y detuvieron por 13 días. También lo echaron de su casa y le han negado la visa de salida más de una vez.
Sin embargo sus esfuerzos le han hecho ganar aclamación y renombre internacional; en 2009 fue galardonado con el Goldman Prize, que es un 'Premio Nobel Verde' que honra a los héroes ciudadanos con conciencia social alrededor del globo.
“Es un honor porque es el equivalente al Premio Nobel, es el reconocimiento por el trabajo que hacemos para el público”, dijo Ona.
“Cuando lo obtuve y me felicitaron por recibirlo, lo tomé como el aprecio y el reconocimiento del trabajo que siempre hemos hecho y que seguiremos haciendo para proteger los intereses de esta población y la de ambiente forestal”, añadió.
Como campeón de la justicia social, Ona también ha luchado sin cansancio por los derechos de los discapacitados. Él sufre polio desde los seis años y se niega a que la enfermedad le impida vivir una vida plena.
“Estoy casado con una mujer con un cuerpo sano, tengo hijos que no son discapacitados, todo lo hago normal”, dice Ona, quien en 1994 fundó una organización llamada Handicap sans Frontiers. “Aunque soy discapacitado, no tengo esa mentalidad, veo con qué puedo contribuir a mi comunidad, mi familia o mi país, eso es para mí lo fundamental”.
Nacido un luchador, Ona dice que está determinado a seguir trabajando para salvar los bosques de Gabón y asegurar un mejor futuro para las generaciones por venir.
“El mensaje es simple, no nos cegaremos por cosas materiales como nuestros líderes. Las generaciones futuras no se beneficiarán de este hermoso escenario si no lo preservamos y seremos conocidos como un continente al que se le puede explotar pero no nutrir ni cuidar.
“Nosotros los africanos tenemos que asegurar nuestro propio bienestar”.