El instinto de la migración en los animales es un misterio para la ciencia
La migración de las especies animales del planeta ha permanecido sin una respuesta clara por mucho tiempo. A pesar de que la ciencia ha aportado algunas pistas, aún nos sorprenden y maravillan los largos trayectos que año con año realizan aves, insectos y mamíferos.
Algunas hipótesis señalan que existe un estado de hiperactividad en los animales que los científicos conocen como “inquietud migratoria” y que es semejante a una necesidad. Otras investigaciones han demostrado que estos animales detectan cambios en el campo magnético de la Tierra, ayudados por cristales de magnetita. Aunque esa teoría fue propuesta en los años cuarenta, hoy comienza a cobrar relevancia.
Otros científicos han sugerido que las estrellas y el sol son los guías de las aves durante sus viajes, y que estas dependen de la posición solar para encontrar la dirección correcta.
Un ejército aéreo
En el país existen alrededor de 300 especies de aves migratorias, según un reporte del Museo de las Aves de México. Para sus largos recorridos, estos animales tienen rutas definidas que suelen estar relacionadas con características de la superficie terrestre, como las cuencas de los ríos, las cadenas montañosas o las costas, las cuales les permiten enfrentarse a pocos disturbios atmosféricos.
En el caso de algunos tipos de pato, como la cerceta de alas azules, pueden llegar desde Canadá al centro de México en solo 35 días. El vuelvepiedras rojizo (Arenaria interpres) va de las costas del oeste de Canadá y Alaska al sur de Chile y Argentina. Aproximadamente, recorre 24,000 kilómetros, de ida y vuelta
Pequeños héroes
La mariposa monarca (Danaus plexippus) viaja cada año, más de 4,000 kilómetros, desde Estados Unidos y Canadá hasta México. Esta especie tiene un ciclo de vida de dos a cinco semanas, a diferencia de otras mariposas que pueden tener una existencia de tan solo 24 horas. Este insecto puede volar hasta 120 kilómetros diarios.
Las mariposas suelen hacer escalas en su recorrido y, mientras, dejan huevos a lo largo de su ruta. Algunos científicos consideran que a este acto se debe el éxito de que lleguen a sus lugares de destino; además, hasta ahora, los entomólogos no han podido comprobar que alguna haya completado el viaje redondo.
Un colibrí de la especie garganta rubí (Archilocus colubris) puede realizar un recorrido de 1,093 kilómetros en apenas 11 horas, con una velocidad promedio de, aproximadamente, 100 kilómetros por hora.
El colibrí garganta rubí mide de 7 a 9.5 centímetros de largo, con una envergadura de alas de 8 a 11 centímetros y un peso de dos a seis gramos. Mueve sus alas a una velocidad de 55 a 75 batidas por segundo.
Nadadoras misteriosas
Las tortugas marinas habitan de nuestro planeta desde hace más de 100 millones de años. Respiran por medio de pulmones y, aunque algunas de ellas pueden bucear hasta unos 1,300 metros de profundidad, requieren emerger a la superficie para respirar.
Se cree, además, que las recién nacidas son capaces de desafiar la fuerza de las olas, gracias a su herencia genética y el magnetismo de la Tierra, así como la frecuencia del oleaje; por lo mismo, pueden llegar a realizar un viaje de más de 1,600 kilómetros por todo el Atlántico Norte.
Ya en la etapa juvenil migran entre varios hábitats intermedios, hasta que alcanzan la madurez sexual; es entonces cuando viajan hacia un lugar que les garantice la reproducción y que, afirman los científicos, es el mismo donde nacieron. A este fenómeno se le llama “conducta de filopatría”.
Mamíferos gigantes
La ballena gris es uno de los animales más grandes del mundo. Ayuna durante sus visitas a las playas occidentales mexicanas entre los meses de diciembre y febrero, que son los más fríos del año.
Esta especie (Eschrichtius robustus) puede recorrer la ruta más larga de migración para un mamífero, debido a que, en su viaje de ida y vuelta, cubre unos 20,000 kilómetros, desde las aguas cercanas al estrecho de Bering, hasta las costas de Baja California y Sonora.
Del otro lado del país, en el Golfo de México, cerca de Yucatán, es posible ver al tiburón ballena (Rhincodon typus). Aunque descansa en este sitio por cinco meses, aún no se conocen muchos datos sobre sus patrones de migración.
¿Y los murciélagos?
Algunos vuelan frecuentemente entre México y Norteamérica. Hay especialistas que aseguran que una colonia de estos mamíferos, volando juntos, puede pesar unas 300 toneladas.
El murciélago guanero viaja de Oregón al sur de México cada invierno; puede recorrer unos 60 kilómetros cada noche.
En algunos casos, solo las hembras llevan a cabo migraciones a grandes distancias. Marcelo Canevari y Carlos Fernández Balboa documentan que en algunas grutas de México y el sur de Estados Unidos, se han calculado “dormideros” de 25 a 50 millones de ejemplares del murciélago guanero de la especie Tadarida brasiliensis. Pueden volar hasta 1,300 kilómetros a lo largo del continente.
Una migración anormal
El comercio de animales exóticos ha generado nuevas formas y rutas de migración inéditas en el mundo animal.
Esto ha modificado, dramáticamente, la suerte de ciertos animales, pero también de algunos ámbitos urbanos donde pueden observarse concentraciones de especies que, siendo residentes de climas tropicales, han logrado adaptarse a los fríos climas del norte, por ejemplo, del continente europeo.
En México, por ejemplo, el 95% de las especies de pericos y guacamayas se encuentran en alto riesgo de desaparición.
El comercio ilegal de las especies podría impedir que la ciencia logre encontrar la tan esperada respuesta al instinto de las migraciones animales. Aunque los estudios actuales dan pistas, el tema aún sigue manteniendo un halo de suspenso a su alrededor.