Emprendedores buscan erradicar las 'letrinas voladoras' de Kenia
En los barrios pobres de Nairobi, la capital de Kenia, ir al baño usualmente significa dos cosas: un viaje a la letrina local o el baño volador.
La primera opción implica dejar que la naturaleza se encargara de los residuos depositados en un hoyo tapado con una estructura maltrecha afuera de las viviendas, un lugar que es usado también por cientos de otras personas de la vecindad.
La segunda "alternativa" consiste en usar una bolsa de plástico como letrina, para luego aventar las heces a la calle.
Un reporte del 2011 elaborado por la Fundación de Bill y Melinda Gates descubrió que esta alternativa fomentaba la contaminación ambiental y el esparcimiento de enfermedades como tifoidea y tuberculosis.
Pero dentro de este sistema de aguas residuales, David Auerbach, recién graduado del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) ha visto una oportunidad que cree que un día valdrá millones de dólares.
Junto con un grupo de compañeros del MIT y socios locales de Kenia, Auerbach ha ayudado a fundar Sanergy, una iniciativa que busca hacer negocio con la limpieza del desastre sanitario de Nairobi.
Este emprendedor planea recolectar los desechos humanos en una serie de inodoros hechos a la medida antes de transformarlos en productos de composta y fertilizantes que pueden ser vendidos en la industria agrícola local.
“Tan solo en Kenia hay 10 millones de personas que viven en los barrios pobres y 8 millones de ellos no tiene acceso a un baño limpio”, dijo Auerbach.
“Al proveer este servicio creemos que hay un potencial tremendo para operar un negocio social lucrativo. En términos de agricultura, la publicación especializada en negocios Mckinsey lo pone (el fertilizante manufacturado del desecho humano) como un negocio de medio billón de dólares tan solo en el este de África”, añadió.
El modelo de Sanergy trabaja instalando primero una red de centros sanitarios de bajo costo, los cuales proveen el acceso a sanitarios limpios, en varias locaciones en los barrios.
Estas locales, que atrapan el desecho en contenedores sellados al vacío, se venden después a franquicias de empresarios locales a un costo de 500 dólares al año.
Las franquicias están fundadas principalmente por préstamos micro financiados, explica Auerbach. Le cobran a los residentes una pequeña cuota para utilizar sus instalaciones para que recuperen su dinero.
El desecho es procesado y hecho pedacitos para ser transformado en una variedad de productos de fertilizantes orgánicos que después se venden a las granjas comerciales.
“Actualmente tenemos 25 instalaciones funcionando… estamos recolectando cerca de tres toneladas métricas de desechos a la semana las cuales se pueden convertir en fertilizante”, dijo Auerbach.
“Para finales de este año queremos tener 250 franquicias. Creemos que para el año que entra fácilmente podremos tener 1,000 retretes”, aseguró.
Crear oportunidades laborales para los residentes locales también puede ser un beneficio para el proyecto e importante para un éxito aún mayor.
“El éxito de un modelo de negocio como el de Sanergy depende de crear oportunidades de franquicias viables para los empresarios locales y servicios atractivos para los residentes de los barrios”, dijo Austin Beebe de la Fundación Médica y de Investigación de África.
“Los proyectos como estos deberían contratar localmente y esto es más que un buen principio de desarrollo. También tiene un sentido empresarial”.
Hasta ahora, Sanergy emplea a 42 personas, para el desarrollo de las instalaciones, recolección de desechos, operación de la planta y empleos administrativos, de los cuales, 34 son de Kenia.
Auerbach dice que para finales del 2013 Sanergy planea recolectar suficientes desechos para darle poder a un biogenerador que puede regresarle electricidad a la matriz de Kenia.
“El desperdicio que prodicen 100,000 personas genera cerca de 1 gigawatt de potencia. Entonces ahora que tenemos 1,200 usuarios todos los días, no estamos en un punto en el que podemos producir suficiente cantidad de electricidad”, dijo Auerbach.
“Esto es algo que esperamos hacer este año o el próximo”, añadió. “Pero aún no llegamos ahí”.