Un equipo de investigación encontró 'plastificados' los océanos del mundo
Una expedición marina de ambientalistas ha confirmado una mala noticia: la ‘gran isla de basura del Pacífico’ se extiende más de lo que se había estimado.
La expedición fue organizada por dos organizaciones sin fines de lucro: la Fundación Algalita de Investigación Marina y el Instituto 5 Gyres. El grupo salió de las islas Marshall hacia Japón a través de una ‘sopa sintética’ de plásticos al norte del Océano Pacífico, a bordo de un yate de 22 metros de largo llamado Sea Dragon (Dragón Marino), provisto por Pangaea Exploration.
Esta área es parte de uno de los cinco giros oceánicos tropicales, regiones en donde los cuerpos de agua convergen y depositan grandes cantidades de desechos plásticos. El Sea Dragon se encuentra en la parte occidental de del giro oceánico del pacífico norte, que no había sido investigado anteriormente y que se encuentra debajo del paralelo 35.
Es además donde se encuentra una extensa mancha de partículas de plástico conocida como la ‘gran isla de basura del Pacífico’, y se dirigieron hacia allá para estudiar la contaminación por estos desechos y sus efectos en la vida marina.
La investigación es coordinada por Marcus Eriksen, un ex marino y estudiante de doctorado en la Universidad de Carolina del Sur.
“Hemos descubierto muchas micropartículas de plástico, del tamaño de un arroz a pequeñas canicas”, dijo Eriksen en una llamada satelital. “Lanzamos las redes y lo que obtenemos son puñados de plástico, como confeti, unos 10, 20 o 30 fragmentos cada ocasión. Así ha sido cada vez que lanzamos la red desde hace unos cientos de kilómetros.
Eriksen, que ha navegado por cada uno de los cinco giros oceánicos, dijo que esto confirma que “los océanos del planeta están ‘plastificados’. A donde quiera que vayas, encontrarás basura plástica”.
Además de documentar la existencia de contaminación plástica, la expedición busca estudiar cuánto tardará para las comunidades de percebes, cangrejos y moluscos establecerce ahí, y si el plástico puede servir como una balsa para que algunas especies viajen a través de los continentes, junto con la prevalencia de los contaminantes químicos.
En una segunda expedición que zarpará de Tokio hacia Hawai, planeada para el 30 de mayo, el equipo espera encontrar material que arrastró el tsunami que golpeó las costas japonesas.
“Vamos a estar en busca de los escombros que se encuentren flotando debajo de la superficie: botes volteados, refrigeradores, cosas que no sean afectadas por las corrientes de viento”, dijo Eriksen. “Tendremos una idea de cuánto hay ahí afuera, de saber qué es lo que pasa y las toxinas que arrastra”.
La investigadora Miriam Goldstein del Instituto Scripps dirigió una expedición similar a la ‘gran isla de basura del Pacífico’ en 2009. De acuerdo con su investigación, hubo un incremento de 100 veces de la cantidad de plástico en los últimos 40 años, muchos de los cual se han descompuesto en pequeñas migajas y transformado en una sopa concentrada.
Las partículas son tan pequeñas y abundantes, que no pueden ser dragadas. “Necesitas una red muy fina, pero que también puede atrapar a una cría de calamar o a peces pequeños, prácticamente todo”, dijo Goldstein. “Por cada gramo que obtengas de plástico, probablemente sacarás la misma cantidad de especies vivas”.
Los científicos están preocupados de que los organismos marinos que logren adaptarse al plástico desplacen a otras especies locales. Goldstein aseguró que ésta es una de las principales preocupaciones, ya que los organismos que se desarrollan en superficies sólidas tienden a monopolizar la ya de por sí escasa comida, en detrimento de las demás especies.
“Las especies que pueden crecer sobre el plástico son enclenques y poco diversas, como las especies que crecen en las rocas”, dijo. “No necesariamente queremos un océano lleno de percebes”.
Eriksen agregó que los ánimos en el Sea Dragon han ido mejorando, con los miembros de la tripulación constantemente tocando el ukelele y practicando yoga, “pero la realidad es que vamos navegando a través de una sopa sintética”.
A bodrdo también viaja Valerie Lecoeur, la fundadora de una compañía que se dedica a fabricar productos ecoamigables para niños y bebés, incluyendo juguetes de playa biodegradables elaborados con maíz. También los acompaña Michael Brown, de Packing 2.0, una consultora de empaques.
Eriksen aseguró que ha discutido el concepto de “responsabilidad extendida de los productores”.
“Como manufacturero de cualquier bien, actualmente ya no puedes fabricar tus productos sin un plan para su uso completo, porque eventualmente tendrás 7,000 millones de clientes”, dijo.
“Si un pequeño botón no tiene un plan, el mundo tendrá una montaña de botones con los que tendrá que lidiar. Ya no tienen lugar los desperdicios, ni como concepto o producto, simplemente ya no tenemos donde ponerlos. Esa es la realidad a la que nos tenemos que enfrentar. Este plástico ya se encuentra por todos lados”.