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El comercio ilegal de marfil, un 'dolor de cabeza' para los gobiernos

La caza furtiva de elefantes se ha multiplicado en más del doble desde 2007 y rompió récords en 2011, de acuerdo con un nuevo reporte
jue 21 marzo 2013 04:39 PM

Hong Kong se ha convertido rápidamente en la meca del marfil.

Al ser una de las principales entradas a la China continental —el mayor mercado del mundo en marfil, según los grupos de defensa de los animales—, en Hong Kong  se han confiscado toneladas  de lo que los coleccionistas chinos llaman “oro blanco”.

Tan solo en los últimos meses se confiscaron más de seis toneladas de marfil de elefantes con un valor cercano a los 6.5 millones de dólares. En un solo cargamento, las autoridades de Hong Kong decomisaron 3.8 toneladas de colmillos, el equivalente a una sexta parte del total del marfil ilegal incautado el año pasado en todo el mundo.

El sitio en donde se almacena este marfil es un secreto celosamente guardado.

“Por razones de seguridad, no podemos revelar mayores detalles acerca de las instalaciones de almacenamiento y de los artículos confiscados”, dijo a CNN un vocero del Departamento de Agricultura, Pesca y Conservación de Hong Kong.

El precio del marfil en el mercado negro puede llegar a casi 3,000 dólares  por kilo, por lo que las autoridades de Hong Kong no se arriesgarán.

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“Los almacenes están equipados con las medidas adecuadas como guardias y vigilancia por circuito cerrado”, dijo.

Sin embargo, los robos de alto perfil que han ocurrido en Zambia y Botswana han resaltado el problema de seguridad y la fuga de recursos que la acumulación del marfil significa para los países.

“Para muchos países en los que se detecta la entrada ilegal de marfil y se confisca, especialmente cuando se trata de grandes cantidades de marfil, existe la posibilidad de que logre llegar al mercado dado su alto valor actual y los gastos que implica mantener la seguridad para su resguardo”, dijo Naomi Doak, coordinadora del Programa de la Región del Mekong para la red de monitoreo del tráfico de fauna silvestre, TRAFFIC.

“Varios países reconocieron que han perdido marfil de sus almacenes”, agregó.

Parte del problema, dice, es que las reglamentaciones internacionales acerca del tráfico de fauna solo requieren que los países reporten el peso y no la cantidad de colmillos confiscados.

“Si (los países) tuvieran que entregar registros detallados en los que se incluyan la cantidad de piezas así como el peso de cada artículo, sería más fácil verificar la información y se podría usar en el análisis de asuntos como las tácticas de transporte”, dijo.

Los científicos iniciaron un programa de mapeo de puntos de actividad a través del análisis del ADN de los colmillos confiscados. Para Grace Ge Gabriel, directora regional del Fondo Internacional para la Defensa de la Vida Silvestre, las reservas son una fuente invaluable para la creación de una base de datos sobre los crímenes.

“En la Universidad de Washington, en Estados Unidos, se estableció un laboratorio en el que se trazó un mapa del ADN de los elefantes africanos que ayudará a determinar su país de origen y en donde hay mayor actividad de los cazadores furtivos”, dijo a CNN.

Gabriel comentó que con frecuencia,  la caza furtiva se repite en las mismas zonas . Esta clase de información ayudaría a las autoridades a sofocar el tráfico desde la fuente.

Aunque la reserva de Hong Kong es una de las mejor protegidas de la región y las autoridades han cooperado con el programa de la base de datos de ADN, Gabriel dijo que en general representan un riesgo.

“Sentimos que el marfil confiscado requiere de una gran capacidad para mantenerlo en un sitio seguro y el dejarlo en estos sitios siempre despertará en alguien la tentación”.

Según la Convención sobre el Comercio Internacional de las Especies Amenazadas (CITES) que se celebró en Bangkok esta semana, cada año se pierde una gran cantidad de marfil africano incautado.

“La magnitud de las reservas de marfil en muchos países, dentro y fuera de África, y su posible contribución con la cadena de suministro de marfil ilegal es todavía un importante obstáculo para entender la dinámica actual del tráfico”, señaló un reporte publicado durante la CITES que se titula Elephants in the Dust, The African Elephant Crisis.

“Esta brecha podría cerrarse sustancialmente a través de la creación obligada y regulatoria de inventarios”, señaló el documento. “Las técnicas forenses podrían ayudar a determinar la cantidad de marfil ilegal que proviene de la caza furtiva y las reservas oficiales”.

También se detalló que las confiscaciones de embarques a gran escala (más de 800 kilos) con destino a Asia se han multiplicado en más del doble desde 2009 y rompió récords en 2011.

El tráfico ilegal de marfil se ha multiplicado en más del doble desde 2007 y ahora es más de tres veces mayor de lo que era en 1998, señaló el reporte.

Se registró que las redes criminales altamente organizadas operan con relativa impunidad y mueven grandes cargamentos de marfil hacia los mercados asiáticos como resultado de la falta de vigilancia y la corrupción en todos los niveles.

A pesar de que el marfil se incorporó al Apéndice I de la CITES en 1989 —en el que se prohíbe su comercio internacional—, los críticos culpan del más reciente repunte en el tráfico ilegal a la venta extraordinaria de reservas de marfil africano a China y Japón en 2008.

Como la población de elefantes aumentó después de la prohibición, las autoridades de la CITES acordaron vender 68 toneladas de marfil de las reservas con la esperanza de que esto regularía al mercado y haría presión sobre el comercio ilegal.

La documentación que el gobierno chino exigió para cubrir los productos del marfil recientemente regulado fue la pantalla perfecta para los comerciantes ilegales. Emergieron una gran cantidad de documentos falsos para certificar el marfil ilegal y una masacre de elefantes nunca antes vista.

En un caso que reportó la Agencia de Investigación Ambiental, los empleados de un importante distribuidor chino de marfil pudieron registrar y legalizar el producto "nuevo" con simplemente declarar a las autoridades aduanales que habían olvidado registrar el marfil antes de la prohibición, pero que lo harían en ese momento.

Según las cifras de la CITES, se calcula la muerte de 17,000 elefantes africanos en 2011, 7.5 % de la población de esa especie en el continente.

Los grupos ambientalistas señalan que solo una prohibición total pondrá fin a la caza furtiva.

Por otra parte, las opciones como el marfil de mamut — el cual es legal debido a su extinción hace más de 4,500 años— no ha logrado combatir la caza furtiva; los expertos afirman que sucede todo lo contrario, la demanda cada vez es mayor.

En un reporte de Care for the Wild en 2010 descubrieron que a los compradores de marfil de mamut no les importaba la procedencia de la pieza.

“Algunos compradores de esos artículos pueden notar que la calidad del marfil de elefante es usualmente superior en las piezas más grandes y podrían sustituir al mamut, lo que estimularía la caza furtiva de elefantes”, señaló el reporte.

“Si se introducen objetos de marfil de mamut en África, los comerciantes podrían usarlos como pantalla para sus objetos de marfil ilegal de elefante; sería difícil distinguirlo en pequeñas cantidades”.

En Hong Kong, uno de los principales centros de distribución del mercado ruso en colmillos de mamut que arroja ganancias anuales por 20 millones de dólares, cada vez es más difícil obtener pruebas suficientemente grandes como para esculpirlos.

“(Los buscadores de fósiles) solo pueden trabajar en verano porque la tundra rusa está congelada el resto del año, incluso, entonces tienen que cavar cada vez más profundo para encontrar los colmillos más grandes”, dijo un comerciante de Hong Kong que pidió no ser nombrado por la gravedad que rodea al comercio ilegal de marfil. “Parece que ya se extrajeron todas las piezas más grandes y fáciles de obtener”.

A pesar de que el comercio de colmillos de mamut es legal, la gente acude a la tienda del distrito de obras de arte y antigüedades en Hong Kong para encontrar marfil de elefante.

“(La gente pregunta por el) muchas, muchas veces. ¿Acaso no saben que es ilegal? Algunos si y otros no”, señaló el comerciante.

Los grupos ambientalistas ahora investigan lo que ellos llaman “la banda de los ocho”, países que están en  el centro del comercio ilegal de marfil : Kenia, Tailandia, Uganda, Tanzania, Vietnam, Malasia, Filipinas y China.

Tom de Meulenaer, alto funcionario de la CITES, dijo que el comité regente de la convención “perdió la paciencia” en el tema del marfil y la semana pasada decidió endurecer las medidas en contra de los principales países ofensores.

Durante la última sesión en Bangkok, los delegados de la CITES aprobaron una propuesta para exigir a la llamada “banda de los ocho” un plan de acción con el que se reduzca el tráfico de marfil en un lapso de 12 meses. Si estos países no cumplen con las metas, dicen los delegados, probablemente recibirán algunas sanciones como la imposición de un veto sobre su comercio de fauna y plantas.

El experto en elefantes y rinocerontes de TRAFFIC, Tom Milliken, señaló que era el momento de que los países que se encuentran en las rutas del comercio tracen planos para impedir su paso.

“Hemos visto que el tráfico ilegal de marfil se ha duplicado desde 2007 y que se han duplicado las matanzas ilegales de elefantes desde 2005. Estos son los niveles más altos en dos décadas”, dijo Milliken a CNN. “Hay una sensación generalizada de que las cosas se salieron de control”.

Dijo que aunque la demanda en China estaba alimentando el tráfico debido a su creciente poder económico y a su historial de consumo de marfil, ningún otro país estaba haciendo más para efectuar confiscaciones.

“Desafortunadamente aún no registra un efecto disuasivo”, dijo.

 

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