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Para SeaWorld tal vez se termine el 'show' con entrenadores y orcas

El parque acuático y el gobierno de EU se enfrentan en un juicio sobre el riesgo que representan estos espectáculos para los empleados
mié 13 noviembre 2013 02:14 PM

En una audiencia llevada a cabo este martes estuvo en juego algo tan grande como los personajes involucrados en el asunto.

SeaWorld apeló a un tribunal colegiado federal para que se revoquen notificaciones y restricciones emitidas por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA,  por sus siglas en inglés) acerca de la interacción entre humanos y ballenas asesinas en los espectáculos del parque acuático.

La OSHA estableció regulaciones tras la muerte de la entrenadora veterana Dawn Brancheau en 2010 . La orca Tillikum, con la que Brancheu había trabajado durante años, la hundió y la mató frente a un público aterrorizado.

Según la agencia del gobierno, la empresa violó la cláusula de obligaciones generales de la Ley de Seguridad y Salud Ocupacional al exponera  sus empleados al peligro en el lugar del trabajo. 

Eugene Scalia, abogado de SeaWorld, argumentó en la audiencia que la OSHA sobrepasa sus límites y no tiene derecho de imponer restricciones en una industria especializada como esta, así como no lo tiene para regular las tacleadas en la NFL o imponer límites de velocidad en NASCAR. 

Los jueces cuestionaron tanto a Scalia como Amy Tyron, abogada de la OSHA y del Departamento de Trabajo, por dicha analogía. 

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"Sea World creó este negocio, pero no pueden crear su propio estándar de seguridad", dijo Tryon.

El asunto fue retomado por el juez Brett Kavanaugh. "Parece que el conceder esa facultad (aquí) daría a la OSHA autoridad sobre los sectores del deporte y el entretenimiento en Estados Unidos", dijo Kavanaugh a Tryon.

Scalia también argumentó que las restricciones que impuso la OSHA representan una "diferencia fundamental" y un "cambio radical" en la premisa del actual modelo de negocios de SeaWorld, que está sustentado en exhibir seres humanos que interactúan con las orcas .

El parque temático fue conocido hasta 2010 por sus famosos espectáculos de Shamu, en los que había demostraciones asombrosas: los entrenadores surfeaban sobre las orcas o eran catapultados al aire.

"La OSHA no pide a SeaWorld que cese todas las actividades", dijo Tryon. "Simplemente son reducciones factibles que SeaWorld puede hacer porque lo ha hecho ahora".

En 2010, SeaWorld recibió una multa de 75,000 dólares (975,000 pesos) debido a tres violaciones en las regulaciones de seguridad y un requerimiento por infracciones "deliberadas".

Luego de que SeaWorld apeló el fallo, en 2012, un juez de un tribunal administrativo redujo la falta de "deliberada" a "grave" y fijó la multa en 12,000 dólares (156,000 dólares). Ese juez estuvo de acuerdo con el mandato de la OSHA de mantener a los humanos lejos del agua en la que nadaban las orcas a no ser que hubiera barreras físicas que disminuyeran el riesgo de lesiones graves o muerte.

Sea World no estuvo de acuerdo y acudió a la Corte de Apleaciones del Circuito de Washington DC.

Algunos argumentan que la SeaWorld está en riesgo con las restricciones judiciales. "(La empresa) ofrece al público la oportunidad de observar la interacción de los humanos con las orcas", indicó la compañía según documentos del juicio. "Esto conlleva un profundo beneficio educativo, forma parte integral del interés de SeaWorld por las ballenas y responde a un deseo humano elemental de saber, entender e interactuar con el mundo natural".

La OSHA argumentó que una interacción tan cercana entre humanos y orcas no era crucial para el funcionamiento de la empresa.

"En vista de que SeaWorld adoptó estas medidas, está claro que el tipo de contacto cercano que resultó en la muerte de Dawn Brancheau no es esencial para que el parque atraiga a los visitantes o para incentivar la práctica de ciertas conductas durante los espectáculos, ni para cuidar de sus ballenas", señaló la dependencia.

Las orcas en cautiverio han cobrado la vida de cuatro personas, entre ellos tres entrenadores.

"(El requerimiento del pago de 12,000 dólares) equivale a una fuerte multa por conducir con exceso de velocidad", dijo Benjamin Briggs, socio del bufete Seyfarth Shaw LLP, especializado en derecho laboral.

"Lo más difícil de probar será que este tipo de interacción entre ballenas y entrenadores realmente hace que el comportamiento sea más predecible y al reducir eso, al aumentar la separación, se socavará no solo el nivel de predictibilidad, sino la capacidad de cuidar de los animales se verá afectada y habrá efectos más preocupantes en sus operaciones".

Los entrenadores han estado en "estrecho contacto con las ballenas desde la década de 1960", según los documentos del juicio. "Durante este tiempo, la OSHA podría haber efectuado una investigación en cualquier momento si hubiera creído que la interacción representaba un peligro".

Briggs señaló que el argumento es legítimo, pero que SeaWorld se enfrenta a una batalla cuesta arriba porque la OSHA tiene a la historia de su lado.

"Hay un registro abundante y bien documentado de conductas agresivas de estos animales hacia los humanos, al grado de que han causado varias muertes, no solo en SeaWorld, sino en varios lugares", dijo Briggs.

"Eso es lo que la OSHA argumentará: 'Definitivamente sabías esto, es un riesgo absolutamente reconocido'. No se puede ignorar esta clase de antecedentes. Es algo muy importante y en eso se sustenta el caso de la OSHA", agregó el especialista.

La audiencia de apelación —que usualmente es realizada en un juzgado— atrajo tal interés que fue celebrada en un foro público del Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown. Fue la primera vez que se presentaron los argumentos orales ante el tribunal de circuito de DC fuera del lugar propio para un juicio. Entre los espectadores había estudiantes de Derecho de la Universidad de Georgetown, público en general y empleados de SeaWorld.

No se espera que se llegue de inmediato a una decisión.

La muerte de Brancheau propició la producción del documental Blackfish, que CNN Films adquirió. En el documental se explora la historia de las orcas en cautiverio y los incidentes en parques acuáticos que ocurrieron antes de la muerte de Brancheau.

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