Empresas de construcción chinas, una puerta al tráfico ilegal de marfil
El principal camino que cruza la República del Congo de norte a sur pasa por el borde del Parque Nacional de Odzala-Kokoua. Por ahora, todavía es tan solo un estrecho camino de terracería; Odzala, el parque más grande del país, aún es en gran medida uno de los últimos edenes aislados del mundo.
Sin embargo, Mathieu Eckel, el jefe de la unidad anticaza furtiva del parque , sabe que eso ha cambiado rápidamente. Durante el último año, Eckel recopiló pruebas de que los chinos están involucrados en la obtención, el grabado y el tráfico de marfil en ese mismo camino. Ahora sospecha que el mercado mundial que termina en Asia está más arraigado en este alejado rincón de África central de lo que muchos podrían imaginar.
"Hemos tenido muchas historias que involucran a contrabandistas locales y chinos, pero para atrapar a los chinos tienes que encontrarlos con el marfil", dijo.
Eckel se ha enfocado en una docena de sitios de construcción chinos que están repartidos a lo largo del camino. Durante los últimos cinco años, la CRBC (Corporación de Caminos y Puentes de China, una paraestatal asiática) ha estado a cargo de la transformación del camino en una autopista pavimentada.
Pero como no ha podido encontrar el marfil en manos de los ciudadanos chinos , Eckel no ha podido arrestar a nadie y no ha logrado convencer a las autoridades de que sigan sus pistas.
El punto de revisión de Yengo, que está a cargo de los guardabosques de Eckel, todavía es el lazo que une al parque con el mundo exterior y es un sitio crucial para las labores anticontrabando de African Parks, grupo no lucrativo que dirige el parque Odzala.
Una mañana en la que la unidad ya había localizado y arrestado a dos sospechosos de contrabando, uno de los guardias entró con noticias más importantes: "¡Tenemos marfil, con los chinos!", le gritó a Eckel.
Él salió a toda prisa hacia un vehículo mientras su conductor congolés arremetía contra el guardia que custodiaba el marfil. "¡No te muevas, no te muevas!", gritó Eckel, mientras empujaba al conductor contra el auto.
Mientras tomaba el anillo de marfil tallado, interrogó a los pasajeros: dos ciudadanos chinos. Tras el breve interrogatorio, Eckel confirmó sus sospechas: el auto provenía de Moyoy, uno de los sitios de construcción chinos.
Hace un mes, los guardabosques de Africa Parks hicieron uno de los mayores arrestos hasta la fecha: detuvieron a dos ciudadanos chinos que tenían en su poder dos colmillos de marfil. Su base estaba en el mismo campamento de Moyoy. En ese entonces, eso fue suficiente para que el fiscal local acompañara a Eckel al sitio. Encontraron piezas pequeñas de marfil esparcidas por el suelo, entre los guijarros, justo afuera de uno de los edificios.
Sin embargo, en vez de permitir el registro del lugar, el fiscal ordenó a la unidad que se retirara.
Cuando fue cuestionado sobre el incidente, el fiscal dijo a CNN que fue detenida la búsqueda porque el traductor de los chinos estaba ausente y no podían llevar a cabo la averiguación sin explicarles a los chinos lo que ocurría.
Eckel está convencido de que el sitio opera un taller clandestino de grabado de marfil y que, en general, los trabajadores chinos dentro del país financian y propician el tráfico de marfil.
Los sitios chinos también están justo a un lado de aldeas pequeñas que siempre han estado envueltas en la caza furtiva. Ahora, Eckel sospecha que la situación empeora. "Les piden a todos que les consigan marfil. Ya pueden imaginarse a un aldeano al que un chino le pregunta una vez al día si tiene marfil. ¿Qué va a hacer este hombre? Claro que se volverá cazador furtivo".
El año pasado, su unidad capturó a un cazador con tres rifles AK-47 mientras trabajaba en la construcción de un aeropuerto en la ciudad septentrional de Ouesso.
"Le pedí que llamara al intermediario y lo llamó justo frente a mí; el chino que estaba al teléfono dijo que tenía muchas municiones y armas", dijo Eckel. Era la primera vez que había escuchado que un ciudadano chino le llevaba municiones a un cazador.
El ministro de Economía Forestal y Desarrollo Sustentable, Henri Djombo, dijo que había notado un aumento en las actividades del contrabando desde la llegada de los ciudadanos chinos al país.
"Pero si descubrimos que alguno de ellos está involucrado en el tráfico de marfil, será procesado", sentenció.
"No queremos que los chinos sean un factor en las actividades ilegales relacionadas con los elefantes, pero los que rompan la ley serán castigados".
En cuanto al fracaso del cateo en el campamento Moyoy, dijo que debió tratarse de un asunto de incompetencia.
De vuelta en el punto de revisión, el anillo de marfil tallado era una pista más que llevaba el campamento Moyoy y Eckel estaba decidido a aprovecharlo.
En la bolsa en la que encontraron el anillo también había una computadora y una cajetilla de cigarrillos.
Uno de los chinos —un gerente que habla inglés— negó que fuera suya y dijo que no sabía de quién era.
"Bueno, tú fumas, tus cigarros están en la bolsa, ¿pero no es tu bolsa?", preguntó Eckel mientras llamaba a sus guardias para que le quitaran las esposas a los hombres.
En el camino a la prisión, el gerente que hablaba inglés siguió negando que tuviera información sobre el anillo o de la existencia de marfil en el campamento de Moyoy. Cuando llegaron a la prisión, el administrador del sitio chino y otras personas los estaban esperando. El gerente angloparlante dijo que su empleado era el dueño del marfil ilegal. Su empleado firmó una confesión escrita en francés, idioma que no habla.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que la demanda insaciable de marfil en Asia casi ha provocado la extinción de la población de elefantes en África . Según datos de la organización, el tráfico ilegal de marfil casi se ha triplicado desde 1998.
El Proyecto para la Aplicación de la Ley para la Fauna (PALF), una organización no gubernamental para la protección de la vida silvestre, colabora muy de cerca con el gobierno, pero también lo presiona para que combata la corrupción, investigue y haga arrestos . "Ninguna red puede funcionar con autoridades corruptas", explicó Naftali Honig, coordinador de PALF en República del Congo. "Autoridades corruptas en los puertos desde donde el marfil es enviado a estas cosas, toda la gente que facilita el tráfico en el bosque, gente que se hace de la vista gorda, que recibe un pequeño soborno para permitir que un cazador furtivo entre con un arma".
Djombo reconoce "que hay quienes no trabajan correctamente".
El ministro dijo que el gobierno planea crear un comité conjunto para combatir la corrupción interna. Según las autoridades, los arrestos y las confiscaciones han aumentado. "Se debe al incremento de la actividad", dijo el ministro. "¿Por qué? Porque los jefes internacionales usan todos los medios para llegar a esos recursos a través de nuestro pueblo, de nuestros criminales. Sí, necesitamos fuerzas más poderosas, poderes más fuertes para tratar de detener este fenómeno".
Durante una semana de noviembre, el PALF se asoció con las autoridades congolesas para llevar a cabo cuatro operaciones en la capital, Brazzaville, en las que arrestaron a ocho personas. Entre ellos estaba un comerciante que tenía marfil esculpido y un ciudadano chino que, tras sobornar a todos a su paso, trató de abordar un vuelo con joyas de marfil.
Sin embargo, a 10 horas de allí, en una de las zonas de las que podría provenir el marfil, Eckel todavía no tiene pruebas suficientes para arrestar a más personas. Luego de que el empleado firmara la confesión y lo acusaran de posesión de un anillo de marfil, los jefes del campamento de CRBC en Moyoy permitieron que Eckel y su equipo registraran el campamento en un esfuerzo por disipar las tensiones crecientes.
Sin embargo, Eckel no esperaba encontrar nada a la mañana siguiente. Su informante le dijo en dónde deberían encontrar el marfil, pero recibieron una noticia perturbadora. "Este informante me dijo que hubo mucha actividad durante la noche… tal vez sacaron todo el marfil del campamento", dijo Eckel.
Los gerentes chinos cooperaron y permitieron que Eckel y su equipo tuvieran acceso total. Sin embargo, no están equipados para registrar las extensas instalaciones ni el bosque que las rodea.
"¿Qué es este polvo blanco?", preguntó Eckel mientras sostenía una herramienta que encontró.
Sirve para tallar madera, dijeron los gerentes.
Eckel no estaba convencido. Está seguro de que la relación entre este remoto rincón de África y los mercados asiáticos de marfil es más fuerte que nunca.