OPINIÓN: 7 características que debe tener el sucesor de Agustín Carstens
Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en su cuenta de Twitter @IvanFranco555 . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) — Agustín Carstens deja el Banco de México después de siete años al mando. El legado de Carstens es importante y positivo.
No obstante, en este momento es más importante analizar las tareas pendientes del banco central y las características que debe tener el nuevo gobernador.
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Por esta razón, menciono dos temas prioritarios en el proceso de sucesión. Primero, se puede contar con alguien mejor que el gobernador saliente. Y, segundo, Banxico debe ampliar su mandato.
Hablemos de las tareas pendientes del banco central. El mandato fundamental del banco es preservar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda. En este rubro, la gestión de Carstens deja dos deudas. En primer lugar, la inflación reciente aumentó muy por arriba de la meta de convergencia. Y, en segundo lugar, el poder adquisitivo, visto desde la perspectiva del salario mínimo real, cayó.
Otra deuda que deja Carstens, y que está asociada con su mandato, es en materia de retórica e influencia. El banquero central es la persona más influyente, no solo en cuestión monetaria, sino para todo el entorno económico. Su palabra hace eco y por ello es imperativo que se dirija con la mayor responsabilidad y sabiduría posibles.
Influencia en el salario
En diversas declaraciones durante su gestión, Carstens dijo, más o menos, que los salarios debían aumentar solo si la productividad aumenta. Para las personas que no saben, este aforismo es una salida fácil a las preguntas incómodas de la prensa. Una estratagema de la ortodoxia.
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Siendo el banquero central el responsable de la defensa del poder adquisitivo, esta afirmación es incongruente, además de que es incorrecta. Más aún, ningún economista de la esfera pública debería argumentar esto, a menos que contara con evidencia de respaldo. Evidencia que por supuesto no existe de forma desagregada.
En su nivel, el salario es un costo de producción y corresponde solamente al empresario, su fijación y nivelación discrecional, bajo la luz de la competencia de los mercados laborales y del enfoque redistributivo de las rentas corporativas.
Por otro lado, la preservación del poder adquisitivo implica que, de dos tasas de cambio, una no se coma a la otra. Es decir, que la inflación no sea consistentemente mayor que los incrementos del ingreso monetario (aproximados por el salario). En este punto, la mayoría de los economistas se confunde, considerando el nivel salarial y su tasa de cambio, como conceptos indistintos.
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El banquero central puede opinar pero debe evitar influir en las decisiones salariales por dos razones: 1) porque la información corporativa que tiene es incompleta; y 2) y, porque simplemente, no le compete.
Un gobernador debe, en todo caso, abogar por la estabilidad y por el buen funcionamiento de los sistemas de pago ante una decisión salarial, nada más.
El nuevo gobernador
Debido a estas circunstancias que nos deja un notable, pero superable banquero central, delineo las características que su sucesor debe tener para mejorar su tarea, más allá de la ortodoxia:
1. Ser un experto en microeconomía para entender las decisiones del sector empresarial y de los hogares. Un banquero central no debe limitarse al conocimiento de la teoría monetaria y de la economía financiera.
Desafortunadamente en México son pocos los economistas que cubren ambos perfiles. Generalmente, los economistas fallan una y otra vez en la comprensión del mundo empresarial. Si no existe este perfil, al menos, añadir un integrante más a la junta de gobierno que domine estos temas.
2. Mejorar su entendimiento de la inflación. La inflación debe ser vista como una suma de decisiones individuales que, en el agregado, afectan al nivel general de precios (o, a los precios relativos). El banquero central que adopte una visión de la inflación bajo un enfoque netamente monetarista está viendo solo la mitad de la película.
3. Modernizar el cálculo de la inflación. Aunque no es responsabilidad del banco central, este debe reconocer que la variable sobre la cual inciden las decisiones de política monetaria está mal calculada. En una columna anterior ofrecí ocho razones que describen este hecho. En la era de la información masiva, debemos mejorar la recaudación de los precios y la metodología de cálculo de la inflación.
null4. En su proceso final, la inflación se genera en los sectores productivos y comerciales de la economía real. Por ello, el nuevo banquero central debe mantener una estrecha relación con estos sectores a fin de mejorar su comprensión de la economía a nivel del piso. Es imprescindible que conozca sobre comercio, uso de la información, competencia, precios y estrategia.
5. Ampliar el análisis que da pie a las decisiones de política monetaria. Particularmente, incluir más indicadores y conocimiento de los sectores productivos y del comercio. La información que analiza la junta de gobierno en sus reuniones, según las minutas, hace ver que su trabajo está incompleto.
6. No influir en las decisiones salariales. Mientras el mandato de Banxico no se amplíe y vele también por el empleo (o algo similar), el banquero central debería mantenerse al margen de las decisiones de incrementos salariales del sector privado.
7. A todo esto, debemos añadir las ya conocidas características de autonomía, habilidades financieras, monetarias y ortodoxas que debe reunir un banquero central.
Estos puntos ayudarían a informar mejor las decisiones de política monetaria a través del mecanismo de la tasa de interés.
Ampliación del mandato
El mandato del Banco de México no está tallado en piedra. Por ello, debemos partir de la premisa de que es mejorable, como sucede con otros bancos centrales del mundo.
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Es momento de ampliar el mandato a uno que aborde los puntos débiles de la economía mexicana asociados con la tarea de la banca central. Primero, por los impactos en la economía promovidos por una larga subvaluación del peso con respecto al dólar. ¿Es deseable que el tipo de cambio siempre sea la variable de amortiguación para el sistema? Además de la inflación, ¿qué impactos le genera al banco central una devaluación y subvaluación del peso?
Por otro lado, para escalar el cumplimiento del mandato original de proteger el poder adquisitivo de la moneda, el banco debe vigilar también la capacidad de compra del ingreso. Una trampa semántica las hace parecer dos cosas distintas, pero en realidad, son lo mismo. Aquí es donde entran a la escena el crecimiento económico, el salario y su tasa de cambio. La pregunta sería, ¿qué mecanismo de política monetaria ayudaría para el logro de este objetivo?
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Funcionarios ortodoxos y expertos en política monetaria hay algunos, y no será problema para el presidente seleccionar una terna. El caso es, que debemos pensar en mejorar y en crecer, en un contexto de un añejo rezago distributivo. Donde, además, la capacidad de compra de los hogares se deteriora sin que exista una institución con el poder de balancear estas fuerzas.
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