Los diagnósticos de alergias a los alimentos son “una ciencia inexacta”
Heidi Bayer sabe muy bien que los diagnósticos de alergias a alimentos no son algo certero. Cuando su hija Phoebe Carney tenía dos años y medio, su médico hizo una prueba cutánea y dijo que no le haría daño tomar leche. Esperanzada, su madre dio a Phoebe queso de arroz con caseína, un producto lácteo.
De pronto, la pequeña comenzó a toser y a palidecer. Su madre le dio un antihistamínico, pero todo el cuerpo de la niña enrojeció, y así fue como terminó en la sala de emergencias.
“Creo que las pruebas no fueron concluyentes, y obviamente habrá ocasiones donde parezca que hay un brote por una alergia cuando en realidad no es así”, dijo Bayer, de Brooklyn, Nueva York. “En este momento es una ciencia inexacta”.
Resulta que el término de “alergia a la comida” no tiene una definición universalmente aceptada, y no hay criterios universales para un diagnóstico, según un nuevo estudio publicado en el diario de la Asociación Médica de Estados Unidos .
Esto quiere decir que mientras niños como Phoebe pueden tener reacciones peligrosas a alimentos que no resultan positivos en pruebas, otros que piensan que tienen alergias podrían estar evitando algunos alimentos de forma innecesaria.
No hay cura para las alergias a los alimentos, y los doctores no tienen claro por qué algunas personas las desarrollan.
“Es un diagnóstico limitante; socialmente es difícil, y más en materia de nutrición, así que tratar de saber si hay realmente o no una alergia es algo muy importante”, dijo la autora principal de este estudio, la doctora Jennifer Schneider Chafen, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que financió este estudio, trabaja para crear las pautas de los diagnósticos y control de alergias a alimentos.
Se espera que estas nuevas pautas y lineamientos sean dados a conocer en su versión final cuando termine el otoño, lo que ayudará a médicos y pacientes a identificar las alergias.
Dichos lineamientos recomiendan que los médicos desarrollen un historial detallado del paciente, que excluyan otras posibilidades como intolerancia a ciertos alimentos, que empleen pruebas cutáneas o sanguíneas para detectar alguna alergia, y le den seguimiento a los resultados positivos con retos orales, dijo Matthew Fenton, del Instituto.
Los retos orales, que consisten en dar un agente alergénico al paciente en un ambiente controlado, pueden no ser lo más apropiado en todos los casos.
“Es importante que los padres comprendan que hay distintas enfermedades que presentan los mismos síntomas de una alergia alimenticia”, dijo Fenton. “Si su hijo tiene un problema con la comida, no necesariamente significa que sea una alergia, pero necesita ser sometido a pruebas”.
Según el estudio, más de la mitad de las alergias a los alimentos son ocasionadas por tomar leche de vaca, huevos de gallina, cacahuates, nueces, pescados y mariscos. El estudio se concentra en estos alimentos.
El estudio de Chafen ahondó en investigaciones médicas realizadas entre 1988 y 2009, en busca de artículos que trataran alergias a los alimentos, y estudió cerca de 12,000 ensayos para evaluar lo que se sabía sobre el tema. Se enfocaron en 72 estudios de alérgenos comunes para su análisis.
“Este estudio fundamenta lo que ya estamos viendo en la práctica: los diagnósticos y el control de alergias alimenticias sigue siendo un reto”, dijo el doctor Michael Pistiner, alergista en Leominster, Massachusetts, quien no tuvo participación en el estudio.
Un método común para diagnosticar alergias a los alimentos es la prueba de pinchazos en la piel, que se lleva a cabo en una clínica especializada en alergología.
Esto consiste en depositar cantidades minúsculas de alimentos comunes debajo de la superficie de la piel, normalmente en el brazo o en la espalda. Algunos doctores también recomiendan pruebas de sangre llamadas “sueros de alimentos de IgE específicos”, que emplean un anticuerpo de Inmunoglobulina E relacionado a una alergia.
También hay un método poco conocido llamado prueba del parche atopy, que implica usar un parche que contiene el posible alérgeno por cerca de 48 horas.
Ninguno de estos métodos indica algo sobre la severidad de los síntomas que una persona va a experimentar si ingiere la sustancia. En algunos casos puede ni siquiera haber una reacción, y tampoco hay ninguna prueba que sea mejor que otra, dijeron los investigadores.
Los pacientes con síntomas no específicos, como comezón, salpullido o malestar abdominal, que dieron un resultado positivo en alguna de las pruebas cutáneas o de sangre, tienen menos de 50% de probabilidades de tener en realidad una alergia a un alimento, señaló el estudio.
“Es difícil decir si una estrategia es efectiva o no, a menos que sepamos que la persona realmente tiene ese padecimiento”, dijo Chafen.
Los investigadores descubrieron, con base en los estudios, que las alergias a los alimentos afectan a menos del 10% de la población en Estados Unidos.
Este análisis muestra que no se sabe con precisión si hay un aumento de alergias a alimentos, aunque un informe reciente del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de ese país señaló que en la última década, el número de gente a la que se le ha diagnosticado una alergia alimenticia ha aumentado 18 por ciento.
Los doctores advierten a la gente con alergias alimenticias severas que eliminen esos alimentos de sus dietas. Pero sólo ha habido un estudio aleatorio controlado que analice la eficiencia de eliminar alimentos de las llamadas 'dietas de eliminación', dijo el estudio de Chafen.
Lo que es un hecho, es que para la gente con reacciones peligrosas, estos estudios pueden ser poco éticos, pues podrían someter a un grupo de pacientes a probar los alimentos que reconocen como dañinos. Pero se deberían realizar más estudios de este tipo en personas con síntomas menos severos, recomendó el estudio.
Las pruebas no son perfectas pero pueden ser útiles en conjunto con las dietas de eliminación prescritas por el médico y con retos orales, que consisten en el consumo del alimento bajo supervisión médica, dijo Pistiner, y agregó que es importante tomar en cuenta el historial completo de alergias de un paciente y otros problemas de salud.
“Depender sólo de las pruebas puede ocasionar un diagnóstico excesivo”, dijo. Pero hay gente como Phoebe Carney, quien ha padecido la experiencia opuesta, con una prueba que no fue lo suficientemente sensible. Ahora, a sus 12 años, nunca superó sus alergias a la leche, huevo, trigo, gluten, soya y nueces.
Su madre, que encabeza un grupo de apoyo para padres de niños con alergias, recomienda encontrar un médico de confianza, quien los haga sentir cómodos y quien conozca de alergias. Dice que deben investigar tanto como les sea posible, seguir sus instintos y encontrar a alguien que responda sus preguntas.
“Tengo una paciente, mi hija, y siento que realmente la conozco, y hago muchas preguntas cuando vamos al médico. Estoy con él mientras aplica las pruebas cutáneas y cuando las interpreta, y siempre estoy activa en el diálogo”, dijo Bayer.