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Los 'cinco minutos' que evitan que el bebé se aferre al biberón

En "cinco minutos" el pediatra es capaz de arrebatar a un bebé el hábito del biberón y evitar el daño que su uso prolongado puede causar
jue 15 julio 2010 10:26 AM
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Biberón Foto

Cuando el bebé cumple nueve meses y acude a su consulta médica, una simple conversación de cinco minutos puede ayudar a que deje el biberón.

Es un paso importante para el bebé, pues el uso prolongado del biberón puede ocasionar problemas dentales y deficiencias nutricionales. Si los padres esperan más tiempo, es más difícil hacer la transición, dicen los expertos.

"En cinco minutos cambiamos la trayectoria de salud de un niño”, dijo el doctor Jonathon Maguire, del hospital St. Michael en Toronto, Canadá. Este pediatra, también autor de un estudio publicado en  Pediatrics.

Maguire y sus colegas estudiaron a 201 niños hasta que cumplieron 2 años de edad y descubrieron una reducción del 60 por ciento en el uso prolongado del biberón cuando los doctores mencionaron el tema durante la consulta de 9 meses.

Los doctores comenzaron a dar a los padres información de salud durante la consulta. La mitad de los padres también tuvieron la conversación de cinco minutos sobre los riesgos del uso prolongado del biberón: estos padres recibieron un vasito para niños e instrucciones paso a paso sobre cómo alejar al bebé de la mamila y comenzar a usar el vasito en el transcurso de una semana.

Maguire reconoce que hay cierta conveniencia al usar el biberón, porque no se derrama y, en cierto punto, los bebés pueden sostenerlo por sí mismos. Dice que esto está bien, “excepto cuando interfiere con la salud de los niños”. Maguire agregó que los nueve meses son una edad adecuada para alejar a los bebés del biberón porque “mientras más grandes sean, más difícil es modificar su comportamiento”.

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Los autores del estudio dijeron que la consulta de 9 meses es el momento adecuado para tener esta conversación porque no hay vacunas agendadas, lo que da tiempo de platicar sobre la nutrición durante el segundo y tercer año de vida.

El deterioro de los dientes en niños no es fácil de reparar, según la doctora Martha Ann Keels, dentista pediátrica y cirujana en la Universidad Duke. Puede implicar que el niño deba someterse a anestesia general y puede costar hasta miles de dólares. En muchos casos, esto sólo hace que los niños desarrollen caries, dijo Keels, quién también es vocera de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP).

Los padres suelen dar a los bebés mamilas en cama porque los relaja y los ayuda (al igual que a sus padres) a dormir. Las madres que dan pecho pueden dejar que sus hijos se alimenten en la noche por la misma razón. El problema es cuando los niños tienen permitido tomar de la mamila llena de leche o jugo por periodos prolongados, lo que puede ocasionar que los dientes de los niños se deformen o generen “caries de biberón”. Una caries es el término médico que se le da a la destrucción progresiva de un hueso o diente.

Cuando un bebé toma del biberón, del pecho o de un vasito, la lengua cubre y protege los dientes inferiores frontales, por lo que los incisivos superiores se desgastan y los inferiores no. Este tipo de desgaste ocurre entre los 12 meses y los 3 años de edad, cuando comienzan a salir los dientes del bebé. Avanza rápidamente y puede causar dolores e infecciones dentales severas, según la Asociación de Higienistas Dentales. Es por esto que el grupo de pediatras recomienda retirar a los bebés del biberón y de los vasitos cuando cumplen un año.

Otra razón para quitarles el hábito es porque deberían obtener más calorías de alimentos sólidos, para asegurar una nutrición apropiada. Según la AAP, cuando un bebé cumple un año, necesita comer los mismos grupos alimenticios básicos de los adultos: carne, pescado, pollo y huevo; fruta y vegetales; granos y cereales y papas, arroz, panes y pasta.

Un estudio descubrió que el 40 por ciento de los bebés de clase media tomaban del biberón a los 2 años de edad, cuando un niño puede tener ya hasta 20 dientes. Keels dice que la mamila y los vasitos no son el problema, sino su contenido. La leche (de vaca o de la madre), la fórmula y otras bebidas dulces contienen carbohidratos. Cuando los carbohidratos entran en contacto con las bacterias de la boca, producen ácidos que causan que el esmalte de los dientes se erosione y los dientes se desgasten antes.

Aunque la saliva de la boca ayuda a neutralizar estos ácidos, en la noche se produce menos saliva, por lo que los ácidos carcomen el esmalte de los dientes.

Keels dice que se necesita “tiempo de silencio” en la boca para que la saliva limpie los dientes. Cuando un bebé no toma del biberón, del vasito o del pecho por mucho tiempo, la boca descansa, dijo. Si los padres descubren que a sus hijos se les dificulta mucho dejar el biberón en las noches, deberían llenarlo de agua, pues ésta no causa caries.

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