Sermones en alta definición, la nueva moda de los predicadores virtuales

El servicio dominical en la Iglesia Fellowship de Dallas, en Texas, transcurre entre cantos y oraciones cuando repentinamente, el lugar oscurece y la congregación dirige su mirada hacia el púlpito, donde aparece el pastor Ed Young Sr., micrófono en mano.
Todos los presentes irrumpen en aplausos y silbidos.
"Siéntense por favor, siéntense", dice Young agarrando una Biblia. "¿Cómo están ustedes? ¿bien?"
Young pronuncia su sermón, pero no puede escuchar ni ver la respuesta de los feligreses porque... no está allí físicamente.
Sus seguidores lo ven en su templo a través de una pantalla de alta definición emitida desde una iglesia 'madre' en Grapevine, Texas.
Young forma parte de una nueva generación de pastores que pueden estar en dos o más lugares al mismo tiempo. Utilizan la tecnología (vídeos de alta definición e incluso hologramas) para transmitir sus sermones dominicales a iglesias satélite, que pertenecen a la misma congregación.
Young, cuyo culto religioso cuenta con unos 20,000 miembros en cinco iglesias, dice que su imagen es tan real, que algunos se olvidan de que él no está allí físicamente.
Geoff Surratt, autor del libro The Multi-site Church Revolution (La Revolución de la Iglesia Multi-sitio) dice que al menos 3,000 iglesias utilizan algún tipo de video de alta definición para diseminar los sermones del domingo.
Algunos recurren a hologramas de pastores que flotan suspendidos en el aire detrás del púlpito, mientras que otros proyectan las imágenes de estos ministros en pantallas gigantes.
Según Surratt, estas iglesias pueden gastar entre 50,000 y dos millones de dólares en estas soluciones tecnológicas, pero el costo se amortiza porque permiten llegar a más gente sin construir nuevos edificios.
"Es una revolución", afirma Surratt, pastor de la Iglesia Seacoast en Carolina del Sur, que transmite los sermones dominicales a 13 lugares. "Es una forma muy diferente de propagar el Evangelio".
Pero quizás no sea lo mejor, se acuerdo con el reverendo Thomas Long, un famoso predicador y autor del libro Preaching from Memory to Hope (Predicando de la Memoria a la Esperanza).
Para Long, los predicadores que creen que no tienen que estar físicamente presentes en la iglesia deberían preguntarse qué sentirían si tuvieran que predicar todos los domingos ante una imagen de sus feligreses, en alta definición.
"Es importante la presencia física, que la persona que da el sermón esté allí de verdad", dice Long. "Es igual de importante que visitar físicamente a un enfermo en el hospital o enterrar a un ser querido, no es algo que se envíe por fax".
Long sostiene que en el Nuevo Testamento Jesús siempre está rodeado de gente y que tiene contacto físico con las personas.
"No creemos que Dios nos mandó un mensaje; nos mandó a una persona y el verbo se hizo carne", agrega.
Young también utiliza el Nuevo Testamento para justificar su método de predicación. Dice que los primeros líderes de la Iglesia, como el apóstol San Pablo, escribían cartas que luego se distribuían entre todas las comunidades cristianas en el Imperio Romano.
Según argumenta, aunque esos líderes no estaban presentes físicamente cuando se leían sus cartas en voz alta, el mensaje no perdía su profundidad.
"Todo lo que hacemos es poner la alta definición, la tecnología, detrás de algo tan antiguo como el Nuevo Testamento", explica Young, que también tiene un blog, página de Facebook y cuenta en Twitter.
No obstante, advierte del peligro de sucumbir ante la seducción del "agujero negro" de la tecnología.
"Si hay un gran propósito detrás, adelante, pero si sólo buscas ser novedoso... tiene que tener un significado y una teología detrás", señala.
Young también comenta que su iglesia siempre está tan llena para escucharle predicar en persona, que la gente tiene problemas para verle, y terminan mirando a las pantallas que hay en el templo.
"No creo que se pierda mucho", dice. "Diría que se me puede mejor en un sitio con pantallas".
Dave Ronne, un pastor de una iglesia de Lawrenceville, Georgia, que también usa la tecnología de video, señala que los feligreses están acostumbrados a recibir mensajes a través de pantallas porque "vivimos en una sociedad audiovisual".
"Ahora todos estamos capacitados para ver pantallas. Todo el mundo tiene un televisor de plasma o una pantalla plana en casa. Simplemente nos asomamos a la cultura de hoy", dice.
Según Ronne, transmitir virtualmente los sermones ayuda a los predicadores a ser mejores pastores, porque, en lugar de predicar tres o cuatro veces todos los domingos, sólo lo hacen una. Eso les da más tiempo para conocer a su congregación y a sus colaboradores.
"La mayoría de los pastores mataría por tener más horas por semana para sentarse y tomarse un café con alguien", agrega Ronne.
¿Y cómo funciona técnicamente?
Ronne lo explica y dice que no es difícil. El equipo de video de la iglesia captura las imágenes del sermón en alta definición en un archivo Quicktime. Luego lo importan en el programa de edición de video Final Cut Pro y exportan el archivo a un disco duro externo.
El último paso es transportar físicamente los discos duros externos a las iglesias pertenecientes a la congregación, cuenta Ronne. El equipo técnico lleva dos discos, uno de respaldo por si acaso, una semana antes del servicio para poder hacer pruebas y detectar posibles problemas.
"Nuestras congregaciones remotas van con una semana de retraso", dice Ronne. "Los sermones están retrasados".
Quizás pueda sonar muy impersonal, pero las iglesias que usan estas tecnologías dicen que, para no perder ese toque humano, contratan a pastores para liderar los servicios dominicales y saludar a la gente a su conclusión.
Esos ministros abandonan el estrado cuando llega el momento del sermón y las pantallas descienden sobre el altar.
Mark Esposito, que ha visto estos sermones virtuales en una iglesia satélite en Dallas, dice que prefiere verlos en video porque es más íntimo.
"Me siento más cercano al sermón que si estuviera en persona", explica. "La pantalla es tan grande que es casi como real".
Aunque haya opiniones para todos los gustos, parece que el video de alta definición seguirá estando presente en las iglesias, afirma Dan Reiland, pastor de la Iglesia 12 Stone.
Reiland cuenta que, cuando comenzó su carrera como pastor hace 28 años, la tecnología no era muy importante para el crecimiento de una iglesia.
"Lo que estaba de moda era poner diapositivas en una pantallas con las canciones", recuerda.
Algunos tal vez echen de menos el poder saludar en persona al pastor después del sermón dominical, pero Surratt dice que los predicadores con don de gentes seguirán encontrando la forma de tener un trato cercano con su gente.
En última instancia, la habilidad de un pastor para conectar con la feligresía no depende de un video nítido, sino que se basa más bien en el carácter, destaca Surratt.
"Si un pastor tiene problemas de ego y está desconectado (de su congregación), dice Surratt, "va a estar desconectado ya sean 100 personas o mil".