Las bebidas deportivas no son siempre sinónimo de vida saludable

Es frecuente en todas partes del mundo ver a figuras del deporte como Michael Jordan, Mia Hamm y LeBron James anunciando bebidas rehidratantes, lo que implica un mensaje claro: si quieres “ser como Mike”, debes tomar una de estas bebidas.
Esa estrategia parece haber funcionado. Según un nuevo estudio, publicado recientemente por la revista Pediatrics, los adolescentes que son más activos en los deportes y en otras actividades físicas son más propensos a calmar su sed con bebidas deportivas, mientras que los adolescentes que pasan mucho tiempo viendo televisión o jugando videojuegos toman más gaseosas.
Consumir bebidas deportivas y otras bebidas azucaradas sin gas también fue relacionado a comer más frutas y vegetales, especialmente entre las niñas, encontró el estudio. En contraste, el consumo de frutas y vegetales tiende a caer en la medida en que aumenta el de gaseosa.
Los resultados no sorprenden, pero los investigadores destacan, según el sitio Health.com, que las bebidas deportivas han desarrollado una cuestionable reputación entre los jóvenes como una alternativa sana a la gaseosa.
“Me parece que las personas que quieren tener una estilo de vida saludable son de alguna forma engañados para creer que esas bebidas son buenas para ellos”, dijo la autora principal del estudio, Nalini Ranjit, profesora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Texas en Houston, a Health.com.
Ranjit y sus colegas analizaron los datos de una encuesta aplicada a más de 15,000 estudiantes de secundaria en Texas. La mayoría de los adolescentes reportó consumir bebidas dulces: más del 60% de los niños y 50% de las niñas tomaron al menos una gaseosa, una bebida deportiva u otras bebidas azucaradas una vez al día. (Los cuestionarios usados en el estudio juntaban las bebidas deportivas con el ponche de frutas, los tés helados y otras bebidas no gaseosas).
Incluso una bebida gaseosa puede dar una dosis diaria de azúcar mayor a lo que los expertos recomiendan. Según a los lineamientos de 2009 de la Asociación del Corazón de Estados Unidos, los hombres y las mujeres adultos deberían consumir no más de 37 gramos y de 25 gramos de azúcar agregado por día, respectivamente, mientras que los niños deberían limitar su consumo a 12 gramos. Una lata de 12 onzas de Coca-Cola tiene 140 calorías y 39 gramos de azúcar.
Aunque las bebidas deportivas contienen carbohidratos y electrolitos como sodio y potasio que ayudan a la hidratación, también tienen mucha azúcar. Una botella de 20 onzas (600 mililitros), por ejemplo, contiene 125 calorías y 35 gramos de azúcar.
Las bebidas deportivas “no tienen tanta azúcar como la gaseosa, así que no son tan malas”, dice Kelly Brownell, directora del Centro Rudd para Políticas Alimenticias y de Obesidad de la Universidad de Yale. “Pero lo último que necesitan los niños estadounidenses es más azúcar”.
Las investigaciones sugieren un fuerte vínculo entre el exceso de consumo de azúcar, el aumento de peso y la obesidad, y las bebidas son la mayor fuerte de azúcar agregado en la dieta estadounidense, dice Brownell, que también es profesora de psicología, epidemiología y salud pública.
Las bebidas deportivas no necesariamente llevan a un aumento de peso, no obstante, pueden ser apropiadas para algunos atletas estudiantes y otros jóvenes físicamente activos.
Para niños que juegan futbol americano, futbol y otras actividades intensas en un día caluroso y húmedo, la Academia Estadounidense de Pediatría aprueba pequeñas cantidades de bebidas deportivas no gaseosas, alrededor de 150 mililitros por cada 15 a 20 minutos de ejercicio. En clima más frío, lo niños no necesitan bebidas deportivas a menos de que estén activos por más de tres horas seguidas.
La deshidratación es un peligro común para los atletas jóvenes, y los estudios sugieren que el sabor de las bebidas deportivas puede alentar a los niños a permanecer hidratados.
En una serie de estudios realizados por la Universidad McMaster en Canadá, los investigadores encontraron que los niños que montaban bicicleta durante 90 a 180 minutos tomaron casi 50% más agua cuando tenía sabor a uva. Si les ofrecían una bebida deportiva, tomaron 90% más si les ofrecían sólo agua.
Sin embargo, dice Brownell, muchos adolescentes que están consumiendo esas bebidas no están ejercitándose lo suficiente como para necesitarlas.
“Las personas que están realizando cualquier tipo de actividad atlética han sido llevados a creer que necesitan esas bebidas”, dice.
Algunos estados de ese país han prohibido las gaseosas de las máquinas dispensadores y de las cafeterías de las escuelas en años recientes, y las autoridades ahora concentran su atención en las bebidas deportivas y otras bebidas azucaradas. La legislatura californiana, por ejemplo, está considerando una prohibición en todas las bebidas deportivas en las escuelas.
“Los esfuerzos legislativos se han enfocado mucho en las gaseosas”, dice Ranjit. “Hay otras bebidas que tampoco son buenas para los niños que debemos estar observando, como las bebidas energéticas y los frappuccinos. El énfasis en la gaseosa puede estar dejando a otras bebidas impunes”.