Dime cuáles son tus prioridades y te diré qué tan feliz eres: estudio
Confiésalo: la mayoría de nosotros lo hemos pensado alguna vez: “si me ganara la lotería, sería feliz por siempre”. Pero según uno de los primeros estudios que han estudiado la felicidad a largo plazo, los grandes eventos en la vida, como las llegadas de dinero repentinas, no son lo que nos hace felices, sino las prioridades que fijamos en nuestras vidas.
“Lo más sorprendente de estos resultados es que cuestionan todas las creencias en este campo”, dijo el autor del estudio, el sociólogo de la Universidad de Melbourne, Australia, Bruce Headey. “Este estudio se opone a lo que antes se creía sobre la felicidad, que era algo fijo”. El estudio fue publicado el lunes en los Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias.
Estudios previos sugieren que la felicidad está predeterminada por la genética y la crianza, y que eventualmente, después de los grandes cambios en nuestra vida, se revierte el mismo nivel de felicidad.
Al estudiar la información de aproximadamente de 60,000 individuos alemanes estudiados durante 25 años, Headey descubrió que las personas que deciden dar prioridad a objetivos como las buenas relaciones y la buena salud, son más felices, sin importar los eventos de sus vidas.
Entonces, ¿cómo cambiar los objetivos de vida? Según Headey, una forma es ayudando a los demás, o construyendo una familia en vez de un imperio de posesiones materiales.
La gente que da prioridad a tener un buen matrimonio, una buena relación con sus hijos o a participar en actividades sociales o políticas reportó mayores niveles de satisfacción a lo largo del tiempo. Por otro lado, los investigadores descubrieron que las personas que se concentran en poder comprar lo que quieren o tener una carrera exitosa, son menos felices.
“Parece que las personas, mientras menos se involucraban en las relaciones, eran menos felices”, dijo Headey. Tener una pareja emocionalmente compatible puede ser otro factor clave en la felicidad. Headey descubrió que la gente con parejas emocionalmente inestables era menos feliz, y las personas con parejas emocionalmente estables eran más felices. Las mujeres con parejas que daban baja prioridad a los objetivos familiares estaban menos satisfechas con sus vidas, comparadas incluso con las mujeres solteras.
Headey también descubrió que aquéllos con buena salud física estaba más satisfecha con su vida; los hombres con bajo peso u obesidad eran significativamente menos felices.
Los investigadores analizaron información del Panel Alemán Socioeconómico. El sondeo es el más amplio en su tipo, pues analiza la satisfacción de vida de 60,000 alemanes, algunos incluso desde 1984. Sólo los participantes con entre 25 y 64 años de edad que tuvieron un seguimiento anual durante al menos una década fueron incluidos en el análisis.
Aunque el estudio es el más amplio de su tipo, por depender de información de encuestas, no puede llegar a conclusiones concretas. Sólo preguntaron a los participantes sobre su satisfacción general con la vida una vez al año y no analizaron la felicidad día a día.
“Aunque por su cuenta no es lo suficientemente convincente, al compararlo con otras evidencias, la teoría podría explicar que la felicidad humana realmente no depende de factores innatos del individuo, sino de sus decisiones de vida”, dijo Biswas-Diener. “Parece que con esfuerzo podríamos aumentar o disminuir la felicidad, dependiendo nuestras decisiones”.
Headey dice que aún falta mucho trabajo por hacer, pero recomienda a la gente que se detenga para pensar en sus prioridades: “Creo que la gente debería reconsiderar si sus objetivos de vida los están haciendo más felices”.