Concha como cubierto y pies descalzos, claves del chiringuito sudafricano

En Die Standloper, un restaurante de mariscos, no hay cubiertos: los comensales usan las conchas de los mejillones de su entrée para comer el resto de sus alimentos.
Se trata de un detalle que muestra la atmósfera relajada de este restaurante de playa, escondido detrás de un nudo de redes de pescador colgadas entre tablas de madera, a una hora de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Die Strandloper se abrió hace casi 20 años por el nativo de Zimbawe Chris Maltby, y se ha convertido en uno de los restaurantes de mariscos más conocidos de la región. El código de vestimenta es estrictamente casual y, de preferencia, hay que llegar descalzos.
"Nosotros decimos: en la arena, los pies descalzos, y el paladar, en el paraíso", dijo Maltby a CNN. "Si llegas en tacones y saco no podrás pasar del estacionamiento. Éste es un ambiente muy casual, muy relajado".
El menú, formado por 10 platillos, incluye pescado de la localidad , que se cocina con recetas regionales. "Se cocina enfrente de ti. Comes, tomas una copa de vino, cocinan, comes, tomas una copa de vino… y así sucesivamente. Es muy agradable", dijo Maltby.
"Obtienes tres cosas: ambiente, compañía y comida. Si las tres son buenas, la fórmula será perfecta", agregó.
El restaurante dice que provee sustento a 100 familias locales: los pescadores y quienes cocinan las recetas que llevan generaciones en su familia.
"Uno de nuestros principales objetivos es llevar dinero a la economía local", dijo Maltby. "Todo la comida es pescada y cocinada por los locales, retribuyendo su trabajo a la economía de la región".
"En este momento, estamos generando empleos para 100 familias y desde hace 19 años damos empleo a una. Se trata de crear empleos, con dinero que entra y sale".
Elaine Blaauw, una de las chefs, prepara platillos que incluyen mejillones al vapor con vino y cebolla, y paella de mariscos. Ella cocina el snoek, un gran pez muy conocido al sur de África, con una salsa tradicional de jugo de limón , mermelada de chabacano y pasta de pescado.
El menú cuesta 190 rands sudafricanos (27 dólares, algo más de 300 pesos), caro para los estándares de Sudáfrica, pero razonable para la mayoría de los turistas. "Nos parece un precio adecuado", dijo Maltby.
"Puedes traer tus propias bebidas, no hay costo de descorche, o puedes aprovechar el bar en la playa. Sabes exactamente cuánto te va a costar cuando termine la tarde".