Holanda construye casas flotantes y resuelve sus problemas urbanísticos
El incremento en el nivel medio del mar en Holanda dejó de ser un problema para la construcción de nuevos desarrollos urbanos gracias al concepto arquitectónico de las casas-bote, el cual ofrece vivienda sobre el agua.
De esta forma, los holandeses logran que la crecida de los ríos, producida por el calentamiento global , trabaje en su favor.
Casi 2,500 familias viven en casas flotantes a lo largo de los más de 4,400 kilómetros de ríos navegables, canales y lagos de ese país.
Datos de la oficina de promoción del gobierno holandés revelan que una cuarta parte del país europeo se encuentra hasta 6.7 metros -en su punto más profundo- bajo el nivel del mar.
Esta situación se combina con la densidad urbana de 488 habitantes por kilómetro cuadrado (similar a Corea del Sur y Puerto Rico).
Por esa razón, las autoridades ahora, en lugar de construir nuevos diques -como lo hicieron por siglos-, aplican diseños arquitectónicos que les permiten ampliar los cuencos y dar cabida en ellos a desarrollos acuáticos.
“Cada vez hay más gente que quiere vivir en el agua, especialmente en Amsterdam, Rotterdam y Delft, donde abundan las casas-bote”, detalla a Obras Janneke Hendrikx, consultora de la Oficina de Turismo y Convenciones de Holanda.
Solidez y ligereza
Jorrit Houwert, socio fundador del despacho holandés +31Architects que diseña casas flotantes, comenta que para la construcción de las viviendas se toman dos consideraciones básicas.
La primera es “la utilización del principio del pontón que permite que la casa flotante tenga una plataforma sólida”.
En segundo lugar, asegura, “se considera la figura del barco, mediante la cual la estructura flotante se compone por una caja hueca de concreto abierta, lo que le permite flotar sobre el agua, gracias al aire que ingresa a la edificación”.
Las casas-bote se acoplan con el muelle mediante conexiones flexibles de manera que las estructuras pueden moverse cuando la marea cambia.
“Esto facilita que las viviendas puedan cambiarse de lugar sin previo aviso cuando lo necesiten, y sin dejar una huella en el medio ambiente”, detalla el arquitecto holandés.
Houwert comenta que una casa-bote moderna puede llegar a costar lo mismo que una casa en tierra.
Sin embargo, explica que para aquellos que desean vivir sobre las aguas del río Amstel en la capital holandesa ya “es difícil encontrar un lugar disponible porque existen pocos espacios en el centro de la ciudad”.
En promedio, un departamento ubicado en el corazón de Amsterdam puede costar unos 270,000 dólares, mientras que una casa construida a las orillas del Amstel cuesta alrededor de 950,000 dólares, según datos del portal holandés especializado en bienes raíces Amsterdam Escape.
Por su parte, el precio de una casa-bote en la capital holandesa puede rondar entre 335,000 y 670,000 dólares, de acuerdo con Woonboten Land, empresa europea especializada en la cotización y compra-venta de viviendas flotantes.
El arquitecto detalla que en ocasiones las casas-bote se construyen en espacios diseñados especialmente para este fin, y una vez terminadas son transportadas hasta 200 kilómetros a través de los ríos de Holanda hasta su destino final.