Cómo hablar de finanzas con tus padres cuando ya son adultos mayores
La edad adulta no llega con las responsabilidades de la vida cotidiana o con las primeras canas, ni siquiera cuando uno ve crecer a los hijos, sino conforme uno empieza a ver viejos a sus padres.
A diferencia de nuestra generación, en la que existe cada vez un mayor grado de 'cultura financiera', mucha gente de generaciones anteriores vivió sin preocuparse jamás por ningún tipo de planeación monetaria, por lo que su situación financiera puede ser menos que óptima.
Tener padres en una situación financiera riesgosa o inestable puede tener consecuencias graves tanto para su bienestar emocional (y el tuyo) como para las finanzas del resto de la familia, ya que en caso de existir algún problema, como ahorros insuficientes o falta de seguros de gastos médicos, lo más probable es que los hijos tengan que hacerse cargo de resolverlos.
De igual manera si su situación financiera es sana también es muy importante tener las cosas en claro, ya que conforme los padres envejecen los problemas entre los hijos, por cuestiones de herencia, tienden a exacerbarse.
Tener una plática de dinero con tus padres es incómodo. Este cambio de roles es difícil, “ahora yo soy el que explico y tú el que oye”. Para que la plática sea fácil y productiva es importante tomar en cuenta cuándo, cómo y dónde tenerla.
Es indispensable elegir el momento adecuado. Plantea a tus padres, de antemano y en términos generales, la preocupación que existe y programa una cita para sentarte a platicar con ellos. Probablemente una plática no sea suficiente para conocer y resolver los detalles, pero una vez roto el hielo, las siguientes serán mucho más fáciles.
La clave para que estas sesiones sean amenas y propositivas se resume en dos palabras: "diálogo" y "respeto".
Éste no es el momento de sermonear a los padres sobre las decisiones que tomaron o que dejaron de tomar, ni de obligarlos a cambiar sus patrones de vida (después de todo, ellos siguen siendo los responsables de su situación financiera).
Es simplemente una oportunidad para aclarar dudas, expresar la preocupación que se tiene sobre su bienestar y plantear en conjunto planes de acción y, si son necesarias, soluciones.
* Adina Chelminsky es autora del libro “Cabrona y millonaria”.