Suicidas en Seúl fingen su funeral para recobrar las ganas de vivir
Kim Byong-soo se quita sus zapatos y entra al ataúd. Lentamente se recuesta y cierra sus ojos. Hay menos 11 grados en los bosques de Corea del Sur, pero parece que Kim no los siente. Sus manos y pies están atados. Entonces, abre sus ojos mientras la tapa es cerrada con clavos.
Esta ‘muerte’ es la última oportunidad de Kim para recuperar sus ganas de vivir. Desde hace 15 años, este exitoso dentista con base en Seúl ha querido matarse. “Todo los días quiero darme un tiro”, dice. “Cada vez que despierto, pienso en el suicidio , todos los días, pero no puedo hacerlo porque tengo muchas responsabilidades”.
Kim se enlistó en el seminario Beautiful Life con la esperanza de cambiar de opinión. Es una técnica radical que ayuda a la gente a crear una percepción fresca sobre la vida, y su fundador, Kim Giho, dice que sólo muriendo la gente podrá encontrar su deseo por vivir.
“No podemos entender la muerte simplemente hablando de ella. La gente realmente experimenta la muerte participando en ella y naciendo de nuevo con un estado mental puro”. Kim Giho intenta romper el mito de la muerte hablando sobre ella directamente con el grupo.
Como parte del tratamiento, el dentista escribió una nota suicida , sus últimas palabras a su esposa e hijos. Escribiendo a la luz de las velas, Kim garabatea furioso.
Antes de entrar al ataúd, dijo que su esposa sabe que está atravesando un mal momento, pero que ella no sabe que quiere suicidarse y no le está pidiendo ayuda. “Si lo hago, sería muy duro para ella”, dice.
Kim está vestido en ropa tradicional para el entierro, ropa ligera de cáñamo. Después es sacado a la nieve. Junto con otras cinco personas en el grupo, él es dirigido por un hombre vestido de negro, simbolizando la muerte.
En el claroscuro de una zona boscosa de Seúl, aparecen seis ataúdes. Kim se arrodilla junto al suyo, baja la cabeza y escucha una oración. Éste es su funeral.
Entonces, en silencio, entra al ataúd de madera y se acuesta. Kim Byong-soo permanece en el ataúd, sin ver ni escuchar nada, durante 20 minutos.
Kim Giho dice que la sensación de ser ‘enterrado en vida’ puede reiniciar una mente suicida . Dice que algunas personas salen al aire fresco con lágrimas en los ojos, prometiendo con toda determinación vivir todos los días al máximo.
Cuando Kim sale de su ataúd, no hay lágrimas y no dice nada. Una vez que regresa al salón del seminario, lee en voz alta su carta suicida atentamente. Agregó a la carta dirigida a su esposa e hijos algo más. Frente al grupo, dice: “a partir de mañana, no quiero ser esa persona que sólo come y trabaja para pasar el día. Quiero amar a otros, saber cómo perdonar y tener esperanza”.
Al recordar a su esposa, dice: “cualquier cosa que quieras, yo la haré por ti”.
A unas cuantas horas de haber dicho que quería morir, Kim está haciendo planes para llevarse a su esposa de vacaciones.