Orar y dar las gracias. Ese es el método sencillo y accesible para reducir el nivel de contaminación en el líquido que rodea a
Mientras
"La sabiduría humana no ha sido capaz de resolver el problema, solo tratamos de enfriar la furia de los materiales radiactivos al poner agua en ellos. ¿Hay algo más que se pueda hacer? Creo que sí", dice el autor en una convocatoria lanzada a través de su página oficial de internet el pasado 27 de marzo.
Emoto defiende la tesis de que la composición química del agua se transforma cuando recibe la vibración de oraciones de seres humanos sin importar a qué distancia se encuentran.
El libro Los mensajes del agua (1999) fue el primero de varios en los que ha documentado los experimentos en los que expuso recipientes con líquido a palabras, dibujos y sonidos positivos y negativos, y luego fotografió las transformaciones de los cristales de agua. Su trabajo tiene tanto seguidores como críticos.
Emoto sostiene en su convocatoria que enviar pensamientos de amor y agradecimiento al líquido contaminado será positivo. También cree que funcionará repetir le frase "agua de la planta nuclear de Fukushima, discúlpanos por hacerte sufrir. Por favor, perdonamos. Te damos las gracias y te amamos".
El agua del mar cercana a la planta tiene niveles de yodo radiactivo 3,000 veces superior a lo normal, según las más recientes mediciones dadas a conocer por la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón.
Emoto no aclara en su convocatoria si tras la oración que propone documentará alguna transformación en el agua de Fukushima.
El gobierno japonés, por lo pronto, informó este jueves que cuatro de los seis reactores de Fukushima están dañados por lo que la planta cuya emergencia ha despertado temor no solo en el país asiático sino en el resto del mundo, vive sus últimos días.