¿Por qué seguimos consumiendo 'productos milagro'?
El 1 de marzo de 2011, una conductora de televisión en México ofreció disculpas públicas por haber sido la cara de un producto que garantizaba bajar de peso y que no funcionaba.
Dos semanas antes de esto la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) ordenó el retiro del mercado de 250 llamados productos milagro. De ellos 13 fueron removidos de inmediato de supermercados y centros comerciales, 237 correrían con la misma suerte en los meses siguiente. Los anuncios que los promovían también debían retirarse de la televisión.
La mayoría de estos productos prometen la cura de enfermedades que van de la diabetes al cáncer, garantizan la disminución de peso o el aumento del ímpetu sexual.
Según una encuesta telefónica que realizó la encuestadora María de las Heras con la empresa especializada en investigación de opinión pública, Demotecnia, 15% de los adultos mexicanos con teléfono en casa compraron al menos una vez en su vida algún producto de este tipo anunciado por televisión.
Esto representa 30 millones de compras telefónicas, de las cuales 40% corresponde a productos que prometen mejorar la salud , sin médicos de por medio, con recetas naturistas y resultados inmediatos, reporta la revista Chilango en un reportaje en su edición de junio de 2011.
El principal problema de los productos milagro es que cuando se utilizan como solución a enfermedades graves, como cáncer, pueden tener reacciones adversas, de acuerdo con el médico Francisco Javier Ochoa Carillo, presidente de la Academia Mexicana de Cirugía.
Los medicamentos se metabolizan por el hígado y se excretan por el riñón; si las sustancias activas de éstos se mezclan con otros elementos, el coctel puede volverse tóxico. "Las dosis del fármaco normal van a ser muy altas; no se van a poder metabolizar bien en el hígado y excretar. Se van a acumular", refiere el especialista.
Según la encuesta de María de las Heras, una cuarta parte de los entrevistados obtuvo el resultado esperado al utilizar estos productos. Cualquiera puede creer en ellos con cierta base empírica (si el resultado falla en 75%, acierta en 25%), sin importar nuestra clase social, condición económica, raza o estudios.
La percepción de que estos productos realmente cumplen lo que prometen se debe a que de acuerdo con los comerciales en televisión estos son marcas registradas, apoyadas en testimonios de gente real e incluso por figuras públicas, de acuerdo con Yohana Castro Bibiano, profesora en sociología.
Los cambios regulatorios
Días después de que entrara en vigor el aseguramiento de los 250 productos milagro, el entonces comisionado de la Cofepris, Miguel Ángel Toscano , presentó un proyecto de modificaciones al reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad.
Ahí destaca el incremento de las sanciones en 12,000 salarios mínimos (unos 700,000 pesos) para las empresas que incurran en faltas. La medida contempla otras reformas, como la del artículo 7: no permitiría testimonios o recomendaciones de una celebridad para anunciar bebidas alcohólicas o adicionadas con cafeína, insumos para la salud, suplementos alimenticios, servicios y procedimientos de embellecimiento.
Queda pendiente su aprobación en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer).
Con esta reforma también se establecerán los responsables. "Va a haber un responsable sanitario, que es una persona física en quien la Cofepris puede fincar responsabilidades por una campaña de publicidad fraudulenta", dice el senador panista y presidente de la Comisión de Salud, Ernesto Saro Boardman
