La diversión de verano, vía de aprendizaje para enfrentar la vida real
Nota del editor: Todd G. Buchholz es ex director de políticas económicas de la Casa Blanca y vive con su esposa e hijas en California.
(CNN) — Cuando veo los estantes de mis hijas no puedo dejar de pensar “¡Wow, cuántos trofeos!”. No me había dado cuenta de que aparentemente son más rápidas que Lindsay Vonn, más fuertes que Serena Williams y más ágiles que Michelle Kwan.
No lo son. Simplemente han crecido en esta época en que damos trofeos a los finalistas de noveno lugar. Que Dios perdone cualquier derrota.
¿Pero cómo podrán manejar una entrevista de trabajo o un rechazo? El jefe que los rechaza para un empleo o les niega un incremento de salario difícilmente les dará una medalla de oro, ¿verdad?
La vida real implica cierto grado de competencia y muchas vueltas tratando de lograr nuestros objetivos. No siempre tenemos éxito.
Tomar riesgos es parte del aprendizaje del niño. Nuestros cerebros evolucionaron para enviarnos un torrente de sentimientos cuando nos paramos en una portería, en la barra de equilibrio de ballet, o nos sentamos al piano y comenzamos a tocar algunas notas, incluso si lo hacemos torpemente.
Algunos psicólogos y padres gritarán: “¡Oh no, eso genera ansiedad y estrés! Déjalos enfocarse en sus fortalezas y dales aliento continuo”.
Espera un momento. ¿Recuerdas cuando tu hijo comenzaba a caminar? ¿Recuerdas esa sonrisa cuando se levantó por sí mismo, dio unos pasos y enseguida se cayó? Los bebés saben que tienen que arriesgarse. Ellos pueden manejar el estrés, y por lo tanto, los niños más grandes también.
A continuación algunos consejos para que tus hijos puedan disfrutar del verano mientras se preparan para su vida en este planeta, no en el universo alternativo idílico donde todo mundo obtiene trofeos sin intentarlo:
1. Anímalos a probar algo nuevo
No envíes a tu pianista prodigioso al campamento de piano. Cierra la tapa y oblígalo a aprender cómo encerar un coche o sembrar en un campo de fresas con algunos vecinos. Inscribe a tu luchador en ciernes al club glee.
2. Enfócate en las experiencias, no en los objetos
Piensa en la felicidad como un verbo, no un sustantivo. Hacer, no tener. Para lograr un mejor lazo afectivo con los niños, deja que surja la adrenalina. Olvídate de ir al cine; permite que haga su propia película, con todo y escenas de persecución.
3. Estimula su curiosidad
Está muy bien si a tu hijo le gusta pescar. Pero no se trata de sólo sentarse en una lancha. Guíalo a aprender los diferentes tipos de carnada y sebos. ¿Cuántos caballos de fuerza tiene el motor? ¿Cuál es la forma de las olas generadas por la hélice?
4. Sé honesto sobre el desempeño de tu hijo, pero comparte alguna de tus propias debilidades
Si tu hijo resulta ser un mal jugador de ping-pong, admítelo y ríete de tu propia experiencia de caerte de un trampolín. Todos somos malos para algo.
5. Haz que tus hijos compitan con otros niños a favor de una obra benéfica
La competencia es sana para nuestra especie. Pero el objetivo no tiene que ser generar un gran ego y llevar brillantes premios a casa. La carrera Race of the Cure ha recaudado 2 mil millones de dólares para la investigación de cáncer de mama porque vincula nuestro espíritu competitivo con la búsqueda de ayudar a los demás.