El destino turístico Costa Careyes nació del sueño de un banquero italiano
Costa Careyes es hoy uno de los desarrollos turísticos más bellos y exclusivos de México, pero hace 42 años era apenas un sitio virgen que despertaba un sueño en un banquero italiano: crear un desarrollo vacacional exclusivo donde además pudiera retirarse.
El lugar, ubicado al occidente de México, en el Pacífico, es un destino salido casi enteramente de la cabeza del empresario Gian Franco Brignone, quien se enamoró de los manglares y los riscos al sobrevolar la zona hace más de cuatro décadas, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Life & Style.
Brignone tenía 42 años en 1968 cuando, con una fortuna que reunió como banquero en París, decidió buscar un rincón del mundo para vivir sus días de retiro.
Soñaba con un lugar virgen, que pudiera desarrollar desde cero, siguiendo el ejemplo de amigos suyos que habían hecho algo parecido en Costa Esmeralda, Cerdeña, en el Mar Mediterráneo.
Volaba una pequeña avioneta de una sola hélice con su amigo Luis de Rivera, quien le insistía que viera una zona idílica que había observado previamente, según un artículo publicado en la revista Quién.
Como lo narra Carlos Tello Díaz en La magia de Careyes (Turner-Fundación GF Brignone, 2006), el principal mérito de Brignone es haber "comprado desde el aire".
"Desde la avioneta le pareció ver el paraíso que creía perdido ya: playas rodeadas de lagunas y manglares , acantilados bañados por un mar de azul contundente", escribe Tello Díaz.
El plan original de Brignone era construir unos 14 hoteles y 6,000 condominios, pero, en un giro del destino, los inversionistas europeos que se habían aliado con el empresario desistieron.
Lo que en su momento pareció un revés, al cabo de los años fue un acierto: Careyes es un desarrollo de muy baja densidad.
Brignone se mudó a Careyes en 1971 y en 1975 comenzó la construcción del Hotel Careyes, que años después vendió a Roberto Hernández, presidente de Banamex.
Al mismo tiempo que se construía el hotel, Brignone mandó edificar espectaculares mansiones que posteriormente vendió a sus amigos.
Una de ellas fue bautizada como "Mi Ojo", en honor al ojo que había perdido por una catarata.
También construyó dos residencias arquitectónicamente idénticas, pero simbólicamente diferentes, con las cuales quiso dar el mensaje de la unión de las civilizaciones.
Una es "Sol de Oriente", en color amarillo y que simboliza al Vaticano. La otra, "Sol de Occidente", en el color del Islam: el verde.
Estos "palacios", la mayoría diseñados por arquitectos mexicanos , estuvieron pensados para un público exigente, que apreciara la arquitectura . Y, claro, también fueron ideados para quien pueda pagar 4 mil dólares la noche, el costo de su renta.
El sueño arquitectónico de Brignone se concretó y consiguió ir más allá, pues Costa Careyes es uno de los lugares donde más ha proliferado la construcción de mansiones de playa, ideales para renta vacacional.