La gente con más educación tiende a ser más religiosa: estudio
Las personas tienden a ser menos religiosas a medida que tienen más educación, ¿Correcto? No necesariamente, de acuerdo con un nuevo estudio.
Después de analizar la información de una encuesta nacional, el sociólogo de la Universidad de Nebraska-Lincoln, Philip Schwadel, encontró que las personas en realidad tienden a ser más religiosas —por lo menos en algunas definiciones—cuando tienen mayor educación.
“Todo recae en lo que consideres ser religioso”, dice Schwadel, profesor asistente de la Universidad de Nebraska-Lincoln. ”Si se trata simplemente de asistir a los servicios religiosos, entonces no. La gente con estudios superiores no es menos religiosa, de hecho, es más religiosa”.
“Pero si se trata de decir que la Biblia es la palabra de Dios y decir que sólo una religión es la verdadera, entonces son menos religiosos”, continúa.
Schwadel utilizó información de la muy respetada General Social Survey, una encuesta acumulativa y representativa a nivel nacional que lleva a cabo el National Opinion Research Center de la Universidad de Chicago y que se realiza cada dos años desde 1972.
Los científicos sociales dependen enormemente de la gran calidad de la General Social Survey, la cual provee datos acumulados recogidos regularmente entre 1972 y 2010.
Su estudio será publicado en la próxima edición de la revista Review of Religious Research.
Schwadel encontró que por cada año adicional de educación.
—La probabilidad de asistir a los servicios religiosos aumenta el 15%.
—La probabilidad de leer la Biblia por lo menos ocasionalmente aumenta el 9%.
—La probabilidad de cambiar a una religión protestante principal —Episcopal, Luterana, Presbiteriana o Metodista—aumenta el 13%.
A los encuestados de la General Social Survey se les preguntó si creen en Dios sin ninguna duda, con varios niveles de duda, si tienen un concepto diferente de Dios o de un poder superior, o si no creían en nada de eso, dice Schwadel.
“Con más años de educación , no tienes más probabilidad de decir, 'no creo en Dios'”, dice. “Pero tienes más probabilidad de decir, 'creo en un poder superior'”.
Los resultados tienen sentido para el Dr. Michael Lindsay, presidente de Gordon College en Massachusetts y autor de Faith in the Halls of Power, sobre el crecimiento de la élite cristiana evangelica.
“Cuanto más educada está la persona en su fe, su punto de vista religioso es más cosmopolita”, dice. “Son más terrenales en el mejor sentido del término. Ellos conviven con personas de diferentes religiones todos los días y como resultado tienen visiones distintas de lo que quiere decir expresar la fe en una plaza pública”.
“Son más tolerantes, pero esta es la cuestión: no son menos fieles”.
Pero una destacada voz para los ateos dice que los resultados del estudio sobre que la educación aumenta ciertas medidas de religiosidad puede ser más complicado de lo que parece.
“Hay mucha gente que va a la iglesia pero que no son creyentes”, explica Ed Buckner, expresidente del grupo American Atheists. “Van por todo tipo de razones. No quiero decir que sean un fraude o que engañen, (pero) ellos van por razones sociales o (porque) eso es lo que sus familias o sus compañeros esperan de ellos. Algunas veces asisten para poder vender más seguros”.
“Pero hay muchos ateos en las bancas, o por lo menos personas que no están comprometidas y que probablemente no han pensado y examinado cuidadosamente las opiniones religiosas que se expresan en esa iglesia”.
El resultado de que la gente con mayor educación se mueve hacia las principales denominaciones cristianas sugiere una dinámica de clases, alega Buckner.
Cuando la gente tiene más educación, dice, se mueven hacia la clase media y la clase media alta. “Y en cuanto lo hacen”, asegura, “se mueven a situaciones más establecidas en la sociedad, lo que significa que se unen a las iglesias que son las iglesias de la élite, o por lo menos de la clase media”.
Pero Schwadel detalla que los encuestados hablaban de sus verdaderas creencias, no sólo de sus hábitos de ir a la iglesia.
“Lo que todo esto me dice es que la religión es importante para la gente de todos los niveles educativos en Estados Unidos”, comenta. “Sólo que, dependiendo de tu nivel de educación, te comportas y crees de manera diferente”.
¿Entonces por qué esa percepción tan generalizada de que los intelectuales son menos religiosos, o incluso no son religiosos?
Los académicos por lo menos son un poco menos religiosos que la población en general, dice Schwadel.
“Cuando vemos esas tendencias, las solemos exagerar”, afirma. “La mayoría de la gente ve una tendencia y piensa que todo el mundo es así”.
Lindsay piensa que hay más que eso.
“Existe un esfuerzo concentrado por un grupo de gente muy inteligente que trata a la religión como una panacea para los ingenuos”, dice.
Bucker no está de acuerdo con eso.
“¿Pensamos que cualquier persona que no esté de acuerdo con nosotros es un idiota o un tonto? Bueno, algunos de nosotros pensamos eso”, dice de los ateos. “Pero no creo que eso sea sistemáticamente verdadero para todo el mundo en el movimiento”.
“(…) Quiero decir, yo creo que están equivocados. Cualquiera que crea que hay un Dios en el cielo allá afuera que hace todo lo bueno y lo malo para nosotros, básicamente cualquiera que piense que el universo se preocupa por nosotros, está equivocado”, continúa. “En las palabras de Richard Dawkins, han sido engañados”.
Pero algunas creencias religiosas de la gente están “profunda y cuidadosamente consideradas”, comenta Buckner. “Y también me doy cuenta de que la falta de creencias religiosas de algunos ateos son bastante superficiales y no han pensado bien las cosas”.
“Le tengo más respeto a una persona religiosa que realmente se plantea esto, que lee libros que no comparten su punto de vista y aún así acepta esa posición, que el que le tengo a alguien que sin pensarlo rechaza cualquier punto de vista particular”.
Lindsay dice que el estudio podría ayudar a romper algunas de las barreras religiosas de la sociedad.
“Es un problema de percepciones, porque alimenta la idea de que hay algún tipo de guerra cultural profundamente arraigada, en donde la gente inteligente se opone a la gente religiosa , cuando de hecho es mucho más complicado que eso”, asevera. “Y de hecho, las antiguas divisiones entre la gente profundamente religiosa y las personas no religiosas probablemente no aplican”.