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El déficit de atención puede diagnosticarse en niños desde cuatro años

Las directrices publicadas amplían el rango de diagnóstico de este padecimiento e indican cómo debe tratarse a los pacientes más jóvenes
mié 19 octubre 2011 12:55 PM
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El rango de edad para el diagnóstico y tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se amplió a niños de entre cuatro y 18 años, de acuerdo a los nuevos lineamientos de la Academia Americana de Pediatría.

Si bien las directrices anteriores (de 2000 y 2001) apuntaban a niños de entre seis y 12 años, el nuevo informe incluye a los niños desde preescolar hasta final de la escuela preparatoria.

“El médico de atención primaria debería iniciar una evaluación para el TDAH en cualquier niño de cuatro a 18 años de edad que presente problemas académicos o de comportamiento y síntomas de falta de atención, hiperactividad o impulsividad”, indica el informe.

Niños de tan sólo cuatro años de edad ya están recibiendo el diagnóstico de TDAH, pero con este informe, la Academia Americana de Pediatría detalla la forma en que se debe dar atención médica a los preescolares que presentan estos síntomas, dijo el Jonathan Posner, profesor asistente de Psiquiatría Clínica en la Escuela Médica de la Universidad de Columbia.

Para las edades de cuatro a cinco años, el informe recomienda realizar intervenciones conductuales en primer lugar, pero si no hay mejoría y el niño tiene síntomas de moderados a severos, puede utilizarse el medicamento estimulante metilfenidato (comercializado como Ritalin , Concerta y otros).

Las intervenciones conductuales incluyen entrenamiento para padres, para que éstos aprendan a ofrecer refuerzos positivos, ayudar a un niño a organizarse y, en general, tratar a un niño. Los menores pueden calificar para los servicios de Educación Especial para la Primera Infancia a través de los sistemas escolares locales en Estados Unidos y obtener un seguimiento de sus evaluadores de programas y maestros.

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Los efectos secundarios de la medicación

La investigación en los últimos años ha demostrado que el metilfenidato es seguro y efectivo en el grupo de edad preescolar, aseguró Jonathan Posner, profesor asistente de la clínica de psiquiatría de la Columbia University Medical School.

Sin embargo, estos niños tienden a ser más propensos a los efectos secundarios a corto plazo, tales como cambios de humor, falta de apetito e insomnio. Algunas veces, el metilfenidato conduce a la desaceleración del crecimiento en niños, así como en cambios en la vista. Los pacientes con antecedentes de convulsiones pueden ser más propensos a sufrir ataques.

Los efectos secundarios a largo plazo no han sido del todo descartados, pero los padres también deben considerar que la condición en sí misma puede provocar problemas significativos, dijo Posner.

“Cuando consideras el beneficio potencial de aliviar los síntomas, eso puede restar peso al riesgo potencial de efectos secundarios a largo plazo”, dijo Posner.

Aunque Posner consideró positivas las directrices para los niños preescolares, a Claudia Gold, pediatra y experta en salud mental infantil, le preocupa que se produzca un aumento de sobrediagnóstico y sobremedicación en el grupo de edad preescolar.

El TDAH es un conjunto de síntomas que representan problemas de emoción, regulación y atención. Dar tratamiento a los niños de la manera más temprana posible es importante, pero eso no significa que sus problemas sean necesariamente TDAH, o que los medicamentos para el TDAH sean la mejor respuesta, dijo Gold.

Etiquetar como TDAH excluye muchas otras posibilidades que podrían estar provocando que un niño sea hiperactivo y distraído, como la privación del sueño y los conflictos familiares.

“Una vez que se plantea la cuestión del TDAH en lugar de la pregunta: '¿Qué le está pasando a este niño?', ya has reducido tus pensamientos”, dijo.

Debido a que el cerebro es más susceptible al cambio a una edad temprana, las intervenciones que impactan más en el ámbito de las relaciones o implican el trabajo de padre e hijo en conjunto pueden tener un mayor impacto en los años preescolares que en las edades de siete a nueve, dijo Gold.

Las directrices también recomiendan cómo abordar el TDAH en los adolescentes, un cambio que Gold elogió, porque a veces los jóvenes no presentan síntomas evidentes sino hasta la adolescencia . Hacer el seguimiento de los síntomas puede ser más difícil en estudiantes de educación secundaria y media superior, quienes probablemente tienen varios maestros y pasan menos tiempo con sus padres.

Los médicos deben tratar de obtener reportes sobre los síntomas por parte de al menos dos profesores y otras personas de la escuela o la comunidad, según las nuevas directrices. Los médicos también deben tratar de establecer si estos problemas de conducta y atención estaban presentes anteriormente en la vida del niño, y fueron tal vez ignorados.

El TDAH aumenta la probabilidad de abuso de sustancias en los adolescentes, sobre todo cuando no se recibe tratamiento, así como la probabilidad de comportamientos sexuales de riesgo y trastornos de ánimo y ansiedad.

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