Los fanáticos del Halloween llevan el 'terror' a sus casas
¿Qué clase de persona gasta miles de dólares en transformar su patio en un paisaje de tumbas y esqueletos cantarines, con un laberinto embrujado y música en el nombre del Halloween?
Un profesor de kinder retirado y su esposa, por ejemplo. En esta época del año, Gary y Mary Server son conocidos por los vecinos como Scary Gary y Bloody Mary.
Haunted Hollow (Cuenca Embrujada) es una atracción local en Clarence Center, Nueva York, un suburbio de Buffalo y es una de las muchas espeluznantes casas que aparecen en todo Estados Unidos durante Halloween. Debido a que los lugares embrujados profesionales cobran la entrada en más de 20 dólares por persona en algunas partes del país, los propietarios de estas atracciones caseras dicen que están recibiendo más y más visitantes cada año.
Scary Gary y Bloody Mary no piden dinero por entrar en Haunted Hollow, pero aceptan donaciones, las cuales entregan en su totalidad al Hospital para mujeres y niños de Buffalo. Hace dos años, recaudaron más de 5,000 dólares, dice Gary Server.
“A mi esposa y a mí nos encanta Halloween. Además los niños han sido parte importante de mi vida como profesor y hacer algo por ellos, hace que Halloween sea aún más agradable”, dice.
“Nosotros lo llamamos familiarmente aterrador. No mostramos heridas o sangre. Es una oportunidad para que las familias disfruten un tiempo de calidad juntos a la antigua. ¿Qué mejor que eso?”.
No es inusual que las familias pasen horas explorando Haunted Hollow porque hay mucho que ver, dice.
Hay un espectáculo de luz cada hora y un cementerio de 100 tumbas, demonios y monstruos llamado Josh en honor a su nieto. Una carroza fúnebre hecha en casa contiene una banda de cráneos cantarines de animatronic. Uno de los favoritos del público es Victor, el esqueleto parlante, se comunica con los visitantes desde su jaula con la ayuda de un micrófono remoto y una cámara infrarroja controlada por uno de los amigos de Server desde su sala de estar.
Un laberinto en el garaje para cuatro coches conduce a un manicomio que encierra a personajes favoritos del cine como Michael Myers, Freddy Kruger y Jason.
La iReporter de CNN Deanna Rodrigues visitó Haunted Hollow el sábado pasado con su hijo de 4 años y pasó casi dos horas explorando. La atracción favorita de su hijo fue el laberinto del garaje, que tiene una silla eléctrica que se sacude, suena, y deja salir un poco de humo cuando te sientas en ella, dice.
“Él la estaba pasando muy bien. Yo no quería irme”, dice. “Necrófagos deambulan alrededor de la instalación, detrás de los arbustos y te asustan”.
Construir el escenario para miles de visitantes cada año es una gran tarea. Decenas de amigos colaboran y ellos reciben un poco de ayuda de estudiantes voluntarios que obtienen créditos para la escuela preparatoria, por lo que lo hacen cada dos años, dice Server.
“Es realmente divertido, pero lo hacemos cada dos años porque es mucho trabajo. Nos toma tres meses prepararlo”, dice.
Kimberly Stegman y Andrew Adkins, de Springdale, Ohio, también requieren de varios meses para preparar su cementerio de zombis y monstruos, que crece en tamaño y número de visitantes cada año. La pareja estima que atrajeron a alrededor de 300 visitantes el fin de semana pasado, sin incluir el autobús de una casa de retiro y los paseantes en carreta que lo visitaron.
La casa en Glen Sharon Road se ha convertido en una leyenda local. El iReporter Greg Reese la visitó el sábado pasado; mientras conducía su coche hasta la casa, fue recibido por un Jason sosteniendo una motosierra como en la película Halloween.
“Otros en la calle están empezando a decorar su casa debido a la buena respuesta”, dijo Reese. “Obviamente, se requiere de mucho tiempo para construir las criaturas”.
La pareja no cobra una cuota a los visitantes para ver la colección de 17 zombis y monstruos, cada uno de los cuales está hecho a mano por Adkins. La nueva atracción de este año es la famosa escena de El Exorcista, de la niña poseída atada a una cama.
Fue sencillo en realidad, dice. Una amiga enfermera le dio una bata y uniformes de hospital, y él fabricó el cuerpo con espuma de embalaje y una cama de madera que sobraba en el trabajo.
“Lo que me costó más fue la máscara de su cara, que encontré en internet. Pero no me gustaba cómo se veía, así que la pinté para que se viera mejor”, dice.
Es una verdadera obra de amor que se remonta a la infancia, cuando construía sus propias decoraciones de lápidas de cartón para la casa de su madre.
“Me encanta Halloween, es como Navidad”, dijo. “Debido a lo mucho que me gusta el Halloween y las películas de terror, voy a seguir haciéndolo hasta que ya no pueda más. Tengo más espacio en el patio trasero, así que probablemente terminaré allí el año próximo”.