Cómo saber cuando el dolor físico de tu hijo requiere medicamentos
Le ha sucedido tantas veces que el doctor Raymond Pitetti ya perdió la cuenta: un niño ingresa en la sala de emergencias con (por ejemplo) una pierna rota y los médicos le dan potentes analgésicos narcóticos, pero después lo envían a casa sin medicamento para el dolor.
"El dolor es igual de fuerte que cuando ingresaron al hospital, pero los envían a casa sin nada y ese hueso roto va a doler como un demonio por un tiempo. Es entonces cuando vemos que el chico regresa a la sala de urgencias al día siguiente, porque sufre un dolor terrible”.
Pitetti y otros expertos en dolor pediátrico dicen los niños con sufrimiento físico a menudo no reciben el medicamento suficiente, ya sea por un hueso roto o después de una cirugía. Por ejemplo, en un estudio que se publicó la semana pasada en The Journal of Pediatric Surgery se informó que el 13% de los niños a quienes se les practica una cirugía como la de apendicitis sufren dolor por meses.
“A los niños no se les dan suficientes medicamentos para el dolor, y sufren innecesariamente”, dice el doctor Zeev Kain, autor principal del estudio y anestesiólogo pediátrico de la Universidad de California, Irvine. “Realmente tenemos que mejorar esto, porque durante mucho tiempo hemos actuado horrible”, agrega Pitteti, profesor asociado de pediatría en el Hospital para Niños de Pittsburgh.
Tanto los médicos como los padres fallan
Los doctores a menudo se sienten cómodos dando a los niños un medicamento para calmar el dolor en el hospital, pero no están seguros sobre recetar algo para cuando estén en casa, incluso si el dolor es intenso.
“(Los médicos) se preocupan de que los pacientes tengan un mal uso de las medicinas, o de que tengan una sobredosis. Pero en realidad si la dosis del medicamento es correcta y lo suministras por un tiempo corto, no debería haber nada de que preocuparse”.
Cuando los doctores envían a los niños de regreso a casa con la medicación correcta, algunos padres deciden no dárselas.
Muchos de los padres han escuchado historias sobre el creciente número de personas que muere por una sobredosis de medicamentos recetados . Esta semana, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos calificó las sobredosis de medicamentos rectados como una epidemia, y dijo que 15,000 personas murieron en 2008 por esa causa (una cifra mayor a quienes murieron por una sobredosis de cocaína y de heroína combinadas).
Los expertos en el tratamiento del dolor pediátrico dicen que los medicamentos para calmar el dolor son seguros para los niños con las dosis adecuadas, y existe poco o ningún riesgo de desarrollar una adicción si se toman por un periodo corto.
“Si tratas a alguien con Percocet o morfina durante tres días, no va a pasar nada. Nos preocupan las personas que toman esas sustancias durante semanas o meses o años, no por días”,dice Pitetti.
Si no se alivia el dolor de tu hijo, su recuperación probablemente sea más lenta, dice Kain, y en los estudios se señala que los niños caminan más pronto después de una cirugía, duermen mejor y regresan antes a la escuela si no tienen dolor.
Consejo para los padres
Los expertos en el tratamiento del dolor pediátrico tienen estos consejos para los padres:
1. Pregúntale a tu doctor sobre los medicamentos para el dolor antes de que tu hijo salga del hospital.
Si piensas que tu hijo tiene dolor o lo tendrá una vez que regrese a casa, pídele medicina.
“Y si tu hijo tomaba algo para el dolor en el hospital, pregúntale por qué no lo seguirá tomando cuando vaya a casa”, aconseja Petitti.
2. Pregúntale a tu médico cuándo le debes dar el medicamento a tu hijo.
Pregunta si debes dárselo antes de que empiece el dolor, cuando lo padece, o antes de que intente realizar alguna actividad física, como caminar.
3. Compra las medicinas recetadas antes de ir a casa.
Cuando llegas a tu hogar con niño enfermo después de una cirugía o de una visita a la sala de urgencias, a menudo es difícil dejarlo para buscar el medicamento. Kain aconseja comprar las medicinas de la receta en el camino a casa o en la farmacia del hospital, si tiene una.
4. Reconoce cuando tu hijo tiene dolor.
Una vez que estás en casa, recuerda que el niño no siempre llorará, gritará o se quejará cuando sienta algún dolor. Algunos se vuelven callados y retraídos o tienen dificultad para comer o para dormir.
Desafortunadamente, tanto los padres como los médicos a veces no se dan cuenta del dolor de los niños tranquilos.
En un estudio de 2008 titulado The Squeaky Wheel Gets the Grease (La llanta que rechina recibe el aceite) se mostró que un día después de que se trató una ruptura de huesos en la sala de emergencias, el 20% de los niños no recibió medicamentos para el dolor, y el 44% solo recibió una dosis. Los niños que recibieron las medicinas fueron los que se quejaron y lloraron mucho.
Los niños de ciertos grupos étnicos pueden tener menor probabilidad a decir que tienen dolor porque su cultura coloca como un gran valor parecer impasible. En algunos estudios se mostró que los hispanos, por ejemplo, tienen menor probabilidad de hablar del dolor o de pedir medicina.
5. Piensa en otras formas para lidiar con el dolor además de los medicamentos.
Los métodos alternativos como la aromaterapia, la acupuntura y la música pueden ser una gran ayuda para los niños que tienen dolor, dice Kain.
Otra técnica es particularmente poderosa: la distracción.
“Definitivamente deberías reconocer el dolor de tu hijo cuando dices algo como pobre bebé, sé que te duele moverte, pero entonces deberías buscar rápidamente una solución”, dice Kain. “Puedes decir: 'vamos a pasear, leamos un libro o vamos a planear juntos tu fiesta de cumpleaños'. No permitas que tu hijo se quede acostado miserablemente en el sofá”.