Un químico en productos de limpieza aumenta el riesgo de padecer Parkinson

La exposición a la sustancia química conocida como tricloroetileno, o TCE, se relaciona con un riesgo seis veces mayor de desarrollar la enfermedad de Parkinson, de acuerdo con un nuevo estudio publicado esta semana por la revista Annals of Neurology. El TCE es un contaminante orgánico común que envenena las aguas subterráneas, el suelo y el aire.
El estudio concluye que la exposición a otra sustancia química similar al TCE, conocida como percloroetileno o tetracloroetileno (PERC) presenta un riesgo diez veces mayor para desarrollar Parkinson. Los dos productos químicos se encuentran en desengrasantes y limpiadores de metal, pintura, quitamanchas y líquidos para limpiar alfombras.
En México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología , es uno de los contaminantes comunes en agua subterránea que “representan el mayor riesgo por sus efectos en el ambiente y en la salud humana”. En el país se puede comprar en comercializadoras de materias primas.
“Creo que es importante el hecho de que logramos encontrar un incremento en el riesgo de seis a diez veces con la exposición”, dice el doctor Samuel M. Goldman, profesor asociado de investigación clínica del Instituto de Parkinson y autor principal del estudio.
Los productos químicos y los solventes como el TCE anteriormente se relacionaban de forma anecdótica con la enfermedad de Parkinson , pero según Goldman, no había un estudio epidemiológico que comprobara su relación hasta ahora.
Para realizar el estudio, Goldman y su equipo identificaron seis tipos específicos de solventes de los que se sospechaba se relacionaban con el desarrollo de la enfermedad, dos de los cuales fueron el TCE y el PERC. Después contactaron a 99 parejas de gemelos, cada una conformada por una persona con Parkinson y la otra no. Todos los gemelos eran hombres, que formaron parte del Registro Nacional para la Investigación Gemelos Veteranos de la Segunda Guerra Mundial y del registro de la Academia Nacional de Ciencias.
Goldman y su equipo entrevistaron a los gemelos utilizando cuestionarios detallados y específicos sobre su trabajo para medir la probabilidad de que cada persona hubiera estado expuesta a los solventes.
“Diseñamos estas entrevistas extremadamente detalladas para que no tuviéramos que depender de la memoria o del conocimiento del encuestado”, explica Goldman.
Por ejemplo, si uno de los participantes del estudio dijo que trabajó como mecánico de aviones en la década de los 50, Goldman y su equipo le preguntaban sobre las diferentes tareas que realizaban o las herramientas que utilizaba en su trabajo.
“Conocemos las ubicaciones geográficas en donde (cada uno de los participantes) trabajó, la década y lo que hacían así que dijimos, ‘está bien sabemos que una persona que trabajó en la década de los 50, en una planta de motores para aviones, y que trabajaba con el proceso de desengrasar, tenía una alta probabilidad de que estuviera expuesta al TCE”.
Ya que trabajaron con gemelos, los investigadores pudieron tomar en cuenta factores genéticos y estilo de vida para enfocarse en las diferencias de trabajos entre cada hermano, de los cuales uno tenía Parkinson.
Los científicos encontraron que la exposición al TCE, al PERC y en menor grado a otro químico que se conoce como tetracloruro de carbono, se relacionaban con un mayor riesgo para desarrollar la enfermedad neurodegenerativa.
Goldman dice que ese resultado podría tener importantes implicaciones de salud pública dada la enorme presencia de estos químicos en el medio ambiente, en particular el TCE.
“Se necesitan repetir los resultados”, dice Goldman. “A pesar de que sólo tenemos este estudio epidemiológico, es algo que se necesita estudiar con rapidez”.
Este sentido de urgencia lo refuerza la reciente decisión de clasificación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) para clasificar al TCE como un cancerígeno conocido para los humanos. En un correo electrónico para a CNN, el portavoz de EPA dice que la agencia cree que no hay un nivel “aceptable” del químico en las aguas residuales debido a su designación como cancerígeno. Sin embargo, la agencia estableció un estándar máximo de cinco partes por miles de millones (ppb) para ayudar a medir y a obligar a que se cumpla con esa cantidad de TCE en los suministros de agua de todo el país.
“El agua potable es crítica para la salud y para la prosperidad de todas las comunidades estadounidenses y es una preocupación fundamental para todas las familias de Estados Unidos”, escribe el portavoz de la EPA en el correo electrónico para CNN.
Los hallazgos en el estudio de Goldman apoyan una línea emergente de pensamiento entre los investigadores de Parkinson de que la enfermedad es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales.
“Con la enfermedad de Parkinson, las investigaciones se dirigen a apoyar a la idea de que la genética carga el arma y de que el medio ambiente aprieta el gatillo”, dice el doctor, Michael S. Okun, director médico de la Fundación Nacional de Parkinson.
“Esto puede hacer que la investigación de pesticidas, toxinas y traumatismos sean muy importantes para entender lo que conduce a esta enfermedad”.
Goldman está de acuerdo y dice que se necesita realizar más investigaciones para identificar los desencadenantes potenciales en el medio ambiente como el TCE.