Sophie Gustafson, la golfista que triunfó a pesar de la tartamudez
¿Qué tienen en común Bruce Willis, Winston Churchill, Marilyn Monroe y el rey Jorge VI además de ser figuras públicas? Todos ellos padecieron tartamudez en algún momento de sus vidas.
Pero ¿qué es y por qué se presenta ese trastorno? Según explica la Fundación para el Tartamudeo en su sitio web, se trata de una interrupción en el flujo del habla, ya sea por repetir o alargar palabras o por hacer pausas repentinas y largas.
Un grupo de investigadores publicó en la edición de febrero de 2010 del New England Journal of Medicine que “las células cerebrales de las personas que tartamudean tienen tres mutaciones genéticas ”, lo cual provoca desórdenes en el metabolismo celular.
“Este proceso se llama el bote de basura, o más bien como la papelera de reciclaje, de la célula. Cuando este proceso se interrumpe, la célula se vuelve loca, y causa problemas ”, dijo a CNN Dennis Drayna, coautor del estudio.
Se calcula que este problema está presente en el 1% de la población mundial, unos 68 millones de personas, de acuerdo con cifras del 2010 del Instituto Nacional de Sordera y Otros Desórdenes de Comunicación.
Una de ellas es Sophie Gustafson, golfista sueca que durante 18 años de carrera profesional ha conquistado 28 títulos en las giras más prestigiosas del mundo y ganado más de 6.3 millones de dólares, demostrando que la tartamudez no es un impedimento para ser exitoso.
De hecho, en septiembre pasado “decidí salir de mi zona de confort y dar mi primera entrevista a la televisión”, escribió en su blog.
Gustafson habló ante las cámaras de Golf Channel, cuyo equipo de edición trabajó dos horas y media en los 70 minutos que le tomó a la deportista responder nueve preguntas. ¿El resultado? Una plática de tres minutos y medio.
Sophie contó a CNNMéxico, vía correo electrónico, cómo “con la ayuda de personas de buen corazón y un poco de paciencia tal vez una historia de tartamudos pueda conocerse”.
“Me di cuenta que era tartamuda desde que empecé a hablar”, un trastorno que también afectó a sus dos hermanos mayores, pero “cuando entraron a la escuela se esfumó; yo no fui tan afortunada”, dijo.
A pesar de ello, encontró apoyo incondicional en un grupo de cuatro chicos que vivían en su vecindario, asistían a la misma escuela que ella, y a quienes describe como “los niños con onda”.
Los deportes también fueron un aliado fundamental en su infancia. “Siempre fui muy buena en diferentes disciplinas y eso jugó un rol importante cuando estaba en el colegio. Era parte de los equipos de los hombres y la primera a la que escogían”.
Durante la escuela primaria comenzó a tomar terapia del habla en las instalaciones del colegio, pero lejos de ayudarle “me sentía señalada y hacía notar que tenía un problema, que para mí en realidad no lo era”.
“No hacíamos muchas actividades formales, en cambio jugábamos a repetir palabras o a decir ciertas frases”, eventualmente dejó de asistir y comenzó a interesarse más por el golf.
Ya en la preparatoria se enfocó en mejorar su juego en los campos, pero tuvo que enfrentarse a uno de los retos más complicados de su vida: hacer amigos.
“Debido a mi tartamudeo tiendo a abrirme sólo cuando me siento segura y la gente sabe quién soy, no me aventuro a conocer personas nuevas a menos que me fuercen”.
Sophie le dio otra oportunidad a las terapias del habla, y fue tal su interés que durante seis meses manejaba dos horas diarias para reunirse con su terapeuta.
“(Ella) era muy buena, aprendí mucho, pero me costó demasiado trabajo trasladar ese conocimiento a la vida cotidiana”.
A pesar de que no pudo dejar atrás la tartamudez, Gustafson se enfocó en su juego y en 1994 consiguió su membresía en la Gira Europea Femenil (LET, por sus siglas en inglés).
Esa nueva oportunidad profesional la volvió a enfrentar con la necesidad de conocer gente nueva, así que decidió pedirle ayuda a su familia.
“Le pedí (a mi hermano) que fuera mi caddie en mi primera temporada, él es un tipo muy sociable, así que lo seguía a todas partes. Mi papá también me apoyó, hacía todas mis reservaciones por teléfono”.
En 1998 ya contaba con tres victorias en la LET y un reconocimiento como la Jugadora del Año, así que decidió unirse a la gira femenil más importante del mundo, la Asociación Femenil de Golfistas Profesionales (LPGA, por sus siglas en inglés).
Cuatro años más tarde volvió a probar un tratamiento para la tartamudez, en el Instituto de Comunicaciones Hollins, en Virginia, fundado en 1972 con el fin de estudiar el tartamudeo con métodos científicos y nuevos enfoques para combatirlo.
“Tomé un curso intensivo de tres semanas. Sólo puedo decir que fue fantástico, pero de nueva cuenta, cuando volví a la vida real, tuve muchas dificultades para aplicar lo que había aprendido”.
Ninguno de los tratamientos que probó en diferentes etapas de su vida funcionó, así que cuando tiene que dar un discurso pide a alguien más que lo haga por ella.
“Cuando gané el Chick-fil-A Charity Championship me hubiera gustado dar el agradecimiento yo misma, y no Nancy Lopez, pero hubiera terminado al día siguiente”, escribió en la revista Sports Illustrated.
El trastorno de Sophie es complejo, pero “no cambiaría nada en mi vida, me siento muy afortunada de ser quién soy y de dedicarme a esto”.
A sus 37 años de edad, está consciente de que “es importante que no te preocupe lo que la gente piensa y hagas lo que quieras hacer. Si alguien tiene un problema con ello, es precisamente eso, su problema”.