Cinco señales para saber que estás en un buen restaurante

Un buen restaurante no sólo sirve excelente comida. Las habilidades de tu mesero, el servicio que te brinda y la limpieza del lugar son sólo algunas de las cosas que hacen que tu visita sea memorable.
A continuación te presentamos algunos pequeños detalles de todo buen restaurante.
1. “Si llegas después de la hora de tu reservación, todavía se mostrarán encantados de verte”.
Eso dice nuestra columnista Serena Bass, y es una fantasía compartida: las personas salen a comer a lugares agradables para encontrarse con una realidad diferente a la que viven en sus trabajos. Todos los clientes deben de salir sintiéndose como si hubiesen estado en su propio programa de realidad: que se hizo todo por ellos. Y también deben llegar sintiéndose de la misma manera.
2. “Dime qué te gusta en un vino blanco o tinto y encontraré uno que acompañe lo que comes”
Cuando le pides al mesero que te recomiende un vino, está bien si no sabe, pero debe acudir rápidamente con el somelier o el barman para que lo asesoren. Se trata de te atiendan. Como dice mi esposa, una ejecutiva muy ocupada, "Todo el día tomo decisiones. ¡Ayúdenme aquí!".
3. “El pan está crujiente, delicioso y caliente cuando llega a la mesa. La mantequilla no está dura”.
Eso dice la colaboradora de Real Eats, Barbara Fairchild, y muchas personas hablan sobre la importancia del pan: si llega rápidamente, y está delicioso, es casi como un primer beso, o por lo menos un buen apretón de manos. Es un buen augurio para las demás cosas del restaurante. (Lo contrario también es verdad).
4. “No me ahogues con el agua”.
¿Quién habría pensado que servir agua es un arte? La única cosa peor que un vaso vacío cuando tienes sed, es un mesero al acecho, que sólo espera a que tomes el primer sorbo antes de brincar y llene tu vaso otra vez. Es muy molesto, y también hace que la plática sea imposible.
5. “Cocinarán tu carne, pescado o ave de corral de la forma que deseas”.
Las personas son extrañas cuando se trata de sus preferencias para cocinar carne. Mi esposa y yo casi llegamos a pelearnos por su insistencia de que arruinaré un excelente filete por dejarlo demasiado tiempo cocinando, Sin embargo, en un restaurante lo quieres como debe de ser. No hay nada peor que un mesero meticuloso te dé lecciones —o peor aún, un chef— acerca de cómo no pueden servirte una hamburguesa casi cruda. A menos que exista una ley en contra de eso (que puede existir en Canadá), quiero que me sirvas la carne de la forma en que la quiero, y me permitas morir al pie del cañón.