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Cada vez más mujeres militares contraen síndrome de estrés postraumático

Cada vez hay más mujeres en el Ejército de Estados Unidos que regresan de la guerra con trastorno de estrés postraumático
jue 15 diciembre 2011 02:16 PM

Cinco meses después de regresar de la guerra de Iraq, en 2003, la sargento del Ejército de Estados Unidos, June Moss, empezó su verdadera batalla. Los horrores de la guerra —fue testigo de cuerpos decapitados y quemados en medio de la enorme destrucción — la llevaron a contraer trastorno de estrés postraumático (TEPT).

“Me doy cuenta de que comienzo a estresarme cuando empiezo a tener sueños sobre lo que vi y lo que sentí”, dice Moss, actualmente de 40 años y retirada del ejército. “Regresa para perseguirte”.

El porcentaje de mujeres en las Fuerzas Armadas estadounidenses se duplicó en los últimos 30 años, con más de 350,000 mujeres en servicio en 2009, de acuerdo con las últimas cifras del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos (VA, por su siglas en inglés). Con más tropas de mujeres en combate, aumentaron los diagnósticos de TEPT: Una de cada cinco veteranas padece ese trastorno, de acuerdo con el VA.

Como mecánico de vehículos ligeros, Moss conducía a través de Bagdad y proporcionaba seguridad en los puestos de control durante su gira de combate en Iraq. Cuando regresó a casa, se volvió excesivamente protectora de sus dos hijos, y temía que alguien los secuestrara o les hiciera daño.

Al mismo tiempo, se enclaustró en su casa, y se quedó en su cama, porque dice que era demasiado difícil hacer frente a las tareas más mundanas, como ir de compras.

“Fue una locura. No podía soportar las multitudes. Recordaba cuando estábamos en un mercado (en Iraq), y no sabíamos si estaba alguien ahí para matarnos”, explica. “Regresé a casa, y no tenía que preocuparme por un atacante suicida, pero todavía sentía como si alguien en el centro comercial o en la tienda de abarrotes estuviera al acecho”.

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Hace seis años, se cortó las muñecas para terminar con el dolor. Hoy, Moss ya tuvo grandes avances después de una terapia especializada que le dio el departamento de VA local en Palo Alto, California, en donde se enfocan en veteranas como ella.

“Las mujeres tienden a ser diagnosticadas con más frecuencia, por lo menos con nuestros recientes repatriados, con depresión , mientras que los hombres tienen más diagnósticos de abuso de sustancias”, dice Natara Garovoy, directora del programa de la Women’s Prevention, Outreach & Education Center, un centro que se creó para proporcionar servicios específicamente para las mujeres veteranas.

Garovoy dice que en los estudios recientes se muestra que el porcentaje de veteranas con trastorno de estrés postraumático es igual al de los hombres: 20%. “Ahora más que nunca las mujeres se ven expuestas a combate, y demuestran que son igual de resistentes a esa exposición que los hombres”.

No hay cura para el TEPT; sólo tratamiento.

“Se necesita mucha (fuerza) para vivir con TEPT” dice Moss. “Odio compararlo con ser alcohólico, porque no lo soy, pero esa es la mejor descripción que puedo dar. Siempre estás en riesgo de que con cualquier evento se salga de control y regreses a donde estabas: a estar deprimida, no salir de casa, no poder dormir, a tener pesadillas y sudores nocturnos, a todo ese tipo de cosas”.

Moss atribuye al TEPT un arranque de ira en su lugar de trabajo, cuando atacó  físicamente a un compañero de trabajo con quien sostenía un romance.

“Simplemente tuve un arranque. Pasé de lo verbal a lo físico. Y, gracias a Dios, no perdí mi trabajo por eso. Pero me metí en problemas”, dice Moss, quien fue suspendida durante tres días sin goce de sueldo. “Esos sentimientos surgieron de la nada”.

Moss dice que se dio cuenta de que incluso años más tarde, tenía que participar activamente en su terapia semanal. También recurrió a su jefe, el capellán del departamento de VA de Palo Alto, para concentrarse en su espiritualidad.

“Trabajo constantemente en mi forma de pensar”, dice Moss acerca de su régimen actual, que incluye la meditación matutina, escuchar música gospel y hacer ejercicio.

Ahora su nuevo lema es: “¡Mantenerme positiva y mantener a la negatividad lejos de mi vida!”.

Moss bajó 18 kilogramos en los últimos dos años y cursa Administración de Recursos Humanos en la Universidad Golden Gate de San Francisco.

Moss sonríe con orgullo cuando habla del progreso que logró con su terapia en los últimos seis meses. Viajó sola a Filadelfia mientras sus hijos adolescentes estaban en un campamento. Dice que la tecnología, como el videochat, le ayudó a dar ese gran paso. También llevó a su hija a un concierto en octubre, y soportó a una multitud pegada hombro con hombro.

“Es grandioso saber que de ese momento a la actualidad, recorrí un largo camino”, dice Moss con una sonrisa. “De los pies a la cabeza, soy una mejor persona”.

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