Los químicos usados para limpiar piscinas tienen efectos a largo plazo
Catherine Garceau ya no va a la piscina. La exnadadora olímpica ha entrenado en tantos centros deportivos a lo largo de los años que despide un fuerte olor a cloro. Aunque la mayoría podría suponer que eso significa que el agua estaba limpia, Garceau ahora sabe que es justo lo contrario.
Después de ganar la medalla de bronce en los olímpicos Sydney 2000 con el equipo de nado sincronizado de Canadá, Garceau era un “desastre”. Su sistema digestivo estaba trastornado, tenía bronquitis crónica y sufría de migrañas frecuentes.
Garceau se retiró en 2002 y comenzó a recurrir a la medicina holística. Los expertos sugirieron desintoxicar su cuerpo para deshacerse de los productos químicos, incluyendo a lo que sus compañeros de equipo solían referirse en tono de broma como Eau de cloro. El perfume del nadador.
“Como parte de mi travesía para determinar los factores que afectaron mi salud, me adentré en los posibles efectos del cloro y descubrí algunos hechos impactantes”, escribe Garceau en el apéndice de su próximo libro, Corazón de Bronce .
¿Qué tan seguras son las aguas en las que se sumergen los nadadores para entrenar? Los investigadores están examinando los efectos a largo plazo de los productos químicos en el agua de la piscina.
El cloro inactiva la mayoría de los gérmenes que causan enfermedades en una fracción de segundo. Es por eso que se encuentra en el agua potable, así como en el 95% de las piscinas en Estados Unidos, dice el doctor Tom Lachocki, presidente ejecutivo de la Fundación Nacional de Piscinas de Natación estadounidense .
Como Lachocki señala, el acceso al agua limpia es lo que a menudo separa a los países del primer y del tercer mundo. Sin cloro, los nadadores están en riesgo de contraer muchas enfermedades peligrosas transmitidas vía acuática . Sin embargo, los compuestos químicos que se forman en las piscinas tienen a algunos científicos preocupados.
“Cuando abres la llave y te sirves un vaso de agua, normalmente no pones el trasero de alguien en él”, dijo Lachocki. “Pero en una piscina cada vez que una persona entra, está agregando contaminantes”.
Esos contaminantes –sudor, cabello, orina, maquillaje, protectores solares y más– se combinan con el cloro para formar cloraminas, dijo el consultor de piscinas e investigador Alan Lewis. Las cloraminas son lo que los bañistas huelen cuando entran en una zona de piscinas, un fuerte olor indica demasiados subproductos de desinfección, o DPB, por sus siglas en inglés, en el agua.
Las piscinas cubiertas crean un peligro adicional debido a la atmósfera cerrada. Los productos químicos volátiles del agua son transferidos por un movimiento vigoroso dentro del agua hacia el aire. Sin un sistema de ventilación adecuado, los productos químicos puede permanecer para ser inhalados por entrenadores, salvavidas o espectadores.
Algunos subproductos de desinfección, como el cloroformo, son conocidos como trihalometanos, y son considerados cancerígenos, dijo Lewis. Están vinculados específicamente al cáncer de vejiga y colorrectal.
El médico Alfred Bernard es un profesor de toxicología de la Universidad Católica de Lovaina en Bruselas y uno de los principales investigadores del mundo acerca de ambientes acuáticos. Ha publicado una serie de estudios que documentan los efectos del cloro y sus derivados en las piscinas.
En junio, Bernard publicó un estudio en la International Journal of Andology vinculando al cloro con el daño testicular. El nadar en piscinas cubiertas y cloradas durante la infancia ha demostrado reducir los niveles séricos de inhibina B y de la testosterona total, ambos indicadores del número de espermatozoides y de su movilidad. Bernard señala en el resumen del estudio que “el altamente permeable escroto”, permite que el cloro se absorba en el cuerpo.
Bernard ha argumentado en estudios previos acerca “de un vínculo entre la natación en piscinas techadas tratadas con cloro y el desarrollo de asma y bronquitis recurrente en los niños". Su estudio de 2007 mostró cambios en las vías respiratorias y en la permeabilidad de los pulmones en niños que habían participado en un grupo de natación infantil.
Al leer estos estudios, es fácil olvidar que la natación en sí misma es un gran ejercicio aeróbico que pone menos presión sobre las articulaciones que actividades como correr. De hecho, se trata de un deporte a menudo recomendado para niños con asma debido a que el ambiente húmedo hace que sea más fácil para los atletas inhalar y las técnicas de respiración pueden mejorar la función pulmonar.
“Hay una probabilidad de que estemos viendo solamente los aspectos malos”, dijo Lachocki. “¿Es el cloro perfecto? La respuesta es no. “(Pero) es fabuloso, y si alguien se le ocurre algo mejor va a volverse millonario”.
El Dr. Ernest 'Chip' Blatchley estudia sistemas de desinfección de agua con su equipo en la Universidad de Purdue, en Indiana. En su investigación, el equipo analiza los DPBs y otros productos químicos que se forman cuando el cloro y los contaminantes se mezclan en las piscinas. Como nadador, Blatchley cree que la respuesta se encuentra en la búsqueda de un mejor sistema de desinfección del agua.
“El hecho de que estos productos químicos se estén formando es, para mí, un motivo de preocupación”, dice Blatchley. “Mucha de esta química simplemente no se conoce, y tenemos que hacer un mejor trabajo al definir esa química”.
Blatchley está estudiando los efectos de la radiación UV en el agua de la piscina. Otras alternativas incluyen ozono o piscinas de agua salada. Pero incluso las piscinas de agua salada contienen cloro: la sal se utiliza para generar el cloro en el agua en lugar de que un operador de piscina agregue cloro directamente. Aunque reduce el peligro de almacenar productos químicos en las instalaciones, la química del agua es muy similar, dijo.
Tal vez las soluciones más simples, concuerdan Blatchley y Lachocki , pueden provenir de los operadores de la piscina y de los usuarios. El cloro es efectivo cuando se usa en cantidades adecuadas y examinadas con regularidad. La Fundación Nacional de Piscinas de Natación estadounidense ofrece capacitación para los propietarios de piscinas profesionales y personales.
También es importante para los nadadores reducir al mínimo la cantidad de contaminantes en el agua. Casi 85% de la urea encontrada en la piel humana puede ser disipada por una ducha con jabón antes de entrar en la piscina.
“Es un asunto de educación pública”, dijo Blatchley. “Los nadadores y el público en general tienen que reconocer que hay una relación entre sus hábitos de higiene y la salud de todos los que usan la piscina”.
Y, por supuesto, la otra medida de precaución es de sentido común (aunque te sorprenderías de cuántas personas admiten que lo hacen ).
“Si no haces pipí o popó en la piscina, eso también está bien”, dijo Lachocki.