El problema de los compradores compulsivos aumenta en época de fiestas
La bolsa era de la marca Baby Phat y costo sólo 5 dólares. Pero cuando Elizabeth Deiter la compró en la tienda de segunda mano donde trabaja, tuvo que correr inmediatamente al banco y depositar el dinero para evitar caer en un saldo negativo.
Recientemente, ella y su esposo se pusieron al corriente en la renta del lugar donde viven, después de cuatro o cinco meses, y Deiter tiene cerca de 100 bolsas, pero aún así compró la ganga. Al pensar en este y otros derroches de cosas que no necesitaba, ha comenzado a considerarse una compradora compulsiva.
“Me avergüenzo ”, dice Deiter, de 22 años. “Sé que debería parar”.
Con los descuentos de temporada navideña creciendo sin cesar, tanto en línea como en tiendas, es especialmente fácil caer en la trampa de gastar demasiado este mes, sobre todo si tienes un problema con el control de los impulsos en el centro comercial . Pero más allá de un descuido en las finanzas, la compra compulsiva es un trastorno mental que es reconocido por los psicólogos, aunque no se ha estudiado extensamente.
Para los compradores compulsivos, comprar crea un sentimiento similar a la euforia que provoca el alcohol, dijo Bonny Forrest, una psicóloga de San Diego. Al igual que con los alcohólicos, es difícil mantenerse alejado de esa sensación de placer.
Alrededor del 6% de las mujeres y el 5.5% de los hombres en Estados Unidos son compradores compulsivos, según un estudio de 2006 de la Universidad de Stanford en el American Journal of Psychiatry . El trastorno mental no ha sido estudiado extensamente, pero se cree que es un trastorno de control de impulsos.
Entre un tercio y la mitad de los compradores compulsivos finalmente se convierten en acumuladores de objetos, pero algunos simplemente compran muchos artículos y se deshacen de los viejos, estima April Lane Benson, psicóloga y autora de Buy or Not to Buy: Why We Overshop and How to Stop (Comprar o no comprar: por qué compramos en exceso y cómo parar).
El origen del problema
¿Dónde surgen las compras compulsivas? A veces, la gente adquiere objetos como una forma de lidiar con el caos y de sentirse fuera de control, dijo Benson. “Compras algo, entonces tienes el control”.
También puede estar relacionado con la infancia. Los padres pueden haber dado regalos en lugar de tiempo y atención, provocando que el niño crezca deseando conseguir más bienes materiales. Otras personas pueden haber crecido con mucha privación emocional o financiera, y cuando son capaces de costear las compras por sí mismos, compran en exceso como un medio para no volver a la forma en que eran las cosas antes. Otra teoría es que “compramos como una forma de lidiar con nuestros miedos a la muerte y la inevitabilidad de la muerte”, dijo Benson.
Las compras compulsivas a veces van de la mano con el alcoholismo y los trastornos de la alimentación, dijo Forrest. Actualmente, no es un diagnóstico independiente en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM, por sus siglas en inglés), en el cual los profesionales de salud mental identifican los padecimientos.
Los psicólogos generalmente lo ven como un problema de control de los impulsos en lugar de una señal del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Los medicamentos para este trastorno no suelen funcionar para los problemas de compras, dijo Forrest.
No existe una línea definida entre consentirte con un par de zapatos tras un mal día y ser un comprador compulsivo; se trata de un espectro. Cuando ir de compras provoca molestias en tu relación o si las compras son la única manera de lidiar con los sentimientos negativos, puede ser un verdadero problema.
Los compradores compulsivos pueden tener discusiones continuas con su cónyuge sobre el dinero y no poder costear las necesidades básicas, dijo Forrest. Deiter puede identificarse con este punto.
“Cuando estoy molesta, sucede más a menudo. Si tengo una discusión con mi esposo o mi día no va bien, sin duda gastaré más”, dijo Deiter.
Cuando su esposo le pregunta qué pasó con los otros 400 dólares que se suponía que debían estar en su cuenta bancaria, ella honestamente no lo sabe; no recuerda en qué lo gastó. Y dice que su marido ha amenazado con terminar el matrimonio si sus derroches los dejan retrasados en las cuentas otra vez.
Los adictos a las compras son especialmente vulnerables en esta temporada porque los minoristas juegan con la histeria de ofertas limitadas a precios de ganga . Alguien con sentimientos de baja autoestima puede equiparar tener una buena Navidad con comprar cosas. Especialmente por la recesión económica de los últimos años, a los consumidores se les hace sentir que, con respecto a hacer ciertas compras, es ahora o nunca.
Deiter recuerda que sus hábitos de compra comenzaron de a poco, con antojos. Luego solía ir a las tiendas Five and Below, y pensó que sería barato, pero terminó gastando 140 dólares una vez allí. Hace dos meses, compró un equipo de 80 dólares para hacer joyería, las cuentas se encuentran todavía en la caja.
“Siempre acababa por encontrar una manera de pagar las cuentas”, dijo. “Entonces, volvía a caer en viejos hábitos”.
Cómo controlarlo
Deiter aprendió sobre el fenómeno a través de la película Confessions of a Shopaholic (Confesiones de una adicta a las compras), pero apenas se detuvo a pensar en sí misma como una compradora compulsiva hace par de meses.
Se ha unido a un grupo de apoyo en línea, pero las reuniones ocurren cuando ella está en el trabajo, y no tiene suficiente dinero para un terapeuta. No ha encontrado ningún grupo en su área tampoco. Escribió acerca de su problema en el blog Secret Regrets (Arrepentimientos secretos).
Una estrategia que ayuda a algunos compradores compulsivos a frenar sus hábitos es pagar en efectivo, para que vean cuánto están gastando, dijo Forrest.
También puedes tratar de ir de compras con otras personas que actúen como un control, asegurándose de que no gastes de más. En línea, es posible que desees evitar almacenar la información de tu tarjeta de crédito, para que sea más difícil hacer una compra antes de reflexionar. Forrest recomienda esperar 24 horas antes de comprar algo que realmente no necesitas, para tener tiempo para reconsiderar.
Otra fuente de ayuda podría ser un grupo de apoyo en línea, tales como Deudores Anónimos .
Benson tiene todo un programa planificado para los compradores compulsivos. Se inicia examinando por qué compran impulsivamente y cuáles son los desencadenantes y las consecuencias de ese comportamiento. Ayuda a sus clientes a examinar los costos y beneficios de gastar de esa manera.
La motivación para el cambio proviene del reconocimiento de la desconexión entre lo que quieren ser y lo que son ahora, dijo Benson.
A continuación, los lleva a través de lo esencial de las finanzas: ¿ Cuánto gastaron y cuánto querían gastar ? ¿Cuánto podrían haber ahorrado al no comprar tanto? Este es un proceso de nueve semanas.
Los clientes también crean un 'autorretrato de compras', en el que se imaginan comprando algo o después lamentando la compra. ¿Qué necesidades están cumpliendo al comprar? Amor, afecto, pertenencia, estima de los demás y autonomía son necesidades que el cliente tal vez desearía llenar de diferentes maneras, en lugar de ir al centro comercial.
“La matriz subyacente de todo este asunto es realmente ponerse en contacto con lo que realmente necesitas, y cómo conseguirlo”, dijo Benson. “No es ese sexto par de botas negras”.