Las diferencias sobre la Navidad pueden provocar discusiones en la pareja
El árbol tintinea, cantan villancicos, el rompope fluye y tu pareja está (…) refugiada en la otra habitación, contando los segundos para que termine la temporada. ¿No puede él o ella simplemente aceptarlo y hacerlo con alegría? Después de todo, ¿quién no ama la temporada de fiestas?
Muchas personas, para su consternación anual, se encuentran en una relación que mezcla las actitudes de tonterías/alegría. Puede ser un gran factor de estrés para ambas partes la diferencia en la celebración de Navidad, con resentimientos, desilusiones, y sentimientos lastimados que mantienen congelada la atmósfera, incluso después de que la nieve de la estación ya se derritió.
Teri Storelli se deleita con en el espíritu de la temporada, decora su casa de arriba abajo, empieza despuéss del día de Acción de Gracias. La Discount Dame (la dama del descuento), como la conocen en línea, organiza las festividades a la enésima potencia, utiliza hojas de cálculo, etiquetas de regalo con forma en copos de nieve cortadas a mano y convierte su hogar en un paisaje invernal. Su esposo es mucho menos entusiasta, incluso se ofrece como voluntario para trabajar el día de Navidad, sin pago extra.
“Él incluso no tendría un árbol”, dice Storelli. “Es muy difícil lograr que lo saque del estante en el garaje”.
Una vez que lo hace, “se necesitan más de tres líneas de luces blancas, tres collares de perlas, palomitas y arándanos, y más de 250 adornos para que cobre vida, todo se coloca en una forma particular para que dos adornos del mismo tipo no estén demasiado cerca”. Y lo tiene que hacer cuando su esposo no está en casa.
El esposo de Storelli no es completamente inmune al encanto de la Navidad . Su “explosión de nueve tías y tíos, y más de 40 primos hermanos y segundos” en la víspera de Navidad se nutre de una fiesta italiana antes de la medianoche que disfruta enormemente, incluso si es desde la esquina donde se sienta como “el Grinch, burlándose y haciendo bromas”.
Storelli no aprueba el exceso de regalos que dan sus parientes políticos (ella prefiere gorros tejidos a mano y mermeladas caseras mientras ellos regalan consolas Wii y Xbox), y la actitud hosca de su esposo con todos los preparativos, pero ella logró que accediera a negociar cuando nació su hijo.
“Nos enseñaron que Navidad se trata del nacimiento de Cristo, no de un hombre gordo con traje rojo que da regalos con base en el mérito” dice Storelli. “Desde el primer día le dije que no existía Santa, y lo bauticé como católico para la tranquilidad de su familia, con la condición de que mi hijo pueda elegir después su propia religión”.
Andrew Schraeger encuentra que la mayoría de sus problemas con la Navidad con su novia se basan en sus diferentes educaciones y estas diferencias salieron a la luz cuando pasaron su primera Navidad juntos.
“Entonces vivíamos en la costa este, pasamos la temporada de fiestas con mi familia en Boston, la familia de ella es de Seattle”, recuerda. "En mi casa, no teníamos un árbol de Navidad, medias para regalos, decoraciones de luces de colores o incluso regalos, todo eso fue la norma año tras año en nuestra casa. Además de la extraña experiencia para ella por el hecho de que mi papá encendió menoras (candeleros de siete brazos) alrededor de la casa, algo que ella ni siquiera reconocía”.
Continúa. “Por todos lados, fue una gran desilusión para ella ya que su familia había hecho de la Navidad el día más importante del año cuando durante su crecimiento. Por otra parte, ya que soy demasiado frugal —empecé Money Crashers , que se trata de la frugalidad, presupuestos y responsabilidad fiscal y educación— siempre estuve en contra de gastar grandes cantidades de dinero en regalos. Esa fue otra señal de alerta para ella. Pero al menos tuvimos nieve”.
La publicista Lindsey Lowell dice que ni siquiera recurre a la palabra con S (Scrooge) para describir a su familia política pero los declara “definitivamente demasiado prácticos y poco festivos” para su gusto, que incluye tener un cangrejo y champagne en Nochebuena, chocolates en la mañana y que su padre se vista con un traje de Santa.
Aunque admira mucho el rompope de sus parientes políticos, dice, “la familia de mi esposo hace pequeños regalos, como mermelada casera o (cosas) por el estilo. Está bien para otras ocasiones, pero ¿para Navidad? ¡Vamos! Y son muy aburridos con sus decoraciones”.
Después de casarse, compró todo tipo de cosas para decorar, que su esposo consideró imprácticas. Dice que esta convencida de que (su esposo) secretamente empieza a adorarlas, y se mantiene firme en su campaña por la alegría de la temporada, y “compré boletos para los espectáculos navideños y escucho sin parar música navideña en el auto, eso lo vuelve loco, pero, ¡no me importa!”.
¿Pero realmente debe ser una lucha?
Tom Kersting, terapeuta matrimonial y familiar que es coanfitrión del programa Monster In-Laws de A&E, aconseja precaución. “Ningún lado debe ‘ganar’. Lo que las parejas deben evitar es intentar forzar a su compañero a su forma de pensar. Nunca funciona y nunca lo hará. La aceptación es el término clave aquí, aceptar que la familia y las tradiciones de tu pareja son diferentes a las tuyas, y que están bien”.
Fran Walfish, psicoterapeuta y autora de The Self-Aware Parent (El padre consciente), observa la raíz del problema, de donde la renuencia para celebrar las fiestas probablemente surgió. A menudo hay factores más profundos, de acuerdo con Walfish, quien aconseja, “cada uno de nosotros tiene asuntos sin resolver con nuestros padres y parientes. Por lo tanto, si la madre de alguien critica abiertamente, esa persona tal vez no quiera someterse a él o a su pareja a comentarios hirientes, especialmente cuando celebran la Navidad”.
Y está bien alejarse un año, dice Kersting, siempre y cuando lo expreses de una manera firme y sin herir. “'Mamá y papá, (el nombre de la pareja) y yo descasaremos este año de las festividades. Sé que probablemente no lo entiendan, pero no tiene nada que ver con ustedes. Esta es nuestra decisión como pareja y nuestra relación está primero'. Cualquiera que sea su respuesta, buena o mala, ahora es su problema”.
Walfish está de acuerdo con este enfoque pero tiene un consejo. “Sin importar las vueltas que tenga tu explicación, algunos padres pueden reaccionar culpando a alguien, peleando o rompiendo en llanto.¿Cómo te hace sentir eso? Necesitas entender los sentimientos y conductas que provocas”.
Es en estos momentos cuando una pareja puede surgir como un héroe de la Navidad, salvar el día, e incluso ayudar a sanar heridas del pasado. Este es el arte del equilibrio.
Walfish dice que “el requisito previo para el acoplamiento de una pareja para empezar tu propia familia es establecer una separación razonable de tus propios padres. Defino separación razonable como la libertad de preocuparte por lo que tus padres piensan de ti, si tienes tus propias ideas, opiniones y creencias. Recuerda cuando formas una pareja, estableces las bases de tu nueva familia. Esta es tu oportunidad para crear nuevos rituales mientras mantienes las tradiciones que adoras”.
La mezcla de tradiciones requiere de un poco de dar y de recibir, dice Kersting. “La persona que no es muy entusiasta con la temporada festiva debe trabajar para ser más abierto y menos obstinado por la salud de la relación. (…) Si se opone a estar con gente que es entusiasta porque es una aburrida aguafiestas, tal vez deba trabajar para encontrar la alegría en general. La pareja tiene todo el derecho para mezclar las tradiciones de Navidad, asegurarse de que el evento no se inclina demasiado para un lado, demasiado unilateral. Si los dos están seguros que hicieron esto, entonces hiciste tú parte”.
Kaz Phillip Safer, directora de videos, descubrió durante su primer año de matrimonio que su esposo, Dan, un coreógrafo, no estaba acostumbrado a las entusiastas celebraciones de Navidad con las que ella creció y parecía que lo hacía para complacerla. Descubrió una solución que pensó que su creativa, y de otra forma social pareja no podría resistir, y lo hizo.
Ahora una o dos noches antes de Navidad, la pareja se reúne con sus amigos en un bar del barrio, les piden que se vistan como personajes de un nacimiento. Entre el ganado y los vestidos de los reyes magos, se complace al lado creativo de Dan, Kaz acude a todos los villancicos y jolgorios que quiere y los dos pasan juntos la temporada alegre y brillante.
Sin importar el compromiso que crees que alcanzaste, Kersting dice que es importante mantener abierta la línea de comunicación. “Si eres la parte más entusiasta y tu pareja no, simplemente pregúntale si eres demasiado exagerado. Si eres demasiado exagerado, entonces toca la música navideña en tu automóvil en el camino al trabajo o en tu iPod”.
Walfish está de acuerdo. "Crea un sistema de control para cada uno. Pregúntale a tu pareja cómo se siente. Después comparte tus propios sentimientos. Debes estar consciente de tu entusiasmo. ¿Eres demasiado ruidoso, demasiado rápido o enfocado de tal manera que pueda abrumar a tu pareja que es menos entusiasta? Echa un vistazo directo y honesto en tu interior. ¿Hay características en tu personalidad que pueden moderarse para encontrase a medio camino del de tu pareja?"
Continúa, “disfruta de las fiestas profunda y completamente, pero no alejes a tú pareja. (…) crea un diálogo interno que diga algo como esto. ¿Qué impresión doy?, ¿cómo reacciona mi pareja?, ¿puedo disminuir sin comprometer mi necesidad de celebrar? Si tu pareja lleva una actitud negativa de aguafiestas a las festividades, entonces necesitas hablar de eso con él. Las relaciones saludables incluyen la discusión sobre cualquier cosa. Hablar es el pegamento que mantiene juntas las relaciones”.
Y si todo lo demás falla, recuerda —tan sólo es un día (u ocho) al año— y una relación es de 365 días. Mantén una mente abierta y una mirada puesta en el equilibrio y la presencia de tu pareja será un regalo, mucho después de que el muérdago regrese a al estante.