Para cuidar tu piel, revisa que no estés usando cosméticos inservibles
Algunas mujeres lo saben y muchas otras no: los productos de belleza, al igual que la comida y las medicinas, caducan.
España fue el país pionero en establecer las normas de calidad y la fecha de caducidad de los cosméticos. El decreto 2131/2004, creado el 29 de octubre de 2004, tuvo la finalidad de que estos productos indicaran el plazo, una vez abiertos, durante el cual pueden seguirse utilizando sin ningún riesgo; además, creó un símbolo que identifica dicha información, aseguran Rodrigo Gutiérrez y Sandra Hernández Zárate, dermatólogos expertos de la clínica Pielclinic
También hay casos en los que los productos deben señalar la fecha de caducidad mínima con la mención “Utilícese antes de”, o se indica la fecha en la que fue etiquetado. La normativa en vigor obliga a indicar la fecha de caducidad en los cosméticos cuya vida es inferior a los 30 meses. Si la formulación es más estable y dura más tiempo, la etiqueta también incluye el plazo en el que se puede utilizar sin riesgo.
El hecho de que muchos cosméticos no contengan esta información se debe a que duran más de 30 meses. En caso de encontrar algún producto de este tipo lo que recomiendan los dermatólogos es consultar a un especialista.
Juego de palabras
Un cosmético es cualquier sustancia destinada a tener contacto con diferentes zonas del cuerpo. Tienen el fin de limpiar, perfumar, modificar el aspecto, proteger, corregir y mantener en buen estado dicha área. Por este motivo, los desodorantes, el shampoo y las cremas también entran dentro de esta categoría.
La autoridad gubernamental mexicana que tiene la responsabilidad de regularlos es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).
Identifica el logo y la fecha de expiración
En todos tus productos de belleza debe identificarse el logo de un tarro con una tapa. En el interior hay un número seguido de la letra M. Esto corresponde al número de meses que el producto estará en buen estado una vez que haya sido abierto.
En el momento de abrir un cosmético, por ejemplo una crema, entra en contacto con el medio ambiente. Como sus componentes son susceptibles a la degradación, pueden perder sus propiedades o sufrir contaminación microbiológica que puede resultar dañina para la piel.
También hay productos que, independientemente de la fecha en la que se abra el producto, expiran. Algunos tienen datos como este: EXP 02/2013, lo que significa que debe utilizarse antes de febrero de 2013.
Los dermatólogos aseguran que usar un producto deteriorado puede producir irritaciones o reacciones graves, las cuales dependen de cada persona y no son las mismas para todos. Además de tomar en cuenta la fecha de caducidad, hay que mantener la alerta: Por ejemplo, si un rímel empieza a oler raro o cambia de color, hay que deshacerse de él.
Por muy caros que hayan sido o aunque sean un regalo con buenos recuerdos, es mucho peor la reacción que puede causar aplicarse algo en mal estado.
Además, el gasto para curar una de estas reacciones en la piel o en los ojos puede ser mucho mayor que comprar cosméticos nuevos, por eso los dermatólogos recomiendan no aferrarse a ellos.
Según Sara Valdés, docente e investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Cuatitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, las fechas de caducidad se calculan mediante estudios sobre vida del producto en el anaquel. Se pone a prueba a las sustancias en diferentes condiciones, por ejemplo se desafía a un producto que tiene una base lipídica sobre una acuosa con luz, oxígeno y temperatura para ver cómo se comporta.
El lugar ideal
Guardar maquillaje en el coche es una mala idea: el calor del sol y la luz los puede echar a perder antes de tiempo, por lo que es recomendable alejarlos del calor. Además, cada vez que se usan deben guardarse, retirar cualquier tipo de residuo que haya quedado en ellos y cerrarlos muy bien.
Las brochas que sirven para maquillar deben estar muy limpias y es necesario enjuagarlas muy bien. Para secarlas deben ponerse sobre una toalla limpia en un área seca. Este proceso debe hacerse de manera constante cada que se usan las brochas ya que en algunas condiciones los elementos grasos pueden favorecer la proliferación de bacterias, dice el maquillista Aléx Méndez.
Las de las sombras y el blush hay que limpiarlas al menos una vez a la semana, porque pueden llegar a almacenar mucho polvo y causar irritación y picor en la piel. Para guardar las brochas es recomendable usar un estuche de tela o un portabrocha con tapa, asegura Méndez.
Finalmente, un consejo: cuando se tienen presentaciones grandes de maquillaje se deben usar hasta agotar el producto y no es recomendable abrir otra antes de acabar con la primera, ya que si tienes dos botellas gigantes de shampoo en uso, lo más probable es que alguna de las dos se descomponga.